Cultura Internacionales

Intelectuales de América Latina y El Caribe (siglos XIX y XX) (16)

Written by Debate Plural

Carlos Altamirano (1922)

 

(Santiago, Chile, 18 de diciembre de 1922) es un abogado y político chileno socialista, conocido por su rol de dirigente en la Unidad Popular. Fue secretario general del Partido Socialista de Chile entre 1971 y 1979, además de diputado (1961-1965) y senador de la república (1965-1973). En el plano académico se desempeñó como profesor de hacienda pública y derecho económico en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, su alma máter.

Es considerado uno de los personajes más polémicos en la historia política chilena, siendo recordado por su férreo partidismo del «avanzar sin transar» durante el gobierno de Salvador Allende. Hay sectores de derecha e incluso de centroizquierda que lo califican como el culpable del golpe de Estado, mientras hay otros que consideran este último punto como infundado ya que la intervención y propaganda norteamericana anti-Allende en Chile dató desde 1958; la que buscó impedir incluso por la fuerza que asumiera.

Posteriormente en 1979, tras al quiebre democrático de Chile en 1973 y parte de su exilio vivido en la República Democrática Alemana hasta 1978, Altamirano protagonizó la «renovación» del Partido Socialista (que en ese minuto tenía una postura marxista), tomando como idea matriz las doctrinas económicas de la socialdemocracia europea. Cabe destacar que quien lo motivó a adoptar estas posturas fue el comunista italiano Enrico Berlinguer, quien era muy crítico de la Unión Soviética al igual que el PS a pesar de la transitoria doctrina marxista desde 1967 hasta ese año.

Biografía

Nacido en 1922 en el seno de una familia perteneciente a la oligarquía tradicional de Santiago con fuerte arraigo al mundo intelectual y artístico, es hijo de Carlos Altamirano Rodríguez y Sara Orrego Puelma. Además es sobrino-nieto de Luis Altamirano Talavera, militar que estuvo brevemente en el poder como presidente de la junta militar entre la caída del mandatario Arturo Alessandri y la posterior asunción de Carlos Ibáñez del Campo, quien desplazó a su tío abuelo Luis.

Realizó su enseñanza básica y media en el Liceo Alemán de Santiago donde fue compañero de colegio de Clodomiro Almeyda, quien influyó notablemente en él acerca de las teorías del marxismo. Sin embargo el pensamiento de Altamirano también estuvo influido por su tío Hector Orrego Puelma que era afín al ala más izquierdista del extinto Partido Liberal (1849-1966) y además era amigo de Pablo Neruda.

En 1942, junto a Almeyda, entra a estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile donde entablaría amistades con gente como Andrés Aylwin, su hermano Patricio, Felipe Herrera. También cabe destacar que durante este periodo conoció a Salvador Allende que estudiaba medicina en la misma casa de estudios.

En sus años universitarios participó acerca de intensos debates sobre política para definir en qué partido militarían a futuro él y las personalidades citadas, por lo que decidieron organizar un encuentro durante una de sus vacaciones en el fundo de su abuelo en Chillán en 1945.  Dicho encuentro selló su opción de unirse al Partido Socialista (PS), como por ejemplo también la de los hermanos Aylwin en unirse a la Falange Nacional dado su catolicismo. ​ Acerca de su decisión de sumarse al PS, Altmirano ha aducido que fue por «razones laicas».

Por aquellos años, en 1946, se reveló como un gran atleta cuando ganó el campeonato sudamericano de salto alto; llegó a saltar 1,96 metros. Aquel hecho fue presenciado por su amigo personal, el político e intelectual peruano fundador del Partido Aprista (APRA), Víctor Raúl Haya de la Torre, que se encontraba en el palco del Estadio Nacional esa ocasión.

En 1947, se recibiría de abogado.

