Cultura Nacionales

Nuestro Papa Musical

Written by Debate Plural

Jose del Castillo (D. Libre, 16-6-18

 

EL CASO MÁS SEÑERO de una big band criolla y su nexo con los medios de comunicación lo ofreció la Súper Orquesta San José, principal agrupación de planta de La Voz Dominicana, radiodifusora desde los 40 que en 1952 sería pionera de la televisión en el país. Celebérrima por las audiciones musicales en vivo, emisiones teatrales diarias, informativos, cuadros de danzas y concursos de nuevos talentos, y por la esperada Semana Aniversario, un desfile deslumbrante de estrellas de relieve internacional. Ramón Antonio Molina Pacheco, un mocano nacido en 1925, figura desde 1942 raigalmente ligado a la historia de esta empresa, como trompetista, director orquestal, compositor y arreglista, con el abreviado artístico de Papa Molina. Homenaje merecido esta semana, la designación con su seña del antiguo Night Club, ahora remodelado como salón de actos.

Fue a partir de la Lira del Yuna dirigida por Rey Fernández, ya con nuevo nombre desde el 43, que la San José se fue moldeando. El cubano Julio Gutiérrez, contratado como director en 1944 y otras veces, hizo sus aportes. Los dominicanos Simó Damirón y Luis Rivera, el panameño Avelino Muñoz, el mexicano Antonio Escobar y el cubano Pepín Ferrer –quien quedaría como pianista– fueron perfilándola. Hasta asumir Papa Molina, quien la había dirigido intermitente, la batuta plena en su época de mayor esplendor, apoyándose en magníficos arreglos de Reyes Alfau, Bienvenido Bustamante y los propios del laborioso director.

Como verdadera big band batuteada por el destacado trompetista Papa Molina, expresó el estilo del swing en merengues, boleros, salves, mangulinas, mambos, beguines y otros géneros, más notorio en los arreglos instrumentales de Reyes Alfau, Bustamante y Papa. Ejecutados en forma más suelta, los merengues de la Súper agregaron la tumbadora cubana a la tambora dominicana en la línea de percusión y el tumbao rítmico característico en el piano. Sus boleros memorables estuvieron marcados por sofisticados arreglos. Actuaba en la programación diaria de la TV, el Radio Teatro al Aire Libre, el Night Club y en la Semana Aniversario acompañaba a las estrellas extranjeras. Antes, realizó rondas con artistas nacionales y extranjeros por los principales teatros.

Desde que la TV llegó con La Voz Dominicana me expuse al sonido único, limpio, perfectamente sincronizado de la orquesta San José. Siendo niño, al llegar del colegio, me situaba frente al televisor, encandilado por esa caja mágica, para admirar la actuación de los músicos y los vocalistas. Al vivir a pocas cuadras de LVD, cuantas veces podía acudía al estudio principal, al Radio Teatro al Aire Libre y ya adolescente al Night Club. En Lo Toma o lo Deja, me expuse ante el jurado encabezado por Contín Aybar y Bruno Pimentel.

Di seguimiento diario a la Semana Aniversario, que coincidía con las vacaciones escolares, desde que se inició la TV. Recuerdo la banda bajo la batuta de Avelino Muñoz y de Papa Molina con sus magníficos solos de trompeta en temas como Evocación, de su autoría. Acompañando a Lope Balaguer, Colás Casimiro, Lupe Serrano, Casandra, Armando Recio, Jerry Pellerano, Guarionex Aquino, Tony Curiel, Napoleón Dhimes, Francis Santana, Elenita Santos, Grecia Aquino, Lucía Félix, Criolla Hidalgo, Fellita Puello Cerón, Luis Vásquez, Alejandro Dandrades. Y por supuesto, a Joseíto Mateo, Milito Pérez, Vinicio Franco y a un joven larguirucho llamado Johnny Ventura.

Como orquesta de gala de la Semana Aniversario, admiré su trabajo con figuras emblemáticas de la canción romántica latinoamericana como Pedro Vargas, Fernando Fernández, Néstor Mesta Chayres, Nicolás Urcelay, Hugo Avendaño, Juan Arvizu, Alfonso Ortiz Tirado, Libertad Lamarque, Toña la Negra, María Luisa Landín, Lucho Gatica, Bobby Capó, Fernando Leyba, Vicentico Valdés, Fernando Álvarez, Daniel Riolobos, Antonio Prieto, Carmela Rey y Rafael Vásquez. Sus excelentes instrumentales se confundían con los de las mejores big bands de la época.

Muchos boleros nuestros los oí por vez primera salidos del repertorio de esta orquesta y los vocalistas de La Voz Dominicana. Entonces no reparaba en sus autores, pero sí en cantantes y temas. Mi GloriaMelancolíaPeregrina sin amorAl retornoParaíso soñadoEgoísmoHiéreme otra vezSantiagoCuando volveré a besarte, los conocí en las voces de Lope, Elenita, Guarionex, Tony, Armando, Vinicio. Mi memoria se ha nutrido en sesiones de audición de discos y grabaciones que no llegaron al acetato en casa de Fabio Herrera Roa. En conversaciones amenas con Papa, Armando Recio, Lope Balaguer, Joseíto, Francis, Solano, Elenita, Criolla Hidalgo, Chiquitín Payán, Luis Kalaff, Bullumba Landestoy y locutores entrañables como Núñez Fernández, Alfonso Martínez, Norma Santana y Felo Haza del Castillo.

