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Lo que dejó la visita de Pompeo

Written by Debate Plural

Tamara Lajtman y Aníbal García (Celag, 18-7-18)

 

El equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se reunió esta semana con altos mandos de EE.UU. encabezados por Mike Pompeo, para abordar temas sobre seguridad, migración y comercio. La comitiva estadounidense también se reunió con Peña Nieto y Luis Videgaray, actual secretario de Relaciones Exteriores de México. Para el Gobierno de EE.UU., AMLO es sujeto de investigación: en las últimas semanas trascendió que, desde el año 2006, su nombre aparece en 181 cables de la Inteligencia y 4.658 correos internos de la agencia de Inteligencia Stratford,[1] el pedido de investigación se extendió a otros miembros de la izquierda mexicana, como indican cables filtrados por Wikileaks.[2]

Reunión con AMLO

La delegación estadounidense, encabezada por Pompeo, incluyó a Kirstjen Nielsen (secretaria de Seguridad Nacional), Steven Mnuchin (secretario del Tesoro) y Jared Kushner (asesor principal y yerno de Trump). La composición del grupo refleja los principales problemas que afectan las relaciones entre México y EE.UU.: la cuestión migratoria y de seguridad, y las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Según informó un portavoz del Departamento de Estado el día anterior al viaje a México, el “esfuerzo para combatir las organizaciones criminales transnacionales en México está directamente relacionado con nuestra preocupación por la crisis de opioides en nuestro país y el flujo de drogas a través de nuestra frontera. Por lo tanto, queremos continuar trabajando estrechamente con el Gobierno saliente mexicano en esos esfuerzos y esperamos hablar sobre ese tema con el presidente electo mexicano”.[3]

De acuerdo con Marcelo Ebrard, quien será el secretario de Relaciones Exteriores del nuevo Gobierno, el ambiente de la reunión le transmitió “un optimismo razonable de que México va a encontrar bases de entendimiento” para mejorar la relación bilateral. En conferencia de prensa, Ebrard afirmó que el documento entregado por AMLO a la delegación estadounidense consta de bases de entendimiento sobre temas centrales:[4]

  • Comercio y renegociación TLCAN,
  • Perspectiva de desarrollo para los próximos años de cara a evitar migración por pobreza o inseguridad,
  • Inclusión de los países de Centroamérica en un esfuerzo relevante de desarrollo,
  • Previsión de un dialogo fructífero en el futuro en materia de seguridad, considerando que México realizará cambios importantes en su estrategia de seguridad

Comercio y desarrollo

Uno de los principales aspectos de la relación entre México y EE.UU. es el comercio, sobre todo el TLCAN, que representa 1.3 mil millones de dólares de comercio trilateral al año.[5] México tiene una fuerte dependencia con EE.UU., país con el que realiza más del 60% de su comercio total. El TLCAN lleva ya siete reuniones y se ha avanzado en varios temas, pero en la última ronda de negociaciones no prosperaron acuerdos en el sector automotriz, pues desde EE.UU. se exige mejorar los salarios en México y una mayor participación de manufactura estadounidense –alrededor del 40%–.

El equipo de AMLO apunta a que se generen escenarios favorables para el desarrollo en México y Centroamérica en el marco de las condiciones propuestas por México. Por ello, en la próxima administración se impulsarán algunas iniciativas en diferentes estados del país, sobre todo en el Sur. Destacan por ejemplo, la creación del tren de la Ruta Maya[6] y también la siembra de árboles -México es el tercer país más deforestado-,[7] el desarrollo de empresas en el Norte, fortalecimiento de Ciencia y Tecnología, entre otras. López Obrador ha declarado en varias ocasiones que tiene el interés de fomentar el desarrollo y cooperación con América Latina, incluyendo el tema migratorio, la defensa de los derechos humanos y mejores salarios para la clase trabajadora.[8]

Seguridad y migración

La relación militar entre EE.UU. y México se ha mantenido sólida, pese a las tensiones por las amenazas de colapso del TLCAN o de la construcción/ampliación del muro fronterizo. Esto se debe, probablemente, a que la política fronteriza mexicana devino en moneda de cambio para las negociaciones con EE.UU. considerando, por ejemplo, que el Gobierno de Trump ha amenazado con “atar” el control de la migración centroamericana y la disuasión del tráfico de drogas a una renegociación “favorable” del TLCAN (es decir, a favor de las condiciones planteadas por el Gobierno estadounidense).[9]

