Narciso Isa Conde (El Nacional, 29-7-18)
El 17 de marzo de 2014 fue develada a la opinión pública brasileña y mundial la investigación sobre la llamada “Operación Lava Jato”, diez mil millones de reales en lavado de activos.
El Presidente Ejecutivo de esa corporación, Marcelo Odebrecht, fue posteriormente condenado, en marzo de 2016, a 19 años y cuatro meses de prisión, por haber pagado millones de dólares en sobornos a funcionarios de Petrobras para obtener contratos sobrevaluados a beneficio de grandes empresas constructoras, políticos variopintos y altos funcionarios del Estado.
Entonces pudo detectarse que las sobre-ganancias, productos de esas sobre-valuaciones, fueron “lavadas” invirtiendo en negocios como gasolineras, lavanderías, lavaderos de carros, restaurantes y hoteles; y a la vez se transfiriendo grandes sumas de dinero al extranjero, a través de numerosas “empresas de carpeta” y centenares de cuentas bancarias que despachaban millones de dólares a Suiza, Panamá, República Dominicana, China y Hong Kong.
Esta asociación de malhechores, operó por años en Brasil con mucha protección oficial, generando recursos ilícitos superiores a los US$2,000 millones sólo en dicho país.
Ese fabuloso negocio llevó a los jefes políticos y económicos de ese entramado a exportar ese modelo de negocios y ese modo operandi a otras jurisdicciones de ultramar.
En ese tenor el Partido de los Trabajadores-PT, liderado por Lula, haciendo provecho de sus relaciones internacionales y específicamente de su prestigio e influencia en el Foro de Sao Paulo, contactó candidatos presidenciales afines a dicho partido en Angola, Venezuela, Panamá, Perú, Colombia, Argentina y República Dominicana.
En casos como la candidatura de Danilo Medina, Odebrecht y el gobierno brasileño -además de “aportes” a campaña electorales, como hizo antes con Leonel- les aportó los servicios directo de sus equipos de asesores políticos y publicistas liderados por JOAO SANTANA , duchos en fabricar presidentes y en asesoría de imágenes.
La conexión dominicana se inició a nivel de contrataciones en el 2002, ya instalado el Gobierno de Hipólito Mejía-PRD, y adquirió un gran volumen a nivel de cúpula estatal y partidista, incluida la ayuda electoral, durante las gestiones gubernamentales de Leonel Fernández a partir del 2008; relación privilegiada transferida en el 2011 a Danilo Medina una vez seleccionado como candidato presidencial y nuevo jefe del PLD, y sostenida y fortalecida luego de su elección en el 2012 y más aun después de su reelección en el 2016.
En fin, esos vínculos políticos fueron empleados para sustentar de manera ilegal campañas electorales y candidaturas presidenciales, y de esa manera garantizar el compromiso del candidato presidencial y sus funcionarios para la realización de mega-proyectos y transacciones comerciales a cargo de las corporaciones brasileñas, siempre a precios altamente sobrevaluados como se ha comprobado. Ay! Punta Catalina.
