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Argentina. Ajuste, militarización y alineamiento con EEUU

Written by Debate Plural

Silvina Romano, Tamara Lajtman y Aníbal García (Kaosenlared, 2-8-18)

 

Desde su llegada a la Presidencia argentina, Mauricio Macri ha impulsado un viraje del país hacia el neoliberalismo puro y duro: medidas de ajuste y austeridad que están teniendo fuerte impacto negativo en la vida cotidiana de la clase media y clases populares. Este giro ha sido acompañado por una serie de lineamientos orientados a “garantizar la seguridad”, que se traducen en un aumento de la presencia de las fuerzas policiales en las calles y en un cambio en el rol de las fuerzas armadas, con un papel activo en la “seguridad interna”.

Todos estos aspectos marcan un quiebre respecto de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, caracterizados por una política de Derechos Humanos sumamente crítica respecto del rol jugado por las FF.AA. en la seguridad interna durante los gobiernos cívico-militares. A su vez, ello se tradujo en un apuntalamiento de la noción de “defensa” frente a la de “seguridad” y por ello entró en tensión con algunos parámetros de la guerra contra las drogas impulsada desde EEUU.

El actual Gobierno no sólo está predispuesto a propiciar la militarización de la seguridad adscribiendo a los lineamientos de la guerra antinarcóticos, con las consecuencias que esto puede tener considerando el saldo que esta guerra está dejando en Colombia, México y América Central. El alineamiento con EEUU en materia de seguridad permite visualizar la injerencia en asuntos internos, como la agenda de seguridad, que es otra de las dimensiones que ha quedado a disposición de intereses de las grandes corporaciones, instituciones internacionales y gobiernos de países centrales. La geopolítica y las necesidades de “seguridad” vienen asociadas a intereses geoeconómicos, léase: recursos estratégicos (hidrocarburos) e inversiones en determinados sectores, incluido el negocio de la seguridad (venta de armas, software, cursos de entrenamiento, asesoramiento, etc.).

EEUU y el negocio de la seguridad

En el marco de esta decisión de otorgar un rol más protagónico a las FF.AA. en la seguridad interna, llegaron en julio a la Argentina la mitad de los doce aviones Beenchcraft T-6C Texan II que compró el Gobierno de Macri a EEUU. Se afirma que con la llegada de estos aviones, los Embraer EMB-312 Tucano que eran utilizados para entrenamiento, serían enviados al norte del país para formar a efectivos en tareas de vigilancia y control aeroespacial en las fronteras con Paraguay y Bolivia. Estas acciones pueden ser justificadas en el marco de la guerra antinarcóticos, pero contribuyen a la militarización de la frontera con países de donde proviene la migración concebida como “indeseada” por la gestión del PRO, si consideramos las medidas implementadas por el actual Gobierno para controlar la migración limítrofe.

En nota del Departamento de Defensa de EEUU (2016) que autorizaba la venta de los aviones se plantea que el Ejército argentino se embarcó en un ambicioso camino hacia la modernización de su material militar, y que esta transacción contribuirá a la política exterior y la seguridad nacional de EEUU, al mejorar la seguridad de un “importante aliado no perteneciente a la OTAN”.

La compra de armas a EEUU y el alineamiento sin tensiones a su política de seguridad hemisférica se hizo visible desde los primeros días del Gobierno de Macri y durante las visitas del ex-presidente Obama y del vicepresidente Kerry (2016), cuando se firmaron una serie de acuerdos de cooperación que incluyeron temas como: apertura comercial, intercambios educativos, sector energético, asistencia en la Triple Frontera, coordinación de misiones militares en África, creación de Centros de Fusión de Inteligencia, cooperación entre fuerzas de seguridad, la lucha contra el narcotráfico y terrorismo, entre otros.

El Comando Sur celebra este acercamiento: “la relación entre EEUU y Argentina dio un importante paso adelante cuando el recién elegido Presidente argentino, Mauricio Macri, solicitó la inclusión de Argentina en el Programa de Asociación del Estado [de la Guardia Nacional] a principios de 2016”. Desde entonces, la Guardia Nacional de Georgia ha impartido cursos de entrenamiento a fuerzas de seguridad argentinas.

Luego de este anuncio de asociación, se establecieron compromisos para misiones médicas entre la Fuerza Aérea de EEUU y la Fuerza Aérea de Argentina. En evento con sede en el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial de Argentina, en septiembre de 2016, se realizaron reuniones sobre ayuda humanitaria y respuesta a desastres, evacuación aeromédica y otros temas. También entre el 12 y 14 de marzo de este año se realizaron en Puerto Belgrano las Maritime Staff Talks (MST). El evento anual de la VI Flota del Comando Sur tuvo sede por primera vez en Argentina desde 2008.

Un importante think tank estadounidense en temas de seguridad y defensa destaca que en el primer año del Gobierno Macri, el gasto militar anual de Argentina aumentó del 0,86% del PIB en 2015 al 0,96% en 2016. Ese aumento modesto, de 6.200 millones de dólares, ubica al país al lado de Colombia, como los únicos de la región que aumentaron este gasto. El informe sugiere que “hay razones para creer que Argentina podría continuar invirtiendo en sus FF.AA.”. También se destaca que la cuestión del gasto militar argentino implica más que consideraciones domésticas: “Si el señor Macri reconstruye las Fuerzas Armadas, adquirirá una herramienta adicional para promover la reintegración del país en la comunidad internacional y para demostrar la utilidad de la Argentina como aliada de la Casa Blanca”.

