¿Mini revolución silenciosa de Danilo?
Lipe Collado (2-8-13)
Así como el país cambió positivamente y caminó por nuevo camino durante los 12 años de gobierno del Presidente Leonel Fernández y su funcionariado, ha comenzado a cambiar y caminar por nuevo derrotero bajo la presidencia de Danilo Medina y la laboriosidad de su Gabinete.
Actualmente existe un arco iris, que lo percibo impresionante, de realizaciones ipso facto, de proyectos ejecutados, de otros en proceso y de algunos “en el tintero”, como se decía tiempo atrás.
Habría que pensar que de seguir las ejecutorias como van, se verificaría una mini revolución silenciosa, como cuando nos enteramos de que han sido otorgados créditos por más de 10 mil millones de pesos a miles de agricultores medianos y pequeños, a tasas bajas, a través del Bagrícola; que se han reparados 140 kilómetros de caminos vecinales en los intersticios campestres de la importante y desasistida provincia de Samaná, y que algo parecido se ejecuta en otras provincias; que están avanzados los trabajos del corredor vial del Este –a la luz de un reportaje del periodista Arismendy Calderón el lunes último en la página 14-A del diario Hoy-; que están a punto de comenzar a establecerse las 400 estancias para niños/as de hasta 5 años de edad; que hay una política oficial alrededor de la transparencia administrativa reflejada en la creación de comisiones de veedores para la Policía Nacional y el Ministerio de la Presidencia, integrada ésta, entre otros, por Juan Bolívar Díaz, un termostato comunicacional de la buena administración pública; que se asignan por sorteo numerosas pequeñas obras públicas a ejecutar como las de planteles escolares; que se creó la Dirección General de Programas Especiales de la Presidencia, que comprende a Quisqueya Sin Miseria, entre cuyos objetivos están los 700 mil jóvenes “nini” –“ni” estudian “ni” trabajan-, y a Quisqueya Aprende Contigo, que va a graduar como alfabetizados al primer grupo de los casi 800 mil adultos y no adultos analfabetos; que se continúa el plan integral con los ayuntamientos, sin importar el partido que lo controle, de modo tal que estos se ocupan de ciertas soluciones municipales y el gobierno central de otras; a saber, que los ayuntamientos reparan y hacen aceras y el gobierno asfalta las calles; que se continúa el apoyo efectivo a los sensibles programas sociales de la Vicepresidenta y al accionar de la actual Primera Dama, de excesivo bajo perfil; que el Presidente Medina ha impactado un considerable conglomerado en sus casi 50 encuentros con sectores a distancia de los poderes públicos; y un etcétera extendido.
Todo lo anterior tiene como marco general la aplicación de una política pública que evita los conflictos o que los neutraliza abordando a los grupos en ánimo beligerante que reclaman sus derechos legítimos, como ha sucedido en los casos de maestros y médicos.
Pues, a la distancia de dos semanas más para cumplir su primer año como presidente, Medina pareciera haber sido ungido con el aceite crítico de un perfil de la opinión pública generalmente de conciencia crítica, dentro de la que se alberga una porción importancia de quienes parecieran representar la conciencia nacional del país.
Y a mí me parece que hasta ahora bien ganado lo tiene.
