- Nivel de las relaciones
Es el nivel de las relaciones sociales, en las cuales se pueden incluir las existentes en la escuela, la familia y el trabajo, entre otras. Se estudia el modo en el que las relaciones sociales cercanas aumentan el riesgo de ser víctima o perpetrador de actos de violencia. Como se sabe, un entorno violento hace que la persona sea más propensa a ser violenta. Sin embargo, así como el medio es capaz de volver al individuo en un ser más vio-lento, este mismo medio puede regular su conducta al configurar su comportamiento y sus experiencias. En este punto es importante señalar que si bien el medio influye en las personas, estas a su vez influencian sobre el medio, esto es, lo regulan y contribuyen a la formación del otro, por ello resulta imposible establecer medidas únicamente individuales para frenar la violencia; esto puede lograrse mediante una intervención que tenga en cuenta los otros niveles de actuación de la sociedad.
La relación entre la vinculación al grupo y la práctica agresiva es circular: por un lado, los conflictos intergrupales hacen que sus miembros se sientan más unidos entre sí, mientras que, del otro, la justificación de la violencia de quienes pertenecen al grupo hace que estos se sientan más dependientes emocionalmente de este (Moreno, 2001: 9).
- Nivel comunitario
En cuanto al nivel comunitario, el cual comprende el anterior nivel visto como parte de una red de relaciones, se busca identificar las características de estos ámbitos para conocer si incitan o impiden de algún modo la violencia. Se puede señalar que determinados ámbitos favorecen la violencia más que otros; por ejemplo, el cambio continuo de domicilio, la heterogeneidad de los ingresos, la densidad de población y las comunidades consideradas en alto riesgo están asociados a un tipo de violencia.
El nivel comunitario ha de ser prioritario en la bús-queda de una solución verdadera para la violencia, puesto que representa la unidad de referencia de las relaciones. Los niveles individual y relacional no podrían existir por sí solos pues ambos existen dentro de una comunidad, tal como afirma Perry.
Los seres humanos no evolucionan como individuos sino como comunidades. A pesar de las conceptualizaciones occidentales, la más pequeña unidad biológica funcional de la humanidad no es el individuo es el clan. Ningún individuo, ninguna díada padre/madre, hijo/a, ninguna familia nuclear podría sobrevivir sola. Hemos sobrevivido y evolucionado como clanes interdependientemente social, emocional y biológicamente (1997: 12).
- Nivel social
En este nivel se estudian los factores macro-estructurales que generan un clima de aceptación o rechazo social de la violencia. Al referirse a las condiciones sociales en las cuales se desenvuelve la violencia, se debe tratar necesariamente de la profunda disparidad socioeconómica en el contexto concreto donde se lleva a cabo esa violencia, diferencia que se ha llegado a considerar natural, y a la pobreza y la riqueza como categorías estáticas en la sociedad. Ligada a esta concepción se tiene que hacer referencia a la institucionalización de la violencia, lo cual implica hacerla formal dentro de la estructura social, es decir, establecer la violencia como algo cotidiano, normal, lo que puede llevar a su justificación, la cual está acorde con quienes poseen el poder dentro de un país. Por ende, la violencia aplicada por ellos estará justificada, mientras que la violencia ejercida contra ellos será condenada (Freire, 1972; 2005). Respecto de esta institucionalización, Moreno señala
Quienes defienden una postura sociocultural del origen de la violencia señalan que los comportamientos agresivos se encuentran institucionalizados […] esto significa que están asentados en valores ideológicos que los do-tan de justificación y lógica; que están normativizados, de forma que se pueda saber quién y cómo deben usarlos; y que se concretan en formas de actuación que se imponen a los individuos […] dependiendo del rol que asuman en un determinado momento, se verán impelidos a actuar de forma agresiva, asumiéndola como una posición ajustada a la situación (2001: 8).
- Nivel histórico (cronosistema)
Si bien se ha seguido hasta el momento el modelo asumido por la OMS, se debe señalar que este no considera el momento histórico (cronosistema) en el cual se ejecuta el acto de violencia, consideración que sí es asumida en el modelo original de Bronfrenbrenner (1987). Consideramos que el tiempo específico en el cual se ejecuta un acto de violencia resulta importan-te para su análisis, ya que toma en cuenta también las motivaciones históricas de las personas, los grupos o los colectivos para efectuar actos de violencia.
Como se ve, el modelo ecológico tiene un gran poder explicativo pues permite entender las múltiples causas de la violencia y la interacción de los factores de riesgo que operan desde dentro de las personas, sus relaciones, la comunidad y en los ámbitos social, cultural e histórico. Este modelo no debe entenderse como una suma mecánica de factores sino como una superposición y complementación de estos, que se vinculan para producir la violencia.
