¿A qué viene “la Wally”?
Lipe Collado (13-7-13)
El Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, acaba de nominar ante el congreso de su país al cundango James Brewster (“Wally”) para embajador en nuestro país. Ignorándose aún si este activista de la cundanguería norteamericana y más allá solicitó la nominación o le fue propuesta, se ha interpretado que es parte de una política cundangueril universal del primer Presidente negro norteamericano.
En honor a la verdad que su virtual designación es parte de “un combo”, en razón de que a la vez fueron nominados otros cuatro cundangos para embajadores en otras naciones, y apenas días después, en África, el presidente Obama salió en defensa de los cundangos africanos, a quienes aromatizó con la palabra “gays”.
Dirigentes de una asociación de planchadoras y de reversos de aquí respaldaron aquella designación y le exigieron respeto a la Iglesia Católica, a evangélicos y a otros que, en ejercicio pleno de su derecho de libre expresión y de creencias, y de “elegir y ser elegidos”, han rechazado la nominación de “La Wally”.
Ahora bien, ¿de dónde saca Obama que entre los cundangos muertos de hambre africanos hay Gays? ¿Y de dónde los asociados dominicanos han sacado que ellos son “Gays”?
Cuando años atrás hice mi investigación acerca del tíguere dominicano capté al vuelo que diversas denominaciones de las planchadoras y de los reversos barriobajeros tienen correlación social discriminatoria implícita, y que en materia de preferencia entre iguales la correlación se hace más refleja, la que queda atrapada en una anécdota que aunque simple es significativa en el contexto dominicano, y hasta africano:
Un joven le comunica a su papá, en medio de un mar de gagueos, que “soy Gay” y que, por lo tanto, “espe-pe-ro tu compren-pren-sión”. El papá, más que sorprendido –atrapado entre primera y segunda-, lo mira con detenimiento, enseria la cara y le pregunta:
-¿Tú tienes Apartamento a tu nombre?
-No
-¿Y tienes carro de lujo, o siquiera nuevo?
-No.
-¿Y tienes Certificados Financieros?
-No.
-¿Y tu salario es de 3 mil dólares?
-¡No!- gritó el hijo.
-Entonces, usted no es ningún Gay, ¡usted es un mariconazo!
O sencillamente un cundango, porque cundangas y cundangos son las planchadoras y los reversos, “amigos, siempre amigos” de la media vuelta, los homosexuales, los gays, los pájaros, los maricones, los travestis.
El asunto es que nos han mandado a “La Wally”, un especialista en la creación y satisfacción de la imagen y la cultura cundanga, o Gay, edulcorado así para su caso, que ha sabido hacer negocio en su expansión. Y creo que esa podría ser la clave de su designación: la creación de nichos comerciales de la “cultura Gay” en mercados importantes como España, o simbólicos como África y varias veces simbólicos como Santo Domingo, por donde entró “la civilización cristiana”, la antigua Atenas del Nuevo Mundo, en cuyas aguas inició y terminó el imperio español, la que pare machos libertadores y revolucionarios –a Cuba les mandamos dos: a Máximo Gómez y a Ramón Mejía Pichirilo, el timonel del Gramma-, a machómetros militares en 1965 imitados por los militares revolucionarios peruanos y los Chávez de Venezuela, de la categoría evocatoria del coronel Caamaño Deñó. De modo, pues, que si les dan el chance a los cundangos de la categoría de “La Wally”, cundangos edulcorados Gays, la convertirían en La Atenas del Nuevo Mundo ¡Gayyyyyy!
Tal vez haya exagerado, pero no tanto como Julito Hazim, quien dijo en la televisión que no nos llamemos a engaños porque “La Wally”, de retorcidos deseos, viene a allanar el terreno para que se permita el matrimonio homosexual. Y mucho menos exagerado que el simpar ex presidente Hipólito Mejía, quien la sacó por los 822 –los 411 ya le saben a nada- al decir que nos mandaron a “La Wally” porque “aquí ya hay demasiado maricones”.
Es muy probable que Lipe, Julito y el jonronero Hipólito estén “desenjuiciados”, y que la razón principal sea la de que al profesional de la media vuelta nominado para Embajador alguien de aquí le haya “embrollao” el trompo.
Déjenlo tranquilo, que muera con gusto aquí y que él “le sepa a Glorio”.
