Cultura Internacionales

Intelectuales de América Latina y El Caribe (siglos XIX y XX) (22)

Written by Debate Plural

Julio Antonio Mella ( 1903 – 1929)

 

Revolucionario cubano, cofundador del Partido Comunista de Cuba y de la Federación Estudiantil Universitaria, entre numerosas organizaciones. Desarrolló en su corta existencia una febril actividad política y revolucionaria que lo convirtió en un líder de talla internacional.

Honesto revolucionario que supo con firmeza y dignidad enfrentar las incomprensiones y erróneas acusaciones, dentro de las propias filas comunistas, y sobre todo, halló las vías más idóneas para superar esos momentos difíciles en aras de los intereses mayores de la Revolución. Es reconocido como, el más auténtico líder estudiantil que hasta ahora ha producido Cuba.  Su inolvidable frase «Muero por la Revolución» llevaba en si misma toda la fe y el ímpetu de su acción luchadora.

Síntesis biográfica 

Primeros años

Nació el 25 de marzo de 1903 y aparece inscrito en el Registro Civil como Nicanor Mac Pórtland, era nieto del general Ramón Matías Mella, prócer de la independencia del pueblo dominicano. Su padre, Nicanor Mella Breá, era el hijo del «general del ímpetu», y un próspero sastre que dictaba la moda en la capital habanera, su madre Cecilia Magdalena Mac Pórtland y Diez, joven británica procedente de la ciudad de Hampshire (Inglaterra), que llegó a amar profundamente la tierra de sus dos primeros hijos y nunca dejó de militar en las filas de quienes se oponían a la Enmienda Platt. De tales padres heredaría Julio Antonio, desde la cuna, su vocación cosmopolita. Desde su origen, como hijo de una unión extramatrimonial, debió enfrentarse con los injustos preceptos del derecho burgués que impedían la voluntad de don Nicanor de reconocerlo con todos los derechos legales, junto a su hermano menor Cecilio.

Hizo la primera enseñanza en varios colegios católicos en La Habana. En 1915 viaja a Nueva Orleans, Estados Unidos, junto a su hermano Cecilio y su madre, alistándose en el ejército, asegurando una edad superior a los 14 años que realmente tenía. Un amigo de su padre logró sacarlo del ejército y lo regresó a Cuba, donde ingresó en la en la Academia Newton siendo allí alumno del poeta mexicano Salvador Díaz Mirón quien le hizo descubrir el ideario del fundador del Partido Revolucionario Cubano.

Su sueño de ser militar y pelear por la Patria americana se convierte en fuerte resolución. El anhelo de matricular en el Colegio Militar de San Jacinto lo lleva a emprender en 1920 viaje a México. Desde ese país en revolución comprendió la doble moral imperialista que declaraba el «panamericanismo» y la «democracia», mientras mantenía sus tropas de ocupación en Nicaragua, Haití y República Dominicana.

Regresa de inmediato a Cuba y obtiene el título de bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río (1921). Ese mismo año ingresa en la Universidad de La Habana, en la que matricula en Derecho, Filosofía y Letras.

Trayectoria revolucionaria

En la Universidad de La Habana se destacó como líder estudiantil y deportista, participando en la firma de un manifiesto mediante el cual los estudiantes de Derecho se oponían al nombramiento como «rector honoris causa» de la universidad al general estadounidense Enoch Herbert Crowder.

Al interés propiamente académico por la renovación universitaria se unía en Mella la preocupación política por la modernización de la sociedad, en busca de la ampliación de la democracia y la participación de los estudiantes en la vida nacional. Para lograr tal propósito se hacía indispensable la unidad de todo el estudiantado, primero universitario, después del país.

Sus primeros trabajos periodísticos aparecieron en la revista universitaria Alma Máter (1922-1923), de la que fue administrador. En enero de 1923 es líder de la lucha estudiantil por la reforma universitaria. Funda la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU). En octubre de 1923 organiza y dirige el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, y en noviembre inaugura la Universidad Popular José Martí, con el propósito de impartir instrucción política y académica a los trabajadores y de vincular la Universidad «con las necesidades de los oprimidos».

