Cultura Nacionales

Trujillo y la consolidación de la nueva facción burguesa (2)

Written by Debate Plural

Alvaro A. Caamaño y Ramón E Paniagua H. (Crisis de la dominación oligárquico-burguesa, Archivo General de la Nación 2017)

 

La burguesía estaba fraccionada a su vez en los siguientes sectores:

Facción oligárquica (terratenientes, caudillos regionales):

  • Burguesía industrial y exportadora a la vez.
  • Burguesía agraria, vinculada al tabaco-cacao, ganadería y otros rubros.
  • Burguesía comercial, importadora y exportadora a la vez.
  • Pequeña burguesía, fraccionada en los siguientes sectores: Pequeña burguesía mercantil urbana. Pequeña burguesía mercantil agraria. Pequeña burguesía no vinculada al comercio sino a los servicios.
  • Obreros, vinculados al azúcar, pastoreo, cargas en los puertos, jornaleros etc.

Consideraciones

Por entenderlo pertinente y en aras de la claridad argumental, planteamos a continuación algunas consideraciones teóricas en relación al concepto de facción oligárquico–burguesa. ¿Qué queremos significar con el uso de esta noción en el presente trabajo?

Definimos como facción oligárquico–burguesa al bloque histórico de dominación burguesa en los marcos de una economía predominantemente agroexportadora.

En otros términos, el uso de la noción de oligarquía en el presente trabajo en modo alguno no autoriza a definir como oligárquica la estructura clasista del periodo histórico en cuestión. En ese orden, es importante enfatizar que el grupo oligárquico como tal tenía representación en los otros sectores del capital; en vista de esta perspectiva, esta vendría a ser una modalidad de dominación burguesa que expresa un estilo corporativo, excluyente, en resumidas cuentas antidemocrático.

Reiteramos, pues, que la caracterización de la estructura clasista que asumimos en el presente trabajo enfatiza la naturaleza hegemónica o dominante del componente burgués y que, por lo tanto, la facción oligárquico–burguesa no vendría a ser otra cosa que un conjunto sectorial de los estratos superiores del bloque dominante en un contexto de una economía capitalista atrasada, en el cual el eje agroexportador todavía tiene un peso decisivo.

En consecuencia, la noción de facción oligárquico-burguesa no vendría a ser más que una «herramienta conceptual», para evidenciar la conjunción o el vínculo orgánico entre la burguesía terrateniente y su expresión corporativa en el ejercicio del poder político, sesgada por su naturaleza exclusivista, excluyente y antidemocrática.

Metamorfosis forzada de la burguesía dominicana en el contexto de la dictadura trujillista

Si bien existían en la formación social dominicana los sectores clasistas descritos en el apartado anterior de este trabajo, los mismos no tenían el desarrollo orgánico suficiente para protagonizar cambios fundamentales en la formación social de referencia. Esto ha motivado la tendencia de algunos historiadores y sociólogos que afirman que, al no tener conciencia de clase, nuestra burguesía no existía, que la misma era prácticamente un mito.

Esta postura teórica enfoca el elemento conciencia de clase como el punto clave para admitir de forma objetiva la existencia de la burguesía como clase social en la formación social y económica dominicana.

Entendemos que la presencia objetiva de la burguesía y la facción oligárquica radica en el mayor o el menor control sobre el aparato productivo del país.

La existencia de ambas queda atestiguada en su vinculación al mercado interno y en otras actividades relacionadas con los mecanismos de poder y a la concentración de grandes medios Crisis de la dominación oligárquico-burguesa (1961-1966) 41 de producción en sus manos, como grandes hectáreas de tierras, ganados, comercio de importación y exportación. El peso de estas en el clientelismo político que esos grupos oligárquicos y burgueses ejercían en los campesinos y capas urbanas de las ciudades, se materializaba a través de las dádivas y el carácter pater familiae del Estado.

Es durante el período de 1930-1961, o sea, durante la Era de Trujillo, cuando Trujillo forma su propio sector clasista dominante, impulsa un proyecto corporativo desarrollista y personalista, que supera los llamados procesos modernizantes ocurridos durante los gobiernos de Ulises Heureaux (1887-1899), Ramón Cáceres (1906-1911), el gobierno interventor norteamericano (1916-1924) y el tercer gobierno de Horacio Vásquez, (1924- 1930) periodos estos que evolucionaron desde 1886 al 1930.

Durante la dictadura trujillista se dan pasos tendentes a la reestructuración del Estado dominicano, para que este funcione como la plataforma del proyecto burgués que el dictador implementaba en esos momentos. Todo esto implicaba reformas políticas, fiscales, económicas e institucionales, o sea, cambios estructurales en la formación social dominicana.