Carrera política

En 1948, durante el gobierno del radical Gabriel González Videla se aprobó la Ley de Defensa Permanente de la Democracia o «ley maldita» que eliminaba de la vida política al Partido Comunista (PC), que incluso había apoyado la candidatura de aquel presidente. Ese hecho causaría mayor división en la ya fraccionada izquierda chilena dado que mientras el PC hacía lo que se le ordenaba desde Moscú, el PS tenía un carácter lationamericanista; hubo dirigentes socialistas que apoyaron dicha ley y que posteriormente fueron expulsados de la colectividad.

Altamirano sin embargo, decidió sumarse junto al PS a la candidatura a Carlos Ibáñez del Campo en las elecciones de 1952 (el mismo que desplazó a su tío abuelo como presidente de la junta militar de 1924), ​ no dejando de solidarizar con los marginados comunistas pese a las disputas. ​ A la candidatura de Ibáñez se unieron socialistas simpatizantes de dicha ley y otros que no como Clodomiro Almeyda, definido por Altamirano como un marxista ortodoxo. Según confesiones del propio Altamirano, «don Cloro» (como se le apodaba a Almeyda) consideraba a Ibáñez como la «virgen del carmen» del partido, aduciendo a que no habían más posibilidades electorales inmediatas. Por su parte, Altamirano simpatizaba con Ibáñez debido a la rivalidad que este último tenía con la derecha chilena y el Partido Radical, al que el socialista consideraba en aquel entonces un «partido de la burguesía» que «buscaba la conciliación de clases» dado que varios de sus militantes eran dueños de fundo y desde el gobierno de Pedro Aguirre Cerda presionaron para que no se realizara una reforma agraria.

Sin embargo personajes importantes del PS como Salvador Allende (que fue uno de los fundadores del partido en 1933), Tomás Chadwick Valdés y José Tohá se desligaron debido a que vieron con desconfianza las promesas de campaña del candidato y además recordaron los episodios de persecución política sufridos durante su primer gobierno. Esta facción pasó a constituir el Partido Socialista Popular ya que el sector expulsado del original Partido Socialista logró que el registro electoral conservara dicho nombre a su favor. Allende compitió de manera separada contra Ibáñez pero sacó un magro 5,45% de los sufragios frente al 46,72% conseguidos por el ex-militar. En 1957, se volvería a reunificar el Partido Socialista.

Gobierno de Ibáñez y ruptura legal (1952-1953)

Durante el segundo gobierno de Ibáñez formó parte de su mandato como subsecretario de hacienda. Durante su paso por el Ministerio de hacienda (que tenía como ministro a su antiguo compañero universitario Felipe Herrera), destaca la creación del Banco Estado en 1953, el cual estaba destinado a un público situado entre la clase obrera y la clase media para la obtención de créditos.

No obstante, él y su partido se retiraron del gobierno luego de que Ibáñez le pidiera la renuncia en «buenos términos» al entonces ministro del trabajo Clodomiro Almeyda en 1953, quien apoyó un paro obrero en la fábrica Yarur-Sumar. Esta fábrica aportó importantes sumas de dinero durante la campaña presidencial a través de su dueño, quien habría puesto presión para el cese del apoyo a la huelga. ​ Sin embargo, esto no fue motivo para mermar «las tertulias vespertinas» de los socialistas con Ibáñez, donde se lograron acordar medidas como la ley de cédula única y la derogación de la ley maldita, ambas ideas de Altamirano.

Conexión con Latinoamérica (1953-1969)

En 1956, los socialistas se reunificarían y constituyeron el Frente de Acción Popular (FRAP) que erigió como líder a Allende.

Ese año, el partido condenó la intervención militar soviética a Hungría tras las revueltas en ese país, a lo que Altamirano junto a figuras prominentes del partido como Eugenio González Rojas o Raúl Ampuero se sumaron.

