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Epistolario Íntimo… Proyectos, Publicaciones y Viaje a Harvard (82)

En 1940, aparecen sólo dos cartas registradas en el Epistolario íntimo de Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes (Ver, Op. Cit. Tomo III, PP. 471-472. En la organización de Juan Jacobo de Lara las dos cartas suponen otras que las circunstancias de comunicación, mudanza o traslados de un sitio a otro, no pueden garantizar como documentos de vida. Pérdidas, extravíos o alguna que otra situación de incomunicación, podrían incidir en cuanto al poquísimo registro del año 1940.

En efecto, entre junio y julio se producen las dos cartas de Alfonso Reyes, sin que haya alguna de Pedro Henríquez Ureña.

Sin embargo, AR le refiere la última carta recibida por PHU el 21 de diciembre de 1939 (ver, pp. 467-468), y a la vez le comunica lo que con respecto a su consejo está haciendo ahora como “cosas nuevas”:

“Dejando para más tarde, como me lo recomendaste en tu última carta, el recoger mis cosas dispersas y transformarlas en cosas nuevas. A cada instante tengo la sorpresa de encontrarme viejas notas que el vaivén diplomático me había hecho olvidar y que representan el punto en que se quedaron mis estudios. Por primera vez he podido reunirme con todo ello y volver a concentrar un poco mi espíritu. Ya vencí las adaptaciones”. (Ver carta del 25 de junio del 1940, enviada desde México, D.F., p. 471).

AR le pide en esta ocasión la localización de un dato útil sobre la lectura de La Ilíaday que ahora está necesitando:

“Pero hay cosas que a pesar de todo mi orden, se me han quedado sólo en la memoria y no siempre logro precisarlas. Una se me ocurre consultarte: hace muchos años leímos en alguna parte la impresión de cierto hombre rústico que, ante una lectura de La Ilíada, declaraba que los hombres después de esto se le figuraban gigantes, o algo parecido. En vano lo busco en Matthew Arnold, On translating Homer; en vano lo busco en Thoreau Walden  ¿Podrías decirme dónde esta eso?” (Ibídem.) 

Brevemente le pide a PHU que le mande toda cuanto haga, y aprovecha la ocasión de referirle, cómo está México en el contexto político propio del gobierno:

“Saludos a todos, mándame cuanto hagas. Aquí estamos ahora viendo de salvar nuestra institución a través del puente de las elecciones. No hablemos de Europa, que duele hasta la muerte” (Ibídem).

Los comentarios o juicios de AR sobre lo real del contexto mexicano o europeo no arrojan detalles particulares, pero es claro entender lo que sugieren sus palabras. El 13 de Julio AR le agradece a PHU el envío de su Plenitud de España: “Creo indispensable recoger las cosas, organizarlas, ponerlas en valor, porque escribimos para públicos desatentos y negligentes. Por eso me pareció un poco injusto que en alguna reciente carta me dijeras que dejara ya en paz las muchas cosas que tenga desperdigadas.” (Ibídem. PP. 471-472).

AR le responde en parte en una consideración de PHU sobre el procedimiento de recoger cosas, ya publicadas con el fin de conformar volúmenes individuales. Para Alfonso, recuperar cosas publicadas y casi divididas por el lector actual resulta un acto de re-escritura, re-lectura que pide una nueva organización. Según Reyes.

“Conocía casi u todo el contenido de su actual volumen, pero cada vez que releo algo encuentro en ello un nuevo interés. En suma, que sólo tengo respaldos para el índice donde, además de la errata que tú corregiste, advierto que los artículos de Pérez de Oliva y la Edad Media parecen formar parte de una sección sobre Lope de Vega. Tal vez pudiste pasar estos artículos antes de los de Lope”. (Ver Ibídem PP. 470-472).