También se implantó la Declaración de Derechos y Deberes del estudiante, de su autoría, donde se establecía que su deber era divulgar los conocimientos en la sociedad y especialmente entre los obreros.

Fue director y redactor de Juventud (1923-1925), fundador de la Liga Anticlerical (1924) y de la sección cubana de la Liga Antiimperialista de Cuba junto a Carlos Baliño y con la presencia combativa de Rubén Martínez Villena. La Liga, inspirada por la Internacional Comunista, sería un instrumento fundamental para la aplicación creativa de las ideas leninistas en los países coloniales y dependientes. Julio Antonio llegaría a convertirse en el máximo orientador de la organización en toda Latinoamérica. En este mismo año ingresa en la Agrupación Comunista de La Habana y desde ella despliega un trabajo muy activo entre el proletariado.

En 1924 publicó un folleto titulado Cuba, un pueblo que nunca ha sido libre, dividido en varias partes: «El imperialismo yanqui ha sido siempre enemigo de la independencia de Cuba», «La soberanía de Cuba ante el Derecho Político», «La Enmienda Platt», y «Otras manifestaciones del dominio yanqui en Cuba.

El 16 de junio de 1925 fundó junto a Carlos Baliño el Partido Comunista de Cuba.

En 1925 funda el Instituto Politécnico Ariel junto con Alfonso Bernal del Riesgo y se encuentra entre los primeros fundadores del primer partido marxista-leninista cubano en unión de Carlos Baliño siendo el primer secretario de organización que tiene del mismo.

En 1926 fue expulsado de la Universidad de la Habana por sus acciones revolucionarias y de rebeldía, siendo además detenido por las autoridades, en la cárcel se declara en huelga de hambre. El Comité Pro-Libertad de Mella inicia una campaña para liberarlo, la presión nacional e internacional se hace sentir, y se le libera el 23 de diciembre del propio año, se embarca entonces rumbo a Honduras.

Relación con Villena

Mella, en los inicios de la década de 1920, apenas había tenido trato personal con Rubén Martínez Villena sin embargo a Rubén le impresionó el ímpetu revolucionario, las ideas audaces y el poder persuasivo de Mella. Al aparecerse de repente este en el domicilio de Rubén en las vísperas de la apertura del curso universitario, en procura de su consejo sobre lo que pensaba hacerle al Secretario de Instrucción Pública si se atrevía a asistir al Aula Magna de la Universidad de La Habana, la conversación fue larga.

Rubén le expuso a Mella sus puntos de vista con patrióticos ardores cómo resolver los problemas planteados. Mella escuchó a Rubén con interés y respeto y no le escondió su carencia de fe en los máximos dirigentes de Veteranos y Patriotas.

El 20 de mayo de 1925, el general Gerardo Machado asumió la presidencia de la república neocolonial, ilegalizó el Partido Comunista y la Federación Estudiantil Universitaria, y expulsó a Julio Antonio Mella de la Universidad encarcelándolo sin pruebas, bajo la acusación de terrorista, ante tal arbitrariedad Villena junto al periodista Muñiz Vergara, conocido por su seudónimo de Capitán Nemo, decide interceder por Mella ante el mismísimo presidente.

Muñiz Vergara había hablado primero. Se dirigió a Machado, le presentó a Rubén, le habló de las virtudes de Mella, y le pidió que autorizara su excarcelación bajo fianza.

En el exilio

Julio Antonio Mella se exilia en México y se vincula al movimiento revolucionario continental e internacional del que es nombrado secretario general posición rectora desde la que establece contacto con los revolucionarios y demócratas de toda la región e impulsa las actividades preparatorias para un evento internacional. Colabora en los periódicos Cuba LibreEl LibertadorTren BlindadoEl Machete y Boletín del Torcedor (este último de La Habana). Pronuncia conferencias, pública críticas sobre el muralismo mexicano.