Durante esta época el PS estrechó lazos con dirigentes del mundo latinoamericano, en especial del APRA de Perú como Manuel Seoane Corrales, Luis Alberto Sánchez o José Melgar Márquez (primo de Seoane; que atentó contra la vida del dictador Luis Sánchez Cerro en 1931). Ellos solían pasar exiliados en Chile cada vez que en Perú se instalaban dictaduras que perseguían a los apristas. Cabe destacar que Seoane y Luis Alberto Sánchez entablaron una gran amistad con Salvador Allende (en su casa eran alojados mientras se mantenían exiliados), no así Haya de la Torre que no pasaba sus exilios en Chile pero mantenía lazos con Altamirano. Por otra parte también en el partido hubo cercanía con personalidades como el boliviano Víctor Paz Estenssoro del Movimiento Nacionalista Revolucionario (referente de la Revolución Boliviana de 1952), los venezolanos Rómulo Gallegos y Rómulo Betancourt (que al igual que los apristas estuvieron exiliados en Chile, esta vez de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez) e incluso el expresidente mexicano Lázaro Cárdenas por quien Allende tenía gran aprecio.

En 1958, el partido apoyó en las presidenciales de ese año a Allende, quien esa vez perdió de manera inédita frente al centroderechista Jorge Alessandri luego de que le fueran arrebatados votos por el independiente Antonio Zamorano, apodado «El Cura de Catapilco». Posteriormente, el propio Zamorano luego reconocería que Alessandri le visitó en varias oportunidades, brindándole apoyo económico a su candidatura.

La concreción de la Revolución cubana y la posterior alianza entre Cuba y la Unión Soviética marcó un cambio de rumbo en la izquierda latinoamericana y en el propio Partido Socialista generando grandes divisiones nuevamente. Hubo ciertos partidos marxistas en América Latina que apoyaron la revolución desde el primer minuto como el uruguayo al igual que el PS. ​ Otros que como el PC no lo hicieron debido a que aún no había acercamiento de Fidel Castro a la Unión Soviética. Aquello cambió de rumbo tras la alianza entre la isla y los soviéticos una vez que Estados Unidos cristalizó sus agresiones a Cuba diplomática y bélicamente con la Invasión de Bahía Cochinos. Tras la alianza soviético-cubana, el Partido Socialista pudo congeniar con el PC dado que este último oficialmente podía brindar apoyo al gobierno de Castro.

Consolidación en el PS (1961-1969)

En 1961, Altamirano sale electo por el FRAP como diputado por Valdivia, La Unión y Río Bueno, teniendo que recibir una devastada localidad por el Terremoto de Valdivia de 1960, sismo más grande registrado en la historia de la humanidad. El propio Allende habría dedicado más tiempo en colaborar con esta zona que en ocuparse de su campaña para senador en la zona de Valparaíso y Aconcagua.

En 1965, Altamirano sale electo esta vez como senador por la provincia de Santiago, perfilándose ya como un dirigente importante del PS, que ese año fijó su ideología oficial como marxista-leninista durante un congreso en Linares. Sin embargo, dos años más tarde en 1967 en Chillán, finalmente el partido decidiría durante otro congreso que solo sería el marxismo su ideología; esta contempló la vía electoral. Ante esta definitiva declaración de principios, Altamirano estuvo resueltamente a favor e incluso hubo socialdemócratas dentro del partido que se mantuvieron como González Rojas o Allende, quienes a diferencia de Ampuero se eximieron de problemas, dado que este último fue expulsado por Aniceto Rodríguez.

No obstante, en 1966, fue invitado junto a Clodomiro Almeyda por parte de Miguel Enríquez a formar parte del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), agrupación que él fundó y era partidaria de la vía armada al socialismo. Esto fue rechazado por ambos que prefirieron mantenerse el partido, pero no perder contacto con Enríquez.

En el plano internacional, Altamirano y Allende continuaron estrecharon relaciones con personalidades de la política foránea, solo que esta vez fuera de América Latina. Entre esas personalidades estuvieron el líder yugoslavo Josip Broz Tito o el también líder de Argelia, Houari Boumédiène, quienes eran referentes del Movimiento de Países No Alineados; organización a la que buscaban sumar a Chile de llegar hipotéticamente a una presidencia.

