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¿Investigaciones a “comunicadores” ligados a Odebrecht en RD? (3)

Written by Angel Moreta

Por: Angel Moreta (Autor-Editor)

 

La Procuraduría General de la República, todo el mundo sabe que supuestamente investiga a dos radiodifusores y de TV, por sus vinculaciones y defensa sistemática a favor del sistema de corrupción que implantó Odebrecht en la sociedad dominicana, investigación sobre la cual tenemos serias dudas de que llegará a resultados comprometedores.

Los dos “comunicadores” defendieron a Odebrecht a raja tabla desde sus respectivas tribunas en los medios de comunicación del país. Fueron sistemáticos en esta defensa, en la cual usaron mentiras y tergiversaciones sobre la construcción de las dos termoeléctricas en Punta Catalina; y lo hicieron de mala fe, por lo cual cabe ciertamente la hipótesis de que hubo enriquecimiento ilícito. Hoy están asustados, aunque todo el mundo sabe que no va a pasar nada, a pesar de que han estado y están seriamente comprometidos con la empresa brasileña.

Dijimos por este medio digital en dos artículos publicados en el mes de mayo 2018, que vemos muy difícil que el procurador avance una investigación objetiva que pueda llegar consecuentemente a resultados y conclusiones concretas sobre este caso criminal en el cual hay complicidad y enriquecimiento ilícito. La Procuraduría caerá vencida por el chantaje comunicacional y será arrastrada a la omisión turbia proveniente del tráfico de influencia, cuya lógica conllevaría el desarme de la “investigación” del máximo representante del Ministerio Público.

Dos “comunicadores” multimillonarios

Ambos están convencidos de que han alcanzado enorme influencia en la radiodifusión y TV, y que el procurador necesita permanentemente de sus halagos y zalamerías edulcoradas en el escenario de la opinión pública para su sustentación positiva en el cargo como máximo representante del Ministerio Público en la República Dominicana.

La capacidad de chantaje brota como una fuerza extraordinaria de la cantidad de horas que disponen ambos diariamente en TV y radio. Desde esas tribunas predican a favor de Odebrecht.

Durante todas esas horas diarias transmiten su defensa del mal,  vierten a la sociedad dominicana su veneno ponzoñoso, su barril  de distorsiones y dislates, que tienen como objetivo ensuciar la atmosfera comunicacional, justificar el sistema de corrupción en que está envuelta Odebrecht en el país y América Latina; es decir, embarrar de virus, sofísticamente, la representación de la “verdad” para prostituirla y convertirla en el imperio de su propia verdad.

El sistema de pensamiento que implantan diariamente en las mentalidades de la ciudadanía y en la psicología del dominicano promedio, maliciosamente tiene un carácter estándar, es decir, justificar la corrupción y beneficiarse de ese “trabajo”; del cual sacan influencias a favor de un falso “liderazgo comunicacional”, a favor de los partidos políticos tradicionales y de sectores empresariales, falso liderazgo que no es más que escoria, lodo, falsos saberes, falsos papeles, falsos títulos de iletrados que pernoctan en el oficio de adulteradores, turiferarios y bastardos al servicio tutelar de la adulonería, de la hipocresía, del abuso comunicacional a favor de un solo y único patrón de pensamiento, por lo demás excluyente, parcializado, famélico, unilateral y repleto de odio.

Se trata de una práctica comunicacional abusadora del derecho, en la cual asumen un “derecho absoluto” de hablar o transmitir contenidos deformados y maliciosos durante horas y horas semanales a diez millones de ciudadanos dominicanos, del campo y la ciudad, que no tienen la oportunidad de criticarlos, oponérseles ni refutarlos ni contradecirlos, pues cuando alguien hace una llamada prácticamente la censuran, constituyendo así un irrespeto al otro. Así actúan los imperios también…

Indudablemente son impostores que se benefician de un sistema empresarial que permite una dictadura mediática exageradamente abusiva, que se permite cotidianamente el derecho al linchamiento mediático de personas e instituciones que no se han plegado ni se han arrodillado al sistema imperante de corrupción del cual se benefician ni  arrodillarse al sistema de corrupción de los partidos políticos tradicionales que se chupan el presupuesto nacional y favorecen a los comunicadores sofistas mediante prácticas pestilentes de reparto de la riqueza pública.

Y mediante esta metodología esos comunicadores, y otros que mencionaremos en su oportunidad, abusaron y abusan de sus espacios radiales y de TV para hablar solos, sin dar oportunidad a terceros de opinar, criticar u oponerse; solamente hablan, reiteramos, ellos y dicen y expresan tergiversaciones, falsedades y desnaturalizaciones de mala fe con el fin de justificar las prácticas sucias y contaminadas de Odebrecht en República Dominicana y América Latina.

Una mala escuela comunicacional, una escuela negra

Dichos periodistas, que tienen tal calidad sin títulos académicos laudables, son doctores en todologia; es decir, en economía política, en sociología urbana y rural, en sociología de la modernización, en historia universal y de América Latina, en antropología cultural, en historia económica y social de República Dominicana y El Caribe. Efectivamente, son críticos pseudo académicos, sujetos inexpugnables, gracias a sus relaciones empresariales; investigadores sociales provenientes de la docta ciencia.

Se trata de la falsa ciencia, de los saberes de la totalidad histórica, donde ellos, solamente ellos y nadie más, tienen el protagonismo y el derecho a la absoluta potestad comunicacional.

Son sofistas sin pensamiento sofistico, jueces de tribunales universales, y por esa causa no atraen masas sino repugnancia.

Practicantes de falacias lógicas, son especialistas, reiteramos, en las tareas del linchamiento mediático irresponsable de muchos ciudadanos dominicanos que son víctimas de la falsificación de los hechos concretos, hechos interpretados sin espíritu de justicia, buscadores de tesoros escondidos en las arcas de los empresariados criollos y de los inversionistas extranjeros en áreas como el turismo, la industria, las importaciones y la construcción de infraestructuras, como Odebrecht y Aceros Estrella.

Insistir en el linchamiento mediático de ciudadanos mediante el abuso de los medios de comunicación a su servicio, en el cual implantan un sistema cotidiano de falsas justificaciones, de adulteraciones groseras, obviamente, son creadores artificiales de un mundo de falacias lógicas que no resiste el más leve análisis crítico u objetivo; creadores de discursos amañados que emanan de falsos saberes en que el intelecto y la malicia del corazón se convierten en analogía del falso elogio oportunista y fácil.

Estos comunicadores abusadores del derecho y cobardes en los medios de comunicación de República Dominicana representan una  desventura, una mala escuela, una escuela negra.

Al borde de esa escuela fabricarán naderías e insustancialidades organismos como la Procuraduría General de la República, probablemente  la Cámara de Cuentas y la Dirección General de Impuestos Internos, que no se atreverán a hurgar en las verdades de este entramado comunicacional, repleto de complicidades, de corrupción, de abuso de poder mediático, afectado de “linchamiento mediático”, malintencionado, sin rostro y sin fuerza moral, actuando contra ciudadanos convertidos en víctimas.

El linchamiento es una condenación previa a todo juicio, y lo practican también a nivel de opiniones sin fundamento contra naciones progresistas del continente latinoamericano, por ejemplo Venezuela.

Una verdadera situación asqueante, y a eso nos referiremos próximamente en nuestro cuarto artículo.              

About the author

Angel Moreta

Angel Moreta, jurista, sociólogo, y filósofo; Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), República Dominicana, Autor-Editor de Debateplural.

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