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Peligra unidad y mundo pluripolar en américa

Written by Debate Plural

Luis Pino (teleSur, 6-12-16)

Pese a los grandes esfuerzos que se imponen en el mundo y a la afirmación optimista del Presidente ruso, Vladimir Putin, en el sentido del fortalecimiento del mundo multicéntrico y pluripolar, ante los estertores del viejo mundo unipolar, la realidad que se impone en nuestra América Latina y Caribeña, es otra, por cuanto empiezan a mostrarse las grietas del requebrajamiento de la unidad de nuestros pueblos, habida cuenta de que el gobierno imperial de Estados Unidos de Norteamérica (EEUU), ha pasado su factura a cada pueblo y ha arreciado una ofensiva de intromisión, ruptura de democracias, asesinatos selectivos, chantaje y boicot económico, bloqueos nos declarados, financiamiento a los grupos extremistas de derecha y toda clase de experimentos en la Guerra de IV Generación, con la verdad secuestrada por el reallity show de los medios de difusión masivos que controlan las burguesías transnacionalizadas, que por nuestra ignorancia y falta de convicciones, han permitido el avance de los intereses del gobierno rapaz estadounidense y de sus aliados, con experimentos útiles a sus intereses, como los aplicados Ucrania, Grecia y países invadidos en guerra en el Medio Oriente.

En este contexto, hemos tenido dos bajas físicas, la del Comandante Hugo Chávez y la del Comandante Fidel Castro, dos grandes referentes que influyen en la conciencia e inconciencia popular, por cuanto en los colectivos funcionan los referentes como guía material y concreta, que al faltar físicamente, dejan en la horfandad política y en el desasociego a grupos humanos que vieron en ellos la garantía de que sus esperanzas por un mundo mejor se cristalizaran, desde la pasividad del receptor de ese mundo mejor. No así sucede con quienes desde una percepción del líder a partir de las ideas y de la transformación ideológica, se convierten en portadores o herederos del legado.

Es por ello, también, que la figura mesiánica ha cobrado fuerza, como complejo semiótico de la psique humana, que de manera colectiva ha servido para la creación de dioses, religiones y mesías que con sus presencia física -desde el fetiche o desde la imagen- guían afectívamente a sujetos adocenados y seguidores de esa gran farsa pueril que es toda religión, como la católica, en la que el dios que nos han enseñado es, una veces bobo, otra malvado, pero todo está inspirado en su infinita sabiduría y su omniscencia.

El caso es que en Nuestra América del Caribe y Latina, los esfuerzos de emancipación, como paso previo a la revolución, para más adelante, al igual que en la libertaria Cuba, alcanzar la transformación revolucionaria o su madurez político-ideológica que conduzcan al socialismo, en las antípodas del capitalismo y todas sus formas engañosas, como el llamado progresismo, están tambaleándose, con la marcada tendencia de la restauración del capitalismo en sus formas más asquerosas, como lo son: el neoliberalismo como expresión económico-política y el fascismo como modelo orgánico estructural que rige al resto de la superestructura, con la excusa del “cambio” o “progresismo” que tanto pregonan como algo nuevo o de moda en esta sociedad de consumo massmediatizada.

Así tenemos que en Brasil se impuso un gobierno de facto con un golpe de Estado parlamentario, gracias a que las fuerzas del llamado progresismo y de la revolución fueron pasivos asistentes a este golpe, porque, además, estaban menguadas sus fuerzas, gracias al alejamiento de la mayoría nacional frente al gobierno que presidía Dilma Rousseff, quien depuesta se quedó y la vida económica y social en favor del gran capital retomó su curso, con la certeza de que el camino electoral para Luiz Inácio (Lula) Da Silva será obstaculizado y reprimido en las primeras manifestaciones de protestas que surjan de las menguadas fuerzas, por una razón: el coqueteo y convivencia con los verdugos, con quienes se hicieron alianzas y se intentó compartir el poder, como se evidencia en esa relación del golpista Michel Temer con la depuesta presidenta del Brasil. Y el resto de cómplices en Nuestra América Caribeña y Latina, legitimaron al golpista Temer, con excepción de muchos gobiernos serios del Movimiento de los No alineados, muchos de éstos, no alienados.