Con Marcio Veloz Maggiolo repasamos en la casa-estudio de Max Pou los excelentes registros fotográficos de este artista del lente, pionero de la TV dominicana. Diálogos mágicos en la barbería de Grullón en la Hilario Espertín, verdadero laboratorio de belleza de los artistas. Tantas historias que he escuchado salidas de los labios de sonámbulos que todavía no han podido despertar del maravilloso sueño que fue La Voz Dominicana.

Escuchar el Lp Papa Molina y la Súper Orquesta San José nos traslada al centro de la pista de un baile de gala en el Night Club o nos apoltrona expectante en el estudio principal de La Voz Dominicana, hábitat de este emblema de la edad dorada de la música dominicana. Merengues convertidos en joyas instrumentales antológicas arregladas por Papa –Por ahí María se va y Papá Bocó. Un sabroso Café con leche de Rodríguez Núñez y el inescapable Mis amores (Loreta) de Alberti, vocalizados por Vinicio Franco.

Piezas rítmicas como los mambos El robo del siglo de Héctor de León, el virtuoso Cabeza, y Con él completo de Papa Molina, con fabulosos solos de trompeta y saxo. Una innovadora versión del bolero Quisqueya –canto de amor a esta tierra del maestro borinqueño Rafael Hernández escrito en los 20 en su época del Trío Borinquen- en secuencia de voces de Vinicio Franco, Grecia Aquino y Alejandro Dandrades. Los versos de Evocación fraseados por la Aquino.

Un mosaico instrumental que arranca con Moonlight Serenade, nos sintoniza con Glenn Miller en los días de la Segunda Guerra Mundial, cuando su banda amenizaba los bailes militares. Para seguir con Perfidia y luego Duerme, cuyos versos irresistibles evoco en la voz de Fernando Fernández: “Duerme/duerme mientras yo te arrullaré/con el hechizo de esta canción/que para ti forjé”. Y continúa con Incertidumbre, que también me golpea con su lírica: “Si la vas a juzgar corazón/nunca pienses que ella es mala/si es valiente y te comprende/no la pierdas, corazón”. Para culminar con Nunca, bolero compuesto por Guty Cárdenas en 1927 que a mi madre encantaba y cantaba, ejecutado en tiempo de chachachá con coros: “Yo sé que inútilmente te venero/que inútilmente el corazón te evoca/Pero a pesar de todo yo te quiero/aunque nunca besar pueda tu boca”.

Un afinado Vinicio canta Hiéreme otra vez –rescatado por Maridalia-, bolero que brota como una lágrima larga del diapasón bohemio de Tony Vicioso. Figura mítica de la trova romántica capitalina ida trágicamente en plena juventud, quien al decir de Lacay Polanco “supo cantarle a su pena sin palabras, con su herida de pesares y su cordaje pausado, ebrio de panoramas”.

“Hiéreme otra vez/con tu cruel indiferencia/Vuélveme a decir/que es mentira tu cariño/ Vuélveme a olvidar/me hacen falta tus desdenes/Yo te quiero así/mentirosa de mi amor/ No te importe ya/ que yo sufra por tu ausencia/ ni quieras saber/si me matan los recuerdos/Gózate en herir/a mi corazón/ Qué te importa a ti/todo este dolor/Hazlo de maldad/hiéreme otra vez.”

Dandrades, integrante del trío Los Juglares, canta con voz sentimental Camino de espinas de Bienvenido Brens, un bolero recordado en versión de Felipe Pirela y la Billo’s Caracas: “Siento lástima de ti/tú no eres la de ayer/No, no me lo digas/Sabe Dios si vive en ti/un delirio, una ansiedad/quizás locura/Si una droga o vanidad/hoy te arrastra sin piedad/ por amargura/ Siento lástima de ti/ tú no eres la de ayer/¡oh!, que locura”.

El sello Riney de Puerto Rico produjo el elepé Bailables con la Súper Orquesta San José, enfatizando géneros rítmicos (guaracha, salve, mambo, merengue), fox y blues. Con motivo de la World Fair de Nueva York de 1964, a la que asistí, Montilla lanzó el Lp promocional Santo Domingo Sings, que aparece identificado como Súper Orquesta Santo Domingo, distribuido en el pabellón dominicano. La Aquino hace Nocturnal, bolero de 1937 de Sabre Marroquín y José Mojica, y Quiéreme mucho del maestro Gonzalo Roig, criolla bolero estrenada en 1911. Vinicio canta Faltabas tú, bolero mambo de Chiquitín Payán, y Colás Casimiro Dilema de Lockward. Luna sobre el Jaragua de Alberti nos llega en el gorjeo melancólico de la bella mulata Lucía Félix, con los metales de la orquesta sacando brillo.

En las Noches del Recuerdo en el salón La Fiesta del Hotel Jaragua, los fans de la Súper y del sonido de Papa pudimos acudir años atrás al milagro de devolver las manecillas traviesas del reloj. Confieso la experiencia fue vivificante. Ver al noble maestro con su energía contagiosa de niño alborozado. Y en la pista, los bailadores, brillando ese merengue Por ahí María se va.

¡Gloria a Dios y a nuestro Papa Musical!

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