En 2017 el gobierno de Macri solicitó a EEUU unos 10 helicópteros Chinook, utilizados en la guerra de las Malvinas, 16 Black Hawk UH60 y 26 helicópteros Bell412. Los tanques pedidos: 182 tanquetas tipo M1128, M1130, M1132 y M1139 como los utilizados por las FF.AA. estadounidenses en Israel. Y, por último, la demanda de lanzamisiles Javelin para derribar tanques y avionetas.

Además de los cursos de entrenamiento a fuerzas militares por parte de la Guardia Nacional de Georgia, se suman el acuerdo con la DEA para instalar una Fuerza de Tarea en Misiones, y el acuerdo para crear un Centro de Inteligencia Regional en Ushuaia. La instalación de la base en Misiones pretende controlar la Triple frontera (Argentina, Brasil y Paraguay) en donde se encuentra la tercera reserva de agua dulce más grande del mundo, el Acuífero Guaraní. Y la de Ushuaia tiene en miras el agua congelada de la Antártida, otra de las reservas más grandes del mundo. Por último, se suma la base de “asistencia humanitaria” en Neuquén, en donde se encuentra el yacimiento argentino más grande de gas shale, Vaca Muerta, donde ya trabajan empresas como Exxon y Chevron. La explotación de Vaca Muerta podría reconfigurar la geografía del gas en América del Sur en detrimento de Bolivia, que en los últimos años ha surtido de gas a Argentina y Brasil.

Las empresas estadounidenses, los recursos estratégicos… y más allá

Pero no se trata únicamente de negocios vinculados a la seguridad. La lista de empresas estadounidenses con negocios en la Argentina es bien larga. Un indicador de ello son los CEOs que asistieron a la celebración del día de la independencia estadounidense a la Embajada (además de los numerosos funcionarios del Gobierno actual que también celebraron la “independencia” de EEUU, acto que da cuenta de la dependencia argentina): Alejandro Díaz, de Ancham; Pablo Cattoni de Dow; Eleonora Rabinovich, de Google; Cristoff Poppe, de United Airlines; Dante Ramos, de Chevron; Martin Kaindl, de Instituto Argentino del Gas y Petróleo; Mauro Williams, de Mars; Guillermo Lockhart de Iron Mountain; Francisco do Pico, del grupo Peñaflor; Esteban Bicarelli, de la Fundación Universitaria Río de la Plata; Eduardo Pelazza, de Jacobs; y Esteban Agost Carreño, de Cadibsa.

Un informe de la CEPAL, menciona que la IED en Argentina creció 253% en 2017, respecto al año anterior, llegando a 11.517 millones de dólares -inversión que, en el marco de una feroz desregulación, en lugar de crecimiento impulsó la salida de capital especulativo, dejando la economía argentina con alta inflación y en recesión, profundizando la concentración de la riqueza y dinamizando pocos sectores, entre ellos el energético.

En 2017 tres empresas controlaron el 72% de las inversiones del país en el petróleo: YPF, Pan American Energy y Total Austral. Le sigue en inversiones Exxon Mobil que tiene presencia en Vaca Muerta. Shell también anunció que incrementará sus inversiones para 2019 hasta por 300 millones de dólares tan solo en los pozos que tiene en Vaca Muerta, convirtiendo así a este yacimiento en el más importante para la Argentina.

La influencia estadounidense se percibe más allá de los negocios, o más bien, los negocios se extienden más allá del mercado, atravesando varios ámbitos de la política nacional. Asistieron al evento por la independencia de EEUU, la jueza de la Corte Helena Highton de Nolasco, los jueces Rodolfo Canicoba Corral, Sebastián Casanello, Julián Ercolini y Claudio Bonadio y el fiscal Carlos Stornelli, entre otros. Personalidades como Casanello o Bonadio son protagonistas de la persecución judicial de funcionarios del Gobierno anterior, particularmente de Cristina Fernández de Kirchner. Esto, en un contexto nacional y regional marcado por un creciente proceso de judicialización de la política tributario de las reformas judiciales, asesorías y cursos de capacitación para la “modernización” de los aparatos judiciales de América Latina impulsados por diversos agentes del Gobierno estadounidense, como la USAID o el Departamento de Justicia de EEUU.

Conclusión

La militarización de la seguridad interna es acompañante obligado del viraje hacia el neoliberalismo y el malestar social consecuente -que se traduce en las manifestaciones, paros, etc.- que el Gobierno debe reprimir, acallar o contener, manteniendo una estabilidad (aunque sea mínima) para el bienestar de los negocios. Además de los datos expuestos más arriba, considérese que en el mes de julio 2018, Macri aumentó un 20% el salario de personal de las FF.AA., dejando en claro quiénes son los guardianes del “cambio”. Por otra parte, esta tendencia, inscrita en los lineamientos para la seguridad impulsados desde EEUU, facilita la estandarización de los “problemas de seguridad” (y las soluciones) requisito fundamental para lograr una “agenda de seguridad consensuada” a nivel hemisférico que sume clientes para el complejo industrial militar, particularmente el estadounidense.

En estas nuevas “relaciones carnales” con EEUU, será importante seguir la instalación de las bases militares que intentarán desplegar un mayor control directo en territorios ricos en recursos energéticos, minerales y sobre el acuífero Guaraní. De continuar la tendencia de explotación en Vaca Muerta, y el incremento en la producción de gas en Argentina, podrían generarse cambios significativos en el mapa energético de América del Sur.

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