En Bolivia, los hermanos indígenas le movieron la silla a Evo Morales, porque la memoria colectiva, gracias a los favores del capitalismo, hizo que se olvidaran de que antes del hermano aymara, Bolivia no era otra cosa que fuente para explotar y robarse las riquezas minerales, a costa de hambre, miseria y muerte. Esa mayoría le dijo no al primer presidente de los pueblos originarios, porque siendo él muy revolucionario, la mayoría de los bolivianos no fueron transformados ideológicamente, sino que su emancipación consistió, únicamente, en elevar sus niveles primarios o “primitivos” de necesidades materiales y de alcanzar el confort al que todos los seres humanos aspiran, pero bajo la manera del más vulgar capitalismo, mientras una minoría, poco a poco reflexionaba en cómo conciliar marxismo con indigenismo, pero también, en connivencia con el capitalismo que les es más suyo, sin darse cuenta de que el tiempo pasaba, hasta que llegó, abriendo un boquete para que electoralmente, un vástago de Santa Cruz y con aceonto gringo llegue a la presidencia de la República del Estado Plurinacional (hasta nuevo aviso) de Bolivia.

En Paraguay, el golpe parlamentario que sacó a Fernando Lugo, era de esperarse en una sociedad cuyos poderes no fueron tocados y la revolución que les ofreció el obispo en situación seglar, no pasó de panderetas y buenos consejos al pueblo oprimido, nublándose, de manera muy pronta, todo sueño de emancipación y porque a la violencia y muerte con la que regímenes como el de Horacio Cartes hoy, estos cándidos dirigentes como Lugo, pretenden enfrentarla con cánticos y a sombrerazo, reprimiendo así, el ímpetu del campesino que se rebela contra los opresores y a los que la mano que pretende ayudarlos no hace más que legitimar la opresión, llevándolos al fracaso como a los de Huasipungo, que es la historia de todos nuestros pueblos ignorantes y oprimidos por la trinidad embrutecedora del sujeto caribeño y latinoamericano (Emir Rodríguez Monegal dixit): el poder político, el militar y el religioso.

En el caso de la Argentina, toda la obra de liberación económica que emprendió Néstor Kirchner y que profundizó Cristina Fernández, se fueron a la basura en un santiamén, porque en un proceso electoral, la mayoría volvió a apostar por quienes se habían lucrado de loa dictadura, habían manchado sus manos de sangre y habían amasado fortuna robando al Pueblo. Esta desgracia cayó en suelo argentino, simple y llanamente, porque sus líderes, por aquello de complacer a las masas y de no mencionar la palabra “socialismo”, jugaron al progresismo que les dio ese progresismo (reiteración deliberada), que como todo progresismo que es cosmético, para volver sobre sus pasos del pasado y cuando el fracaso económico se haga insoportable, esas masas apelarán a figuras emblemáticas y buscará a algún socialista que esté de moda, para que le acomode la economía y vuelvan, como serpiente que se muerde la cola con otro del mismo calibre de Mauricio Macri, incluso, si Scioli está por ahí, echan mano de él, para que les de otro progresismo.

En Ecuador el progresismo, más tarde que temprano mostrará sus garras rapaces, mientras que, por ahora, militares activos y en retiro insisten en mantener a raya al saliente presidente de la “revolución social” Rafael Correa, quien con sus buenos manejos en la administración de la cosa pública, le hizo creer erróneamente al Pueblo ecuatoriano que eso era revolución y la garantía de un mundo mejor, sin tocar el fondo de las lacras de la superestructura del Estado, es decir, sin tocar al capitalismo y cuidándose de no parecerse al “socialismo”, por Re o por Fa.

Ni qué decir del actual gobierno de la República Oriental del Uruguay, con un presidente como Tabaré Vásquez, que a la más mínima oportunidad conspira contra el gobierno venezolano y busca toda oportunidad de deslindar de la palabra “socialismo”, hasta que les haga falta para ganar otra elección, frustrando así, la posibilidad de una transformación y cambios profundos y abriendo las piernas de par en par, para que el neoliberalismo y las transnacionales estadounidenses fijen su mirada en ellos, por los favores ofrecidos.