En 1968, el partido nuevamente volvería a condenar las acciones de la Unión Soviética, que esta vez puso fin a la Primavera de Praga tras la invasión militar a Checoslovaquia, a lo cual una vez más se sumó Altamirano.

Unidad Popular (1969-1973)

En 1969, se fundaría la Unidad Popular, coalición que reemplaza al FRAP y estaría formada principalmente por su partido el PS, el PC y el Partido Radical, que conseguirían la adhesión de otros partidos medianos y escindidos. Esta coalición sería la que llevaría por fin a Allende al poder luego de ganar las elecciones presidenciales de 1970 y ser ratificado por el Congreso pleno el 24 de octubre. Durante esas elecciones la Democracia Cristiana (ex-Falange Nacional) lanzó un programa de gobierno idéntico al de la UP mediante el candidato Radomiro Tomic que proponía un «socialismo comunitario». Fue precisamente esto lo que posibilitó la llegada de Allende al poder.

En enero de 1971, tras el XXIII Congreso del PS celebrado en La Serena, Altamirano fue elegido de manera unánime como Secretario General del partido junto a Adonis Sepúlveda, quien obtuvo el cargo de subsecretario. En este congreso el partido se comprometió a colaborar y obedecer el programa de gobierno del «Compañero Presidente», como denominaban a Allende. Semanas más tarde, Altamirano redactaría un documento titulado «El Partido Socialista y la Revolución Chilena» donde hizo una fuerte autocrítica al partido (incluyéndose) por los Congresos efectuados en Linares y Chillán, en los cuales aseguró que terminaron errando al denunciar la vía electoral en 1965 ya que terminaron accediendo a ella, como también otros factores que no fueron del todo producentes de acuerdo a la cánones de los dirigentes del partido. Allí también se mostró demasiado crítico con el comportamiento «imperialista» de Estados Unidos mediante la Alianza para el Progreso.

Tras el redondo año 1971 que tuvo el gobierno tanto en cifras como logros sociales, estos serían eclipsados los años 1972 y 1973, donde las amenazas del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, se hicieron realidad luego de hacer cumplir su promesa de «hacer aullar la economía chilena»; para ello utilizó a la CIA que orquestó el caos económico y social junto a la ITT Corporation que financiaba a todos los medios opositores.  Ante este dramático panorama donde se incitaba continuamente a un Golpe de Estado, Altamirano en más de una ocasión señaló que «el conflicto armado sería inevitable» ante la abierta sedición de parte de la armada que asesoraba a Patria y Libertad; grupo de extrema derecha que buscaba desestabilizar al gobierno. Clara muestra de ello fue la fallida intentona el 29 de julio de 1973, bautizada como el Tanquetazo.

Cabe destacar que Altamirano era partidario del «avanzar sin transar» dentro de la UP, comparable al «todo es posible» del francés Marceau Pivert que militara en el Frente Popular galo en los años 1930. Eso se debió a que no veía con buenos ojos la posibilidad de limitar el programa y que se cediera ante la DC (financiada por la CIA) a esas alturas claramente alineada con la derecha chilena y el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, dentro de ese partido hubo excepciones como el propio Tomic que buscó un acercamiento con la UP; idea que tampoco fue del agrado quienes dirigían aquella institución como el expresidente de la república Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin, el mismo que fue amigo de Altamirano en los cuarenta. Dicha proclama generó más de un roce en el entonces oficialismo, por lo que una fracción del Partido Socialista junto al MAPU y al MIR (movimientos políticos extra-coalición simpatizantes del gobierno) se colgaron de este lema, aún leales a la voluntad de Allende.

Durante del proceso de acercamiento a los países de la órbita socialista, Altamirano visitó Corea del Norte, donde se reunió con Kim Il-sung, máximo dirigente de ese país.​ No obstante, de acuerdo a Altamirano no recibieron apoyo de Kim en cuanto a la vía chilena al socialismo. Mismo hecho ocurrió con el entonces líder de la URSS, Leonid Brézhnev, que en una reunión que sostuvo con Altamirano durante la visita de Estado que Allende emprendió a dicho país, le aseguró que su nación «no estaba en condiciones de apoyar dos Cubas en América Latina» y no les podría ayudar bajo ningún motivo debido a la distancia geográfica entre Moscú y el puerto de Valparaíso.

