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El chavismo mantiene el poder, Estados Unidos mantiene su beligerancia, los medios mantienen sus falsedades (1)

Written by Debate Plural

Ricardo Vaz (Rebelion, 2-5-18)

 

En medio de un clima desesperado de guerra/crisis económica y agresión extranjera, los venezolanos acudieron a las urnas para elegir a su presidente y sus parlamentos regionales. El chavismo ganó claramente en ambas contiendas y el presidente Maduro se aseguró un segundo mandato hasta 2015. La reacción internacional de Estados Unidos y sus aliados ya estaba escrita de antemano, y la cobertura deshonesta de los medios de comunicación mayoritarios ha sido también la esperada. En este artículo veremos cómo transcurrieron las elecciones, cómo funciona el sistema electoral y transmitiremos algunas observaciones tras haber sido testigos directos del evento. 

El presidente Maduro ganó por un amplio margen, al conseguir casi el 68% de los votos emitidos (6,2 millones), mientras su rival más próximo, Henry Falcón, apenas logró el 21%. En medio de una crisis económica devastadora y una agresión imperialista creciente, esta victoria es realmente significativa, aunque quede muy por debajo de los votos conseguidos en anteriores victorias chavistas y de los 10 millones de votos que Maduro “pidió” durante la campaña. Falcón se había distanciado del resto de la oposición, que llamó a boicotear los comicios, pero tras la derrota recuperó la tradición opositora de no reconocer los resultados.

La participación electoral fue del 46%, una cifra históricamente baja ¡para Venezuela! En las elecciones presidenciales más recientes en América Latina, las de Chile y Colombia por poner solo dos ejemplos, la participación fue del 49% y el 48% respectivamente, aunque en estos casos nadie se planteó la posibilidad de cuestionar su legitimidad. Por tanto, si se menciona la baja participación es únicamente porque a Venezuela se la considera (con razón) capaz de mejorar la participación electoral de los países aliados regionales de EE.UU.

Tuve la oportunidad de vivir la votación en el terreno como acompañante electoral, miembro de una delegación internacional, junto con el equipo de Venezuelanalysis (1). Nuestras observaciones directas fueron un reflejo de los resultados finales. Los barrios populares y de clase obrera, como Catia, El Valle o Petare, tuvieron una participación bastante respetable desde primeras horas de la mañana. Por el contrario, los centros de votación de los barrios de clase media y alta como El Paraíso y Chacao estuvieron poco concurridos.

El sistema electoral

Dada la cantidad de atención dedicada al sistema de votación venezolano, lo lógico sería que los medios de comunicación explicaran al menos cómo funciona, pero, claro está, eso desacreditaría todas las medias verdades y mentiras descaradas que se publican. Así que, por enésima vez, contaremos cómo funciona:

  • El votante se acerca a la mesa electoral (cada colegio electoral cuenta con varias de ellas) y entrega su DNI al presidente de la mesa, quien lo introduce en el sistema de autentificación. Luego el votante introduce su huella dactilar para verificarlo. Si estuviera en un centro de votación que no le corresponde, o ya hubiera votado, aparecería un mensaje de error y no podría continuar.
  • A continuación entra en la cabina de votación. El elector escoge su preferencia sobre una pantalla táctil y la opción elegida aparece en la pantalla de la máquina de votación. Si es correcta, confirma el voto. Luego la máquina imprime un recibo en papel con el voto y, si coincide con el voto recién emitido, el votante lo deposita en una urna.
  • Por último, el votante se dirige a otro miembro de la mesa electoral que le devuelve su DNI, luego firma e introduce su huella digital en el lugar apropiado del censo electoral (paso 4 del dibujo).
  • Una vez cerrada la votación, la maquina imprime un acta con el recuento final de resultados, que deben firmar todos los miembros del colegio electoral y los apoderados. El número de votantes, por ejemplo, puede cotejarse inmediatamente con el número de firmas del censo electoral o de huellas registradas en la máquina de autentificación. A continuación se escogen aleatoriamente el 54% de los colegios electorales para realizar una “auditoría en caliente”, abierta al público y a los miembros de la misión internacional, los acompañantes electorales, por medio de la cual se cotejan manualmente las papeletas con los resultados electrónicos. Una vez realizado todo esto, los datos se transmiten a la sede central de la Comisión Nacional Electoral (CNE).

Pero eso no es todo. Tanto antes como después de las elecciones se realizan un montón de auditorías (14 en este caso) en las que participan miembros de todos los partidos políticos de la misión de acompañamiento internacional presente. Esta breve explicación muestra por qué no es posible rellenar de votos falsos (el voto es electrónico), votar más de una vez (el sistema de autentificación no lo permitiría y el censo electoral total no coincidiría), ni introducir más votos a distancia en la máquina (las máquinas están desconectadas a Internet excepto en la transmisión final de resultados, además de que el error saldría a la luz en la comprobación final con las papeletas), y así sucesivamente.

Además de todo eso, los cientos de miembros de la misión internacional de acompañamiento han elogiado el proceso, calificándolo de libre e imparcial. Nicanor Moncoso, presidente del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela), insistió en que los resultados tienen que ser reconocidos porque reflejan la voluntad del pueblo.

Ridículas acusaciones de fraude e irregularidades

La existencia de todas estas comprobaciones y auditorías es la razón por la cual en 20 elecciones, con quejas constantes de la oposición cada vez que pierde, nunca se ha exhibido ni una sola evidencia de fraude (2) (3), lo que no ha evitado que los medios de comunicación repitan una y otra vez estas acusaciones infundadas. Teniendo en cuenta que los miembros de las mesas de cada uno de los miles de colegios electorales son elegidos al azar, que en cada mesa hay apoderados de los partidos de la oposición, y que todos firman el acta confirmando que todo está en orden, clamar que ha habido fraude sin aportar prueba alguna que respalde dicha afirmación es tomar por idiotas a tus seguidores, tus oyentes o tus lectores.

Una de las alegaciones más generalizadas, que pretendía deslegitimizar el proceso, era que algún funcionario del CNE había dicho a Reuters que a las 6 de la tarde la participación era de apenas el 32%. Esto es pura invención, como cualquiera de los cientos de acompañantes internacionales presentes sobre el terreno podrían haber explicado a dichos medios si les hubieran preguntado. El CNE no difunde datos preliminares simplemente porque no tiene acceso a ellos. Solo cuando todas las auditorías (al 54% de los centros) se han completado y un número considerable de colegios electorales han transmitido sus cifras, de modo que los resultados sean irreversibles, solo entonces se comunican los datos.

Así que la acusación caería por su peso aunque hubiera salido de la boca de la propia reina de Inglaterra. Es como si un titular dijera: “Fuentes trogloditas afirman que la Tierra es plana”, una vez que se ha medido la curvatura del planeta. Es dar crédito a afirmaciones arbitrarias sobre una cifra que ya ha sido calibrada y auditada. Y, volviendo a lo dicho anteriormente, dada la gran discrepancia y el gran número de personas implicadas, debería existir al menos UNA prueba de UN colegio electoral en el cual supuestamente se hubiera inflado el recuento final.

 

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