Respecto de Colombia, huelga cualquier análisis, toda vez que el dúo Uribe-Santos le entregó el país al gobierno estadounidense, el que estableció siete (7) bases militares, de manera oficial, más otros enclaves y postas ubicadas en la geografía neogranadina, que desdibuja la Gran Colombia que sus hijos soñaron, además de cocinar la traición contra las pacificadas FARC-EP, a quienes irán liquidando y arrinconando a cuentagotas, por el temor de que la revolución profunda de las masas sea guiada por estos revolucionarios herederos del temple de Marulanda.

Mientras tanto, el fervor allendista y la verdadera izquierda revolucionaria, están engatillados en su quehacer y arrinconados por una señora que ha prestado sus dos gobiernos y el suelo chileno, parta conspirar contra los gobiernos revolucionarios, como lo ha hecho contra el Comandante Chávez y contra Nicolás Maduro, además de alojar genocidas golpistas, al tiempo que reprimen al Pueblo chileno y lo explotan, generando el mayor crecimiento económica en favor de las transnacionales y el hambre de las mayorías.

En cuanto a esa América del Caribe, las islas y sus gobiernos, hoy son sometidos al chantaje imperial estadounidense y de sus superiores jerárquicos de la Common Wealth, para que deslinden de los gobiernos revolucionarios, mientras que éstos pueblos caribeños han sabido resistir y se han liberado de todo tutelaje, porque: sus pueblos son cultos. Así de sencillo.

En Venezuela, la Patria de Bolívar y de Chávez, la situación no es nada cómoda, ni halagadora, porque, a pesar de tanto avanzar y alcanzar justicia social con las banderas del socialismo, nosotros, los profesores universitarios (que no somos ni de vainita, nada aproximados a un “intelectual orgánico”), además de los ministros de turno y de los planes de la Patria que lideraron el Comandante Chávez y el obrero Presidente Nicolás Maduro, no hemos sido capaces de liquidar el viejo y podrido modelo de educación y, menos aún, el enfermo y pervertido modelo de universidad al servicio del Estado burgués, lo que ha traído como consecuencia que en dieciocho años de revolución, muchos hemos ayudado a fabricar contingentes de jóvenes fascistas antichavistas en cada una de nuestras universidades, hoy convertidas en grandes cuarteles de la conspiración, la guarimba y el golpe de Estado continuado, bajo la dirección de la Embajada de EEUU en Caracas y en alianza con los sectores plutocráticos y corruptos neorricos que fuerzan por liquidar la economía, mientras la jerarquía criolla de la iglesia Católica y los sumos pontífices del Vaticano le echan mirra e incienso a su ungido, como preaviso del nuevo príncipe que vendrá a gobernarnos y que ellos han cuadrado, toda vez que derroquen a Nicolás Maduro, según sus cálculos. En Venezuela hemos perdido un precioso tiempo de revolución, porque desde nuestro clientelismo político, como lacra fundamental y vicio del capitalismo, hemos esperado pasivamente a que, tanto Chávez, como Maduro, se echen al hombro el bacalao del golpismo y del boicot económico, mientras muchos de nosotros, intelectuales inorgánicos, nos conformamos en la crítica y nos alejamos o hacemos que el gobierno se aleje de la esencia de esta revolución, el Pueblo, al que vemos como receptor pasivo de políticas y programas que le den cosas materiales, sin contenido ideológico. Aún así, hay golpes de timón que viene adelantando el obrero Nicolás Maduro y que han despertado las alarmas del golpismo, lo que los ha apurado antes de que se fortalezca la revolución bolivariana, socialista y chavista, en manos de Maduro, el obrero al que no se les ha hecho fácil derrocarlo, aunque lo cocinan a fuego lento de sus pervertidos ataques económicos, mediáticos, alimentarios y políticos.

Con este panorama, hemos de ser autocríticos, los pueblos que nos creemos emancipados y en revolución, para poder, entonces, entender que nuestros logros han de defenderse hasta con la vida, pase lo que pase, sin conciliar con la derecha y sin cederles terreno. Hemos, finalmente, de interiorizar la expresión del Ché y de Fidel “Patria o muerte”, para que, así, podamos decir con Chávez “viviremos y venceremos”. He ahí la determinación que ha de guiarnos, para que no se derrumbe en nuestro Caribe y América Latina el nuevo mundo multicéntrico y pluripolar.

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