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Estamos mejor sin el sionismo blando de Uri Avnery

Written by Debate Plural

Haidar Eid (Rebelion, 30-8-18)

 

Avnery se opuso vehementemente a la idea de un estado laico y democrático para todos sus ciudadanos en la Palestina histórica

Uri Avnery, fundador del movimiento pacifista Gush Shalom, murió la semana anterior a los 94 años.

Avnery , un judío Ashkenazi blanco y exmiembro de la banda sionista Irgún que participó en la Nakba, la limpieza étnica de Palestina, se opuso a la ocupación de Cisjordania y Gaza pero nunca se arrepintió del pecado original: el gran robo de Palestina en 1948.

Para él, un sionista comprometido hasta el último momento, la ocupación de 1967 fue la fuente del «conflicto israelí-palestino».

Ignorar el llamado del BDS

Estoy interesado en su posición sobre dos cuestiones importantes: el derecho palestino de retorno y el llamado a BDS (boicot, desinversión y sanciones) contra Israel hasta que cumpla con el derecho internacional.

Su posición representa la de la llamada «izquierda» israelí, es decir, el sionismo blando. Si bien hay algunos valientes israelíes que apoyan los derechos básicos de los palestinos y prestan atención a nuestra llamada de boicot, Avnery se opuso a ello totalmente. Estaba preparado solo para considerar la idea de boicotear los productos de las colonias y otras formas de resistencia popular «controlada» contra la ocupación.

Avnery pertenecía a un grupo de israelíes que tienen como objetivo establecer sus propios y restrictivos parámetros para la lucha palestina y la campaña de BDS, o para calificar su apoyo para servir a sus agendas políticas. Dentro de este contexto, es de suma importancia distinguir entre las diferentes variantes de dicho soporte, particularmente con respecto a BDS.

Avnery evitó cuidadosamente el marco político establecido por la sociedad civil palestina para apoyar al BDS como una estrategia para terminar solo con la ocupación militar de 1967 de Cisjordania y Gaza. Cuando empleó el término colonialismo, limitó su aplicación al territorio palestino ocupado en 1967, no a la Palestina histórica, que ahora engloba el Estado de Israel.

Saltarse el derecho de retorno

El peligro de esta formulación es que deja de lado el tema del derecho al retorno de millones de refugiados palestinos, así como el sistema legalizado e institucionalizado -y ahora constitucionalizado- de racismo y discriminación contra ciudadanos palestinos de Israel.

Por lo tanto, no solo no se adhiere al enfoque integral del BDS basado en los derechos lanzado en el año 2005 por los movimientos populares palestinos, sino que también ignora los derechos sancionados por las Naciones Unidas de la gran mayoría de los pueblos originarios de Palestina.

El llamado palestino por el BDS aboga por medidas punitivas no violentas hasta que Israel cumpla con su obligación de reconocer el derecho inalienable de los palestinos a la autodeterminación y cumpla plenamente con el derecho internacional al poner fin a su ocupación y colonización de todas las tierras árabes y desmantelar el muro de separación. Esto implicaría reconocer la plena igualdad de los ciudadanos árabes de Israel y proteger el derecho de los refugiados palestinos a regresar a sus hogares, como estipula la Resolución 194 de la ONU.

Avnery se negó a aceptar esta definición de BDS, a pesar del hecho de que los palestinos tienen el derecho de establecer los parámetros y permanecer en la vanguardia del movimiento como su marco de referencia legítimo. Esto fue un reflejo de algunos intentos israelíes para restringir el alcance de la lucha palestina por la libertad, la igualdad y la justicia, la bien conocida inclinación «izquierda sionista» israelí de definir los términos de la lucha y autorizar acciones de solidaridad apropiadas para poner fin a la opresión de Israel sobre el pueblo palestino como lo definen, independientemente de las necesidades de los palestinos colonizados.

Desafiando el racismo de Israel

Avnery, al igual que otros sionistas blandos, tomó medidas audaces para «salvar a Israel de sí mismo» y garantizarle un lugar en el mundo árabe, sin desmantelar su sistema de apartheid y colonialismo.

Yo, como muchos otros palestinos, cuestiono la sinceridad de aquellos israelíes que nunca desafían el carácter racista de Israel, y mucho menos el gran crimen que cometió contra nuestro pueblo en 1948. Los israelíes con los que contamos son los que hacen caso de nuestro llamado a BDS y reconocen nuestros derechos sancionados internacionalmente, incluido el derecho de retorno. Avnery no era uno de ellos.

Al contrario, estaba comprometido con el proyecto sionista en Palestina mediante su defensa tanto de la solución racista de dos estados como de la mayoría judía en el 78 % de la Palestina histórica. Se opuso con vehemencia a la idea de un estado laico y democrático en la Palestina histórica, uno para todos sus ciudadanos, independientemente de su religión, raza o sexo.

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