DACA 4
Este Pato Donald desprecia al Chapo porque lamentablemente es el trofeo de un estadista ilegal . Persigue al Chapulín Colorado como la metáfora infantil de un Charly Chaplin condenado a resistir. La verdad sobre la narco celebridad tuvo un origen blanco. El poder supremo no puede legislar sobre otros estados condenados a negar su existencia como democracias legítimas. No libera al hijo de «Kim Il – Sung para castigar a Barack Obama porque no es deportable. Corea del Norte representa la ilusión de un genocidio pedagógico íntimo. Siria es la última carnicería de la civilización. A la escuela le asquea la historia. No se sueña con Ho Chi Min porque se cree que está muerto. Fidel no tuvo el coraje de esperar al emperador para inaugurar un duelo decadente. Alimenta el sueño nuclear de un niño perdido. Es un sicópata de nacimiento. La excusa para no legalizar a los dreamers es otro juguete fascista: Desea endeudarnos con una pared ciega que luego tendremos que derribar para no ofender a nuestros ancestros. Para el emperador todos somos apátridas, mejicanos, crimínales, sicarios consentidos, musulmanes, vándalos, drogadictos, putas inocentes, haitianos, poetas sin nombre, Maras aunque no sean salvadoreñas, vagabundos de otro color y como no nacimos en Noruega, peor, cualquier forma de acoso sexual es como «La fiesta del chivo» aunque no sea la de de la novela de Mario Vargas Llosa y haya un nieto que reclame sus cenizas. Pero como no podemos dejar de alimentar su narcisismo, solo nos queda correr entre los símbolos sagrados de una derrota ridícula: la bandera, las estatuas, el himno nacional y los instrumentos de reprensión.
DACA 5
El Emperador ama a Rusia pero desconoce al gran Alexander Pushkin aunque nunca sepa si fue o es el más importante poeta ruso. Va a Francia pero no pregunta por André Bretón ni ha visto de cerca la Guernica para celebrar su pasión por un arte degradante como el del poder real. Ataca las Maras pero no sabe quién fue Roque Dalton ni le han dicho quién fue Rubén Darío. Nunca lo oímos citar un poema de César √allejo o una metáfora de Pablo Neruda o aquel legendario poema de Pedro Mir: Hay un país en el mundo. A los dreamers les falta un duelo para reclamar su última autenticidad. Los fantasmas de los Hackers le regalaron un Vals falso al déspota. Echa de menos la ruleta rusa de un consenso angelical para liberar el mundo de su hipnosis apocalíptica. Conoció la espada de los reyes sauditas pero no olvidó su piggy bank. El golf, su deporte o su pretexto, es una máscara blanca de un presente mestizo. Las mujeres denuncian la vanidad de un corsario impotente. Los dreamers son la coartada de un negocio cultural que ya no lo hace feliz. No puede reclutarlos para corromperlos inmediatamente. Lapidarlos es la única solución del progreso infiel. Deportarlos es una fiesta nacional donde se arrastra la cabeza de Martin Luther King y Rosa Park por la Avenida Pensilvania. El maganánimo ama a Vladimir Putin porque no hay un Lenin despreciable que esté interesado en dormir en la torre donde los protestantes se bajan los pantalones para saludar el prostíbulo de la muerte de la última utopía del capital: una plutocracia universal, celebrada por una civilización invertebrada.