Para las elecciones parlamentarias de 1973, Altamirano es reelecto por la provincia de Santiago. Ante este resultado donde la oposición buscaba declarar al gobierno fuera de la legalidad, la UP con la elección de Altamirano y otras figuras importantes de la coalición lograron un sorpresivo 44%.​ Con esto la oposición comenzaría a orquestar lo que sería el definitivo golpe de Estado y buscar hacer efectivas las propuestas de la ITT acerca de instalar una dictadura militar una vez realizado el putsch.

El día 9 de septiembre de ese año, Altamirano pronunciaría un célebre discurso junto a Miguel Enríquez del MIR y Oscar Garretón del MAPU, en el Estadio Chile. Allí comunicaron la denuncia de un grupo de marineros con quienes se reunieron y aseguraron haber presenciado una reunión conspirativa entre altos oficiales de la Armada para derrocar al gobierno constitucional. No obstante, la oposición calificó esto como una «incitación a la violencia, un llamado a la división de las FF.AA y consiguiente Guerra civil».

Lo cierto es que tras esta denuncia los marinos contaron como los únicos que sufrieron violaciones de DD.HH durante el gobierno de Allende tras haber sido torturados en Talcahuano. Allí los militares torturadores pretendieron que los marinos dijeran en la grabadora que Altamirano, Enríquez y Garretón les habrían ordenado a bombardear Valparaíso.

Exilio y «renovación» del PS

Clandestinidad y fuga

Sin embargo, el plan de la ITT y la denuncia de los marinos se harían realidad tras el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 que sellaron la instalación de la dictadura de Augusto Pinochet (quien fuera Comandante en Jefe del Ejército de Allende y se sumara tan solo dos días antes al levantamiento) y el suicidio de Allende. Esto hizo que Altamirano, Enríquez y Garretón encabezaran la lista de los más buscados, por lo que pasó a la clandestinidad.

Luego de ocultarse de casa en casa durante 60 días, Altamirano consiguió mediante su hermano Guillermo la preparación de su salida. Él era un médico y psiquiatra infantil que atendía al hijo de una secretaria de la Embajada de la República Democrática Alemana (RDA). Sin embargo este al consultarle a dicha mujer si ellos podrían darle alguna protección a Carlos, logró tener éxito luego de que ella le preguntase al embajador, quien consiguió el visto bueno del presidente Erich Honecker tras llamarlo. Para sacar a Altamirano del país, Honecker dijo que la operación duraría entre cuatro y cinco días. Para tal efecto, ellos consiguieron un automóvil además de un agente de inteligencia que lo trasladaron desde Santiago hacia Portillo (viaje que tuvo que hacer en maleta). En Portillo, tuvo que permanecer oculto horas en una quebrada mientras el agente hacía a los trámites para salir con destino a Argentina por el Paso de Uspallata. Aquella determinación la tomaron Altamirano y el agente por seguridad. Una vez recogido por el agente y ya en Mendoza, luego se desplazaron a Buenos Aires. Allí estuvo tres días en la embajada alemana para después viajar a Cuba y aparecer en La Habana el 1 de enero de 1974, donde fue recibido por Fidel Castro. ​ Tras de un par de semanas en la isla, emprendió viaje hacía el país germano y se radicaría definitivamente en Berlín del este, siendo allí altamente vigilado y protegido por la Stasi.

Sin embargo, para 1975, durante una visita que hizo Altamirano a Madrid, Pinochet habría planeado su asesinato. De hecho el mismo Altamirano revelaría que en el Aeropuerto de Barajas tuvo un encontrón con un tipo extraño que le pegó un empujón y se le cayó un maletín, el cual a la larga sería el mismísimo Michael Townley. El norteamericano no pudo concretar el asesinato ni ahí ni las veces que incluso lo intentó en Ciudad de México y París en doble ocasión.

