Nacriso Isa Conde (El Nacional, 22-7-18)
La corrupción ha seguido su agitado y accidentado curso, creciendo en volumen y en descaro cada día, cada semana, cada mes…
Bandas mafiosas, estatales y privadas, operan dentro un sistema de corrupción e impunidad dirigido desde el Palacio Nacional y con asiento en Ministerios, Policía, DNCD, DNI, entidades “autónomas del Estado”, Congreso, Cámara de Cuentas, Ministerio Publico, Poder Judicial, JCE, TSE…
Políticos corruptos se convierten al vapor en empresarios privados y grandes empresarios privados financian la política electoral para pervertirla, condicionarla, recuperar lo invertido y muchísimo más.
Los procesos abiertos en tribunales se transforman rápidamente en farsas judiciales y repudiables simulaciones; porque el sistema le garantiza impunidad a los delincuentes acusados.
Funcionarios y empresarios delincuentes (civiles y militares), siempre se salen con las suyas porque son ley, batuta y Constitución. Los ladrones son a la vez quienes investigan, fiscalizan y dictan sentencias: dueños del bate y pelota y “ampalla”.
Ese poder putrefacto provoca millones de males cuando en materia de derechos humanos y sociales de la población dominicana: alimentación, viviendas, educación, salud, seguridad social, medio ambiente, fuentes de agua, fenómenos naturales, comunicación, migración, seguridad, transporte, deportes, pensiones, arte, cultura, diversión, violencia, delincuencia… derechos de la mujer, juventud, niñez, policías y militares de base. Los negocios ilícitos de los jefes y jorocones del sistema deterioran y prostituyen todo.
Estamos entre los peores países del mundo en cuanto a la negación de derechos fundamentales al pueblo llano, mientras minorías enriquecidas nos ofenden con su descarada opulencia y continuos atracos.
Hay, por tanto, millones de razones para volver a tomar las calles en dimensión y volumen mayor, ahora para CONDENAR Y REPUDIAR en grande: al Presidente Danilo Medina (jefe de turno del sistema), a su Procurador, sus tribunales mirados, (SCJ incluida), su Consejo de la Magistratura, su Congreso, su Cámara de Cuentas, sus jefes policiales y militares, y empresarios delincuentes preferidos.
Hay que demostrar el domingo 12 de agosto que un millones de dominicanos/as estamos decididos/a a barrer con este sistema perverso y con sus beneficiarios impunes; expresándonos por “baisa” en calles, plazas, caminos, barrios, campos, hogares, universidades, centro escolares y de trabajo, redes sociales, medios de comunicación…
Y esa determinación precisa comprender la importancia de exigir en las calles el desplazamiento del Presidente Medina y su gobierno mafioso junto al despliegue de un PROCESO CONSTITUYENTE generador de una nueva República Dominicana, todavía pendiente de consensuar por los diversos componentes del pueblo en lucha.