La crisis de 1929 dio posteriormente la oportunidad a la dictadura trujillista para la explotación de ciertos renglones económicos que hasta la fecha no habían tenido la importancia que revestían en esos momentos, fortaleciéndose el sector burgués trujillista con la monopolización de esas áreas.

Dentro de los pasos dados por la dictadura para ampliar su base económica y desplazar a los sectores burgueses y oligárquicos tradicionales, podemos citar la concertación de un tratado del régimen con Inglaterra para, a través del mismo, garantizar la reciprocidad comercial y tratar de romper el desequilibrio que implicaba el comercio con los Estados Unidos, y que era controlado de algún modo por la burguesía tradicional en sus diferentes grupos. Esto fue evidencia de que esa burguesía tenía existencia objetiva y que controlaba mecanismos importantes del poder. Esta medida no indica que la dictadura rompió con los Estados Unidos y que deseaba establecer un verdadero estado de independencia frente a los Estados Unidos de América.

Recordemos que los Estados Unidos compraban un 22% de las exportaciones dominicanas y la República Dominicana importaba un 60% de los Estados Unidos.

Trujillo se percató desde tiempo atrás de la inserción y control de la burguesía tradicional Horacista cacerista y jimenista en el mercado interno y externo, lo cual representaba una desventaja para su proyecto hegemónico.

Lógico es visualizar que el dictador trataría de romper este vínculo, ya que el mismo significaba compartir áreas de explotación económica con esos sectores, que le adversaban social y económicamente y que eran un obstáculo real para el proyecto corporativo y personalista que había emprendido. Es este proceso el que influirá en gran medida en la atrofia y desplazamiento del sector oligárquico burgués, lo que traerá, a la caída de la tiranía, consecuencias serias para esos sectores cristalizar un proyecto político armónico entre los grupos oligárquicos burgueses desplazados.

Podemos inferir que Trujillo continuó con el objetivo de ampliación de las relaciones comerciales con países europeos, para superar el 22 % de las importaciones desde los Estados Unidos que compartían los sectores burgueses, como forma de ampliar y fortalecer el proyecto corporativo y los nuevos grupos burgueses que surgían con el dominio que este ejercía sobre los mecanismos de poder. Trujillo estaba produciendo una revolución que traería serias consecuencias sobre la estructura clasista tradicional, con el desplazamiento forzado y la exclusión de segmentos importantes de estos sectores clasistas.

Por tal situación focalizó como un punto clave a España, con la cual firmó un tratado de reciprocidad comercial en 1935, que no tuvo el impacto que se proponía al igual que con Inglaterra, por el estallido de la segunda Guerra Mundial, entre otras motivaciones.

El proceso de acumulación originaria de capitales era llevado por Trujillo de forma acelerada desplazando, como se ha reiterado, a los diferentes sectores burgueses que obstaculizaban su proyecto, en compensación por el fracaso relativo de su vinculación comercial con Europa.

Debemos observar que en la formación social dominicana no había un alto desarrollo orgánico de la estructura clasista, traduciéndose esto en formas atrasadas de dominación política. Este bajo desarrollo imposibilitaba cambios fundamentales en la sociedad dominicana, que la dictadura logró materializar a nivel estructural, promoviendo reformas fiscales e institucionales que llevarían a la República Dominicana a la modernidad y a la cualificación del sistema político.

Este proceso lo llevaría a cabo Trujillo, visualizado en el contexto que se presentó en la coyuntura de 1930, y se prolongó durante los treinta y un años de la dictadura.

La metamorfosis obligada se opera en lo que se puede llamar burguesía tradicional, que no explotaba áreas económicas vinculadas al capital imperialista o a empresas de esa naturaleza, y que fue arrastrada por Trujillo a su proyecto en condiciones de dependencia o subordinación.

La transformación de la burguesía tradicional se materializa al surgir un sector de la misma capitalizado por Trujillo, transformándose ese sector en industrial y convirtiéndose en el grupo más importante de la estructura clasista y de la burguesía dominicana, junto con la familia del dictador y su grupo de allegados. Esta situación planteó un nuevo escenario, pues el sector burgués trujillista al controlar la dimensión industrial, comercial, agropecuaria, exportadora e importadora, relegó a la vieja facción oligárquica y burguesa a un plano cada vez de menor importancia. La facción trujillista de la burguesía ocupó el puesto de clase dominante y subordinó la estructura social bajo su dominio, restándole potencialidad a la burguesía tradicional para desarrollarse como clase burguesa nacional que asumiera los desafíos de construir un proyecto de nación viable y moderno.

De ahí lo atípico de este proceso, cuyo impacto tardío provocaría una crisis de la dominación oligárquico-burguesa al desaparecer la dictadura en 1961.

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