En la última década, México se ha desempeñado como “Estado tapón” contra los migrantes, deportando a más centroamericanos que EE.UU.[10] Las fuerzas armadas mexicanas cumplen un rol fundamental en las iniciativas para controlar los flujos migratorios desde Centroamérica. Esta función preponderante del componente militar puede verse en la gestión del Programa Frontera Sur, lanzado en 2014 como parte del programa para crear la Frontera del Siglo XXI del Homeland Security, que incluye la frontera sur de México. Según la Secretaría de Gobierno, el presupuesto de coordinación civil del plan ha sido reducido drásticamente: pasó de los 3,1 millones de dólares en 2015 a 1,6 millones de dólares (30 millones de pesos) en 2016.[11]

Un reciente informe sobre cooperación militar entre EE.UU. y México, publicado por un importante think tankque se dedica a temas de defensa y seguridad, sugiere que todos los desafíos de seguridad que enfrenta México producen impacto directo o indirecto en la seguridad nacional de EE.UU. Por ello, el principal objetivo de las instituciones de defensa estadounidense sería el de mantener y profundizar la relación bilateral a pesar de un posible escenario político adverso.[12]

En el mismo informe se afirma que la cooperación militar entre EE.UU. y México se amplió significativamente durante la administración de Felipe Calderón y se profundizó en la gestión de Peña Nieto. Muestra de ello es el importante incremento de la participación de México en ejercicios multilaterales y bilaterales dirigidos por EE.UU.

Tras el envío de la Guardia Nacional de EE.UU. y una nueva ofensiva de militarización de la frontera con México en el mes de abril, el Senado mexicano solicitó la suspensión temporal de la cooperación con EE.UU. en materia de “lucha contra la delincuencia organizada transnacional, en tanto el presidente Donald Trump no se conduzca con la civilidad y el respeto que el pueblo de México merece”.

No obstante, en ese momento también se llevó a cabo la “Junta de Comandantes Fronterizos México-Estados Unidos de América” en Tucson, Arizona. Esta Junta se celebra una vez al año desde 2015 y tiene el objetivo de fortalecer las relaciones bilaterales militares entre las fuerzas armadas de ambos países, así como fomentar el intercambio de conocimientos e información que permita implementar mecanismos para mejorar la cooperación bilateral y la seguridad en la frontera común.

Durante la campaña presidencial, López Obrador reiteró su disposición de quitar a los militares de las calles y regresarlos a los cuarteles. Además, el equipo de transición de AMLO mencionó que procurarán combatir el narcotráfico, apuntando a una mejor capacitación de cuerpos policiales y atacando los recursos monetarios del narcotráfico. Ello quedó planteado en la reunión con Mike Pompeo, donde se reafirmaron las intenciones de realizar cambios importantes en la estrategia de seguridad mexicana e incluir a los países de Centroamérica en un esfuerzo relevante de desarrollo.

Un indicio del cambio que podría generarse es que, hace unas semanas, AMLO anunció que se cancelará el contrato de compra en el valor de 1.200 millones dólares, de ocho helicópteros MH60R de combate, de la empresa Lockheed Martin, que el actual Gobierno pretendía adquirir de EE.UU.

Perspectivas

Luego de la reunión de mandatarios estadounidenses con el equipo de transición del nuevo presidente mexicano, parecen abrirse perspectivas de cambios sustantivos en materia de seguridad, lo que provocaría modificaciones importantes no sólo en la política anti-narcóticos y el rol de las fuerzas armadas, sino una reconfiguración del modo en que se aborda el “problema de la migración”. Asimismo, debe resaltarse el giro sustancial planteado por AMLO y su equipo de transición, al afirmar, desde un inicio, la vinculación entre desarrollo y los desafíos en materia de seguridad, invitando a “desmilitarizar” la agenda, inclinándose a favor de la implementación de políticas de desarrollo que reviertan el escenario de miseria y violencia que afecta a más de la mitad de los mexicanos.

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