Adalberto de la Rosa (D. Libre, 1-3-18)
El acceso a la formación y al empleo para las personas con discapacidad es otro reto pendiente de la sociedad que pasa por el cumplimiento de la ley 5-13, mayor conciencia de los actores público-privado y la competencia de las personas con talentos especiales.
De acuerdo con el censo de 2010, el 65% de las personas con alguna discapacidad vive en condiciones de pobreza, con limitado acceso a un empleo y a la educación.
En el eje sobre formación y empleo del Primer Foro de Accesibilidad Inclusión para personas con discapacidad, que tuvo como exponentes al empresario Celso Marranzini, a Miriam Molina, representante de UNICARIBE y a Gisela Eusebio, presidenta de la Fundación del mismo nombre.
Marranzini consideró que una de los problemas que hay que resolver para lograr más accesibilidad al empleo y a la formación de las personas a las que llama “con talentos especiales” es la auto discriminación.
Consideró que hay que convencer a las empresas y a los propios discapacitados de que tiene el talento para hacer el trabajo requerido para hacer la labor que requiere la empresa o la institución.
“Si yo voy a una empresa a decir, denme el empleo porque yo tengo un talento especial y yo voy a dar lástima, olvídese de eso. Usted tiene que demostrar que tiene capacidad, que tiene voluntad. Yo no habría presido el CONEP si y le decía a los empresarios, ¡ay señores yo tengo muletas, denme un chance! Déjese de cuento, hay que ir a demostrar que uno tiene más capacidad que otros”, sostuvo. En el aspecto educativo cree que el sector empresarial , el público, las escuelas y las universidades debe trabajar más en la capacitación de las “personas con talentos especiales”.
Gisell Eusebio, presidenta de la Fundación que lleva su nombre, y que se dedica a capacitar a las personas discapacitadas para insertarlas en el mercado productivo, dijo que hay que educar a las empresas para que empleen a quienes tienen alguna discapacidad.
Destacó que la Ley 5-13 establece una estrategia de responsabilidad social: “Nosotros estamos conscientes de que muchas empresas quieren, se nos acercan, a veces el proceso desde que ellos muestran el interés de contratar personas con discapacidad hasta que se da, dura alrededor de un año. Nosotros visitándolos, yendo a reuniones hasta que reciben que contraten a una persona con discapacidad”, dijo.
Indicó que la institución que dirige garantiza a las empresa personas preparadas y empoderadas.
“Hay cierto temor de que estas personas se enfermen mucho, de vigilarlos y de separarlos de la entidad, pero nosotros tenemos vivencias de cómo los empleados con discapacidad afecta positivamente el clima laboral de las empresas y cómo como el producto final, la buena voluntad de los clientes ven que la empresa tiene la sensibilidad de emplear personas con discapacidad”.
Por su lado, la representante en el Foro de la Universidad UNICARIBE, Miriam Molina, dijo que cuentan con un personal capacitado y entrenado para cada una de las necesidades de las personas con discapacidad.
Manifestó que no tenían en su curriculum lenguaje de señas, pero ya se hizo un acuerdo para entrenar personal esa área que puedan cubrir esa parte e instruir.
Celso Marranzini entiende que también hay que derribar barreras tanto en el sector público como privado que permita el acceso de personas con talentos especiales en las instituciones o empresas y puso de ejemplo un programa que implementó en la Empresa Edesur cuando administraba la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales. Contó el caso de la maestra de ceremonias de EdeSur, una joven que era tan profesional haciendo su trabajo que la gente no se daba cuenta que tenía una discapacidad visual. “Osea que yo creo básicamente convencer a las empresas y conversarnos nosotros mismos”, dijo el empresario al tiempo de felicitar al administrador de EdeSur , Radhamés Del Carmen Maríñez por mantener el programa.
