Cultura Sociedad

Edificio Cerame, 1924

Written by Debate Plural

Omar Rancier (D. Libre, 5-2-18)

En 1923, la compañía Cerame & Co. asentada en Puerto Rico, compró por 30,000 pesos la casa colonial de un solo nivel situada en la esquina de El Conde con 19 de marzo en la Ciudad Colonial de Santo Domingo para construir una edificación de cuatro niveles. Terminado en 1924, el edifico Cerame inicia la transformación del perfil urbano de la calle El Conde, siendo el primero de los grandes edificios que cambia la, hasta ese entonces, bucólica ciudad de Santo Domingo en un centro más cosmopolita.

Construido por el Ingeniero de carreteras puertorriqueño Benigno Trueba, el diseño y los planos del edificio Cerame se elaboraron en los Estados Unidos, y de ahí ese lenguaje neoclásico masivo que lo define. Este edifico trae algunas ideas novedosas que contribuyeron a dar forma a la calle El Conde como calle comercial. Una de esas ideas fue la de abrir grandes vitrinas de exhibición hacia la calle bajo un portal que amplía la acera.

El Cerame fue el primero que introduce esta estrategia de diseño para el comercio al detalle, según lo consigna Penson en su libro sobre la arquitectura dominicana, quien escribe también: “La puerta principal tenía un alero metálico que fue removido cuando la Ley de Construcción (núm. 142, art.120) prohibió, en primera planta, los cuerpos salientes”. De este alero metálico sólo quedan los ganchos metálicos decorados que lo sostenían.

Desarrollado en cuatro niveles el edificio, el edifico se articula verticalmente en tres partes, una parte comercial en el primer nivel, que se utilizó como tienda de tejidos, caracterizada por las vitrinas. Una segunda parte de oficinas que termina en una gran cornisa con triglifos y metopas en donde, aprovechando el chaflán de la esquina, aparece un frontón clásico con el nombre y fecha de la edificación. Esta parte, que ocupa dos niveles de la edificación presenta las ventanas en guillotina típicas de las edificaciones norteamericanas. La tercera parte es un piso muy modesto que casi desaparece detrás del cornisamento y que se usaba como alojamiento tipo pensión para los dependientes españoles del comercio de telas de la primera planta. La escalera, marcada con el único arco de medio punto, se encuentra en el extremo sur del edificio sobre la calle 19 de marzo. En el extremo oeste, en El Conde, una pequeña inscripción en mosaicos que pasa desapercibida muestra las iniciales del edifico.

La conciencia de la modernidad que representara el edificio Cerame en ese momento queda perfectamente definida en los anuncios que dibujara Bienvenido Gimbernard para la revista Cosmopolitan que editó en Santo Domingo durante muchos años. Uno de los anuncios, que presenta una perspectiva isométrica invertida del edificio sobreponiéndose a la antigua casa colonial que ocupaba la esquina, decía lo siguiente: “Lo moderno elimina lo antiguo. Las ciudades se modernizan y la casa de CERAME renovó la estética de este panorama de la antigua ciudad colonial.” Sobre el dibujo, en letras en perspectiva fugada, el nombre de la empresa: “Almacenes de Sedería al mayoreo y detalle CERAME”.

El Cerame es la primera vinculación de Benigno Trueba con El Conde, calle en donde construyera cuatro edificios de importancia: El Cerame de 1924, el Baquero de 1927, el Diez de 1929 y el edifico Olalla de 1930. El perfil urbano de El Conde moderno como calle comercial, lo definen, en principio, los edificios de Trueba, siendo el Cerame el primero en contribuir con lo que Gimbernard en su dibujo llama modernización, no solo de importante calle sino de toda la ciudad que para ese momento – 1924-tenía apenas algo mas de 30,000 habitantes.

Interiormente resalta en los pisos del edificio, el uso de las llamadas “losetas hidráulicas”, o mosaicos decorados. Estos mosaicos fueron introducidas al país por constructores catalanes en los años veinte del siglo pasado.

Actualmente la fachada de edificio Cerame ha sido pintada como parte del programa de Fomento al Turismo en la Ciudad Colonial que implementa el Ministerio de Turismo con financiamiento del BID. Esto le ha dado un respiro, que no es ni remotamente suficiente, a esta importante edificación, que se encuentra abandonada y defenestrada, y que como dice Mauricia Domínguez en su reporte sobre la fachada sur de El Conde: “anunciaba a destiempo la introducción del lenguaje moderno en las construcciones de la ciudad amurallada.”

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