En febrero de 1927, Mella asiste al Congreso Mundial contra la opresión colonial y el imperialismo, celebrado en Bruselas, en él contacta con los revolucionarios y luchadores anticolonialistas de 37 países y 137 organizaciones progresistas del mundo.

Bajo su conducción, los latinoamericanos hicieron en el Congreso un importante aporte al pensamiento revolucionario de la época. Se denuncian las dictaduras criminales que apuntalan los monopolios estadounidenses y desenmascara la Unión Panamericana como instrumento de la expansión estadounidense. Participa luego en la Liga Campesina Nacional de México. Realizó además, una constante labor de apoyo material y solidaria a la causa del pueblo nicaragüense que, comandado por Augusto César Sandino, resistía la invasión yanqui. También apoyó las labores conspirativas de los revolucionarios venezolanos que se preparaban para la lucha armada contra la dictadura proimperialista en su país.

Viaja a Moscú, donde participa en el Congreso de la Internacional Sindical Roja. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de México, lucha por la reforma agraria, por la nacionalización del petróleo y en las huelgas de los mineros.

Funda varias organizaciones antiimperialistas, estudiantiles y campesinas. Con Leonardo Fernández Sánchez y Alejandro Barreiro organiza la Asociación de los Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC) en 1927, vehículo idóneo de realización en las condiciones de la lucha antimachadista. Esta organización fue dotada por su creador de un programa que abrió una nueva perspectiva para el desarrollo del pensamiento y la práctica revolucionaria en Cuba y América Latina.

Entre los trabajos que dejó inéditos se encuentra Hacia dónde va Cuba. Utilizó los seudónimos «Cuauhtémoc Zapata», «Kim (El Machete)» y «Lord Mac Pórtland».

Relación con Tina

En 1928 conoció a la fotógrafa y luchadora revolucionaria italiana Tina Modotti, que estaba vinculada afectivamente al pintor mexicano Xavier Guerrero; ambos participaron en el comité en apoyo a los anarquistas italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, así como en otras actividades como las del periódico comunista El Machete, en el que escribía Julio. Entre ambos jóvenes surgió la atracción sexual y la pasión amorosa. Pero ella puso como condición a Julio Antonio que necesitaba hablar con Xavier, quien se encontraba en la Unión Soviética y a quien escribió una desgarrada carta, en la que le planteaba sus sentimientos y la ruptura. Comenzó entonces la relación que unió a Tina y a Mella y que solo duró cuatro meses al ser él asesinado. 

Asesinato

La noche del asesinato, andaba Mella caminando del brazo de su compañera, Tina Modotti, cuando sus asesinos lo liquidaron a balazos.

Le faltaban dos meses para cumplir 26 años cuando murió asesinado el 10 de enero de 1929 en México, mientras caminaba junto a Tina Modotti.

Se encontraba en aquella época en plena preparación de la expedición que lo llevaría desde México hacia Cuba para incorporarse a la lucha armada.

Fue asesinado por órdenes expresas del dictador de turno en la entonces neocolonia cubana Gerardo Machado.

Tina grita pero no llora ante el cuerpo del caído. Sin embargo llorará después, cuando llegue a su casa, al amanecer, y vea los zapatos de Mella, vacíos, como esperándolo bajo la cama.

Una campaña de mentiras inundó la prensa mexicana: «El Gobierno cubano de Gerardo Machado no tiene nada que ver con la muerte de Mella», afirmaban los diarios mexicanos de derecha. «Mella ha sido víctima de un crimen pasional». «Tina Modotti, es una mujer de dudosa decencia, que reaccionó con frialdad ante el trágico episodio y posteriormente, en sus declaraciones policiales, incurrió en contradicciones sospechosas».

 

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