Modelo ecológico para comprender la violencia
En cuanto al contexto inmediato, es decir la situación concreta que puede llevar a una persona a utilizar la violencia, se pueden señalar diversos factores desencadenantes y predisponentes: estímulos ambientales (ruido, calor, oscuridad, entre otros), los asocia-dos al consumo de sustancias psicoactivas (alcohol, cocaína, marihuana, etcétera), los eventos adversos (desastres naturales, emergencias complejas), las situaciones frustrantes, y los referidos a la posibilidad de realizar el acto (portar armas, convivencia cotidiana con la violencia). Dentro de ellos resulta importante destacar los siguientes:
- Factores asociados a las situaciones Factores asociados
Estos se refieren a la ira o el resentimiento ocasionados por la frustración de aspiraciones y objetivos concretos. Cobran relevancia los aportes realizados desde el modelo frustración-agresión de Dollard y Miller (1939), quienes señalaron que los actos violentos presentan su origen en las frustraciones; sin embargo, esta relación no siempre se cumple puesto que la violencia tiene sus orígenes en diversas causas. Por ejemplo, algunas posiciones en torno al conflicto en nuestro país podrían señalar como causa la frustración de las personas debido a que no se les toma en cuenta; no obstante, sus raíces van mucho más allá si se consideran aquellas ligadas al contexto mediato.
- Factores asociados a la posibilidad de realizar el acto.
Un arma por sí sola no produce violencia, pero si la persona que la porta se ve predispuesta a hacer uso de ella si la situación lo re-quiere, de tal modo que portar un arma o estar en la disposición hacerle daño a los demás le otorga mayor poder y con ello dominio, la posibilidad de que la persona ejecute el acto violento se hace más probable (Martín-Baró, 2003: 86). En este punto son esenciales los estudios de Milgram (1980) acerca de la «obediencia». Este autor reflexiona sobre hasta dónde somos capaces de obedecer si nos encontramos en una situación en la cual tenemos el poder de hacerle daño a otra persona, lo que muchas veces justifica nuestros actos.
CONCLUSIONES
- Tanto la violencia como la agresión son actos ligados entre sí pero diferentes en su intensidad: la violencia denota un aspecto general, mientras la agresión implica un aspecto particular referido al acto intencional contra otra persona, es decir, alguien puede ser violento sin ser agresivo, pero si alguien es agresivo, definativamente será violento.
- La valoración social de un acto de violencia depende del punto de vista a partir del cual se analiza tanto a la víctima como al Lo que para algunos puede ser un acto heroico puede ser considerado una injuria para otros. En este sentido, quienes posean mayor poder político sobre el medio social son quienes terminarán imponiéndola artificialmente. Esta situación es reconocida por Paulo Freire cuando afirma:
Son los que oprimen, quienes instauran la violencia; aquellos que explotan, los que no se reconocen en los otros y no los oprimidos, los explotados, los que no son reconocidos como otro por quienes los oprimen. Quienes instauran el terror no son los débiles, no son aquellos que a él se encuentran sometidos, sino los vio-lentos quienes, con su poder, crean la situación concreta en la que se generan los «dimitidos de la vida», los desarrapados del mundo. Quien instaura la tiranía no son los tiranizados, sino los tiranos. Quien instaura el odio no son los odiados, sino los que odian primero. Quien instaura la negación de los hombres no son aquellos que fueron despojados de su humanidad sino aquellos que se las negaron, negando también la suya. Quien instaura la fuerza no son los que enflaquecieron bajo la robustez de los fuertes sino los fuertes que los debilitaron (2005: 56).
- Es importante tener en cuenta los presupuestos y los constitutivos
Del acto violento, puesto que no se puede analizar un acto violento por sí mismo. Si se busca hacer un análisis exhaustivo de la violencia se ha de empezar por considerarla como un proceso, teniendo en cuenta que llevó a su ejecución, cómo se ha expresado, con quién o quiénes, cuál es el contexto mediato e inmediato y, por último, el tras-fondo ideológico del proceso representado en el victimario y la víctima, su uso como defensa o agresión y el grado de daño producido, los cuales son criterios utilizados para justificar o no el acto de violencia.
- Considerando una visión integral y sistémica de la violencia
se señala que la violencia individual e interpersonal es resultado de otra violencia (comunitaria, social) que subyace a ambas y cuyas raíces se incrustan hondamente en nuestra historia. En estos casos se trata de una forma de violencia colectiva que ejerce su influencia desde el ámbito social. En ese sentido, consideramos que aquellos programas orientados a la erradicación de la violencia en distintos ámbitos deben empezar desde las raíces que generan esta situación. Como cita Perry;
De hecho, las iniciativas actuales para «Prevención de la Violencia» realmente no están interesadas en prevenir todo tipo de violencia. Estos programas están dirigidos a la violencia física al azar, no predecible, contra «nosotros». La violencia comunal generalizada en los barrios bajos de las ciudades tuvo muy poca vigencia para las autoridades, hasta que hizo metástasis a otras partes de nuestra sociedad. La ignorancia generalizada sobre la relación entre los sistemas de creencias culturales, las prácticas en la crianza de los hijos, con el desarrollo de las conductas violentas, condenarán al fracaso cualquier intento de comprender y prevenir la violencia (Dodge et ál., 1991, y Richters, 1993, citados por Perry 1997: 10).
Como señala Malvaceda Espinoza (2016), la solución oportuna de los conflictos sociales lleva a un mayor crecimiento y desarrollo social, pues mejora las condiciones para la inversión y el empleo y, con ello, la calidad de vida y la salud mental de las personas. Sin embargo, el camino nunca es sencillo, siempre existen pequeños o grandes intereses, unos que desean beneficios individuales y otros con una visión global; paradójicamente, por lo general los unos sobre los otros. Es hora de que nuestra mentalidad empiece a cambiar, tanto para el mejor análisis de los conflictos y su solución, como para la construcción de aquel proyecto llamado país.
Referencias bibliográficas
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