Economia Internacionales

Karl Marx y El Capital frente a las soflamas sin valor de Silvia Federici (3)

Written by Debate Plural

Ignazio Aiestaran (Rebelion, 20-6-18)

 

Además de que las reflexiones de Marx no sean las que refleja Federici, tenemos otra lección importante: la del lumpen o lumpemproletariado. No es correcta la opinión que le reprocha Federici a Marx. La filósofa y comunista Angela Davis, en su ensayo Political Prisoners, Prisons and Black Liberation (Prisioneros políticos, cárceles y liberación negra), destacó así el lugar y la importancia del lumpen en la obra de Marx desde la Comuna de París:

«Teniendo presente el carácter desclasado de los lumpemproletarios, Marx aseveró que son capaces tanto de “las hazañas más heroicas y los sacrificios más exaltados como del bandidaje más vil y la más sucia venalidad”. Subrayó el hecho de que los Guardias Móviles del gobierno provisional constituido por la Comuna de París –alrededor de 24 000 soldados– estuvieron constituidos, en gran parte, por lumpemproletarios jóvenes, de edades comprendidas entre los 15 y los 20 años. Demasiados marxistas se han inclinado a sobrevalorar la segunda parte de la observación de Marx –la de que el lumpemproletariado es capaz de ejecutar el bandidaje más vil y manifestar la más sucia venalidad– a la vez que quitan valor o, ciertamente, pasan por alto totalmente su primera observación, en la que elogia al lumpen por sus hazañas heroicas y sus exaltados sacrificios» (Angela Davis y otros perseguidos políticos, Si llegan por ti en la mañana… vendrán por nosotros en la noche, Siglo XXI, Buenos Aires, 1972, p. 33).

Por supuesto, Federici no ha leído estas palabras de Angela Davis. Lo que dice Angela Davis es fundamental para otro punto: la importancia de la Comuna de París en el pensamiento de Marx. Otra filósofa marxista, Raya Dunayevskaya, investigó qué tipo de influencia tuvo la Comuna de París en El capital (ver, por ejemplo, Raya Dunayevskaya, Marxism and Freedom. From 1776 until Today , capítulo sexto, y Rosa Luxemburg, Women’s Liberation, and Marx’s Philosophy of Revolution, capítulo décimo). Esta pensadora trabajó y explicó cómo cambió Marx el texto de El capital para la versión francesa, en la edición de 1875, teniendo en cuenta los acontecimientos de la Comuna. Marx llegaría a profundizar en el análisis del fetichismo de la mercancía, después de contemplar la democracia proletaria de la Comuna. Vio de manera más clara que el fetichismo de la mercancía residía en el valor y que era posible la unión libre por medio de una impresionante cooperación común, fuera de la producción del despotismo capitalista. Observó qué era posible liberar el trabajo y la acción fuera de la producción del valor capitalista, y así lo plasmó en la edición francesa. Siguiendo el argumento de Dunayevskaya, podemos extraer una conclusión destacable: además de analizar la industria en El capital, con los cambios de la edición de 1875 lo que Marx tuvo en mente como modelo fue la Comuna de París. Presentado y visto así, se vienen abajo las objeciones de Silvia Federici a Marx.

Federici ha escrito las siguientes objeciones en torno a El capital:

– «En el relato de Marx sobre el género en el taller también falta el análisis de la crisis que supuso para la expansión de las relaciones capitalistas la cuasi extinción del trabajo doméstico en las comunidades proletarias » (PS, p. 51).

– «El tema del género ocupa un lugar marginal en El capital » (PS, p. 51).

– «¿Guarda Marx silencio sobre el trabajo doméstico porque, como se ha sugerido antes, “no veía fuerzas sociales capaces de transformar el trabajo doméstico en una dirección revolucionaria”? » (PS, p. 61).

Si tomamos en consideración las observaciones de Davis y Dunayevskaya, entonces las declaraciones y preguntas de Federici pierden valor. Tal vez el problema sea que el lugar que ha dado Federici a las mujeres en El capital y en la historia es demasiado reducido. Tal vez el problema sea que no ha tenido en cuenta la revolución contemporánea de El capital, la Comuna de París, hecha por mujeres y hombres, por el lumpen y el proletariado. Tal vez el problema sea que Federici no ha mirado en el lugar que corresponde. Si presentamos conjuntamente El capital y la Comuna de París, si de la mano de Dunayevskaya analizamos conjuntamente la teoría del valor contra el fetichismo de la mercancía y la cooperación común liberadora, entonces muchas de las objeciones desaparecen. Tal vez no haya tantas reflexiones sobre el trabajo doméstico, porque, después de analizar y criticar la producción del mercado, del taller y de la industria, el modelo que Marx tenía en mente era la Comuna de los hombres y las mujeres libres en París. A veces Federici está tan ocupada analizando la maquinaria y el trabajo y sigue tan unida a su operaísmo u obrerismo del pasado que no ve más allá, borrando el valor completo de Marx.

4- La cuestión del trabajo esclavo en América

Además de tener una mala comprensión del valor en El capital, Federici llega a mentir cuando quiere acusar a Marx de cierto tipo de racismo, como en el siguiente párrafo:

«Existe un paralelismo con el lugar de la “raza” en la obra de Marx. Si bien reconoce que “el trabajo cuya piel es blanca no puede emanciparse allí donde se estigmatiza el trabajo de piel negra», en su análisis no deja mucho espacio al trabajo esclavo ni al uso del racismo para forzar y naturalizar una forma más intensa de explotación. Por tanto, su obra no pudo poner en duda la ilusión – dominante en el movimiento socialista – de que los intereses de los trabajadores hombres blancos asalariados representaban los intereses de toda la clase obrera – una mistificación que en el siglo XX llevó a los rebeldes anticoloniales a concluir que el marxismo era irrelevante para su lucha –» (PS, pp. 61-62).

Queda de manifiesto cuál es el objetivo estratégico de Federici: a mala fe imputarle a Karl Marx (y al marxismo) una ideología que solo favorece al « hombre blanco trabajador » . Semejante acusación no es verdad, ni desde la historia del movimiento socialista, ni desde la lógica de Marx. Para empezar, Marx denunció la esclavitud en El capital: “El trabajo cuya piel es blanca no puede emanciparse allí donde se estigmatiza el trabajo de piel negra” (Karl Marx, El capital, Siglo XXI, México, 1975, Tomo 1/Vol. 1, p. 363). Y en ese libro también nos dice Marx:

«El descubrimiento de las comarcas auríferas y argentíferas en América, el exterminio, la esclavización y el soterramiento en las minas de la población aborigen, la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de pieles-negras, caracterizan los albores de la era de producción capitalista » (Karl Marx, El capital, Siglo XXI, México, 1975, Tomo 1/Vol. 3, p. 939).

¿Sabéis qué es lo más curioso de esta última cita de El capital? Pues que Silvia Federici ya la había utilizado en su libro Calibán y la bruja (ver CB, p. 89). De repente, ahora, se ha eliminado a propósito la cita de Marx que ya había empleado en Calibán y la bruja, y todo con el propósito de fabricar un muñeco de paja (racista) en torno a Karl Marx. Igualmente, Federici no ha leído lo que escribió Raya Dunayevskaya. Esta última nos mostró que Marx en El capital profundizó en la duración de la jornada de trabajo gracias a su análisis sobre la Guerra Civil de los Estados Unidos de América (ver para ello: Raya Dunayevskaya, Marxism and Freedom. From 1776 until Today , quinto capítulo).

 

 

 

 

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