Renovación del PS y pugnas (1979-1990)

A principios de 1979, dejaría Alemania del Este y parte a Francia. Esto coincidiría con su protagonismo en la renovación ideológica del partido, la cual comenzó a encabezar un año antes en el cargo de secretario en el exilio. Esta renovación consistía en abandonar posiciones marxistas acordadas tras los congresos de Linares y Chillán, volver al sello demócrata original del partido cuando éste fue fundado en 1933 y además abrazar las doctrinas económicas de la socialdemocracia europea. Antes de abandonar definitivamente la RDA, esta vez estrechó vínculos con el italiano Enrico Berlinguer, militante del Partido Comunista Italiano (PCI) y fundador del eurocomunismo, ideología que lo motivó a «renovar» al PS. Hay que recalcar que Berlinguer era muy crítico de la URSS, lo cual sumado a la antigua postura crítica de su partido hacia los soviéticos, dieron impulso a la decisión de Altamirano.

La «renovación» sin embargo, no estuvo exento de polémicas encontrando una recalcitrante oposición en Clodomiro Almeyda que en abril de 1979, es elegido como nuevo secretario general del partido junto a Galo Gómez como subsecretario. Ante este panorama de división, se determina su expulsión del partido junto a otros dirigentes como Jorge Arrate, Jaime Suaréz, Luis Meneses y Erich Schnake bajo los cargos de ser «elementos representativos de los resabios de un pasado en trance de superación y que testimonian la supervivencia de núcleos irreductibles y resistentes al desarrollo cualitativamente superior de una auténtica vanguardia revolucionaria». Altamirano no aceptó esta situación, declarando la reorganización del partido y convocando a un congreso. El XXIV Congreso se realiza en Francia en 1980 y en este Altamirano declara: «Sólo la renovación muy profunda y rigurosa de definiciones y propuestas de acción, de lenguaje, de estilo y métodos de «hacer política» harán efectiva nuestra acción revolucionaria (…) Ello no nos obliga a «refundar» el Partido Socialista de Chile. Significa, sí, «renovarlo», entenderlo como nuestro más precioso instrumento de cambio, como una opción de poder, como una alternativa de transformación». Esto definitivamente provocó una división dentro del partido entre los partidarios de Almeyda y Altamirano, existiendo en paralelo hasta 1991, enfrentando por cierto la elección parlamentaria de 1989 de manera desligada, e incluso en listas separadas.

Durante su estancia en Francia, la que vivió toda la década de 1980 y a principios de los 90 en París, también entabló una muy buena relación con el presidente francés François Mitterrand del Partido Socialista de ese país (1981-1995).

Retorno a Chile y retiro de la política

Altamirano regresó a Chile en 1993, desvinculándose desde ahí de la política activa, aunque no de la reflexión política. En cuanto a este último punto, cabe destacar que es muy crítico del rol que ha tenido el su partido dentro de la Concertación de Partidos por la Democracia que sucedió a la dictadura de Pinochet, asegurando que quiso renovar el partido con la intención de democratizarlo y respetar los DD.HH en lugar de haber aceptado por completo el Consenso de Washington.

Entre 2006 y 2010, se lanzó un libro basado en el diálogo que tuvo con el Premio Nacional de Historia, Gabriel Salazar, además de sus memorias, donde hacen una radiografía de la historia y la política chilena desde la República Conservadora que se impuso tras la Batalla de Lircay y tuvo como ideólogo principal a Diego Portales, a la actualidad. También tocaron temas contingentes como la globalización y sus efectos, además de como debiera organizarse y enfrentar ésta la izquierda local, latinoamericana y mundial. Dicho libro se titula «Conversaciones con Carlos Altamirano».

El 21 de abril de 2016, concurrió al funeral de Patricio Aylwin que murió a la edad de 97 años, lo cual fue considerado un acto simbólico. Altamirano aquel día afirmó «sentir mucho su muerte», a pesar de las serias diferencias que tuvieron durante el periodo de la Unidad Popular.

 

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