El libro “Plenitud de España” recoge los aportes de PHU sobre autores y obras que históricamente han incidido en la cultura española, desde la Edad Media hasta la modernidad. La selección de ensayos que comprende este libro presenta los principales ribetes, aristas y mundos del hispanismo justificado por un ideal filosófico-literario y cultural. Las claves de un conocimiento literario junto a un trabajo de crítica y análisis vertebrado por ideas humanísticas fructíferas logran articular una visión del ensayismo, sustentada por cardinales clásica y moderna.

AR le recuerda a PHU que él debe empezar a recoger cosas que tiene muy dispersas, pero útiles y que pueden salvarse. Mediante Amado Alonso, AR le ha hecho la invitación a PHU para que elija textos que él crea importantes para la publicación de un libro:

“Tienes muchas cosas dispersas. Te reitero la invitación que te hice por conducto de Amado Alonso. Podemos aquí hacerte un libro con lo que te parezca”. (Ibídem;)

Reyes concluye esta última carta de 1940 con asuntos de salud y malestares familiares:

“Hemos tenido en casa una racha de males: trepanación de la nietastra, operación de mi hijo, escarlatinas de la hijastra y la nieta. Y yo, aunque ya me defiendo mejor, me doy cuenta de que mi salud no tiene estabilidad en México. Del mundo no hablemos. Silencio y sufrimiento… (Ibíd. Loc. Cit.)

PHU ha estado en Harvard, con motivo de haber sido invitado a disertar en la Cátedra Charles Eliot Norton, cuyos resultados se pueden leer en Las corrientes literarias en la América Hispánica. De regreso a la Argentina y a bordo del buque Santa Elena, PHU le escribe una carta a AR donde le narra su travesía y ocurrencias:

“Hoy he embarcado en New York rumbo a Valparaíso. He escogido esta vía, aunque con el cruce de los Andes me sale más cara, para conocer la costa del pacífico y ver la casa de Lima. Belarinde (sic) me dijo en Miami y en Cambridge- que me haría quedar unos días pero no creo que podré, porque eso significaría perder días de trabajo un Buenos Aires, y ya debo reintegrarme a mis clases. Camila mi hermana, va también a Buenos Aires; por ahora tropieza con la falta de pasajes de Panamá: los barcos van llenos de La Habana, y los aviones, no sé por qué” (Carta dirigida a AR por PHU, On board S.S. “Santa Elena”, 25 abril, 1941, op. cit. p. 475).

PHU quería llegar a México, pero no pudo y decidió intentarlo por La Habana donde se encontraría con familiares allí:

“Me fue imposible intentar siquiera el viaje a México: tenía que optar entre La Habana, donde vi a mis hermanos, Fran y Camila, y a mis tres medios hermanos y a mis cuatros cuñadas, que son a cual mejor, y mis dos únicas sobrinas y a mis dos tías, una de ellas muy enferma y muy querida de todos, sin contar los amigos infinitamente fieles, como Lizaso y Brull, para quien mi llegada según Adelita – fue una inyección de vitamina contra su malestar.” (Ibídem).

Después de tanto tiempo sin ir a Cuba, ¿Cómo la encontró PHU?

“Encuentro a Cuba, pobre pero llena de espiritualidad: hay una juventud regenerada por el sufrimiento, con una seriedad profunda, vestida de sonrisa, y dedicada al trabajo. Fui a descansar y di nueve conferencias y media: media fueron unas palabras sobre Francia, seguidas donde lectura de versos franceses por dos señoras. Todos me rodearon de afecto, claro.”

Desde allí, PHU le narra toda una travesía de artistas, autoridades académicas y personalidades del mundo académico y las letras, e hizo contactos de publicaciones, conferencias, encuentros en departamentos académicos norteamericanos, direcciones importantes; visita a instituciones culturales, universitarias, una cantidad de invitaciones y almuerzos; acompañado de numerosos profesores, gentes de universidades, en fin, toda una travesía agotadora y fantástica.

About the author

Odalís G. Pérez

Profesor Investigador de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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