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Partidos tradicionales y presupuesto nacional RD

Written by Angel Moreta

Por: Angel Moreta (Autor-Editor)

 

Los partidos políticos tradicionales de República Dominicana decidieron unificarse para participar en el proceso electoral que se celebró en mayo 2016. El presidente reeleccionista Danilo Medina, se constituyó en el padrastro y protector de esa superficial e interesada unificación, cuyo fundamental objetivo fue continuar en el uso y abuso del poder político y en el reparto egoísta del presupuesto nacional. Todo ese proceso se dio sobre la plataforma de que a ellos les corresponde distribuirse las ventajas y las oportunidades del Tesoro Nacional.

 

En su afán reeleccionista, Danilo Medina modificó la Constitución de la República vía expreso, compró y doblegó a todos aquellos diputados, senadores, ediles o concejales, síndicos o alcaldes, periodistas, comunicadores de radio y tv, intelectuales plumíferos que se presentaban como insobornables; dirigentes políticos clientelistas, representantes de organizaciones empresariales, sindicales, y todos aquellos agentes que tienen que ver con iglesias, medios de comunicación, grupos especiales dentro de las finanzas y el comercio, dirigentes magisteriales del partido de la liberación dominicana y prácticamente todos los sectores de derecha y centro derecha.

Indudablemente la derecha dominicana se articuló para participar en el proceso electoral de mayo 2016. El uso y abuso de los recursos del Estado y la entrega de más de mil millones de pesos que hizo la Junta Central Electoral al partido de la liberación dominicana y al partido revolucionario dominicano, son hechos que indican que hubo la presencia de fraude electoral, pues siempre que se usan recursos del Tesoro Público y del Presupuesto Nacional para financiar candidaturas presidenciales reeleccionistas, en detrimento de otros agrupamientos que no tienen esas ventajas, puede hablarse con toda seguridad de un fraude electoral.

 

Los partidos tradicionales de República Dominicana, desde el fin de la dictadura (1930-1961), han sido muy útiles para alimentar un conjunto de políticos partidistas, politicastros improvisados y malvados que lo que han hecho hasta hoy es defraudar las Finanzas Públicas mediante el enriquecimiento ilícito, el soborno, el chantaje, tráfico de influencia, falsedad en escritura y demás hechos que pertenecen al mundo criminal, como lo es el lavado de activos provenientes del narcotráfico, el sicariato profesional y el enriquecimiento ilícito.

 

La gran crisis actual del sistema político.

 

De los elementos señalados se deriva la gran crisis de la sociedad dominicana actual, crisis que es enfocada de manera distorsionada y desnaturalizada por los medios de comunicación monopólicos, justificando todos los hechos punibles arriba señalados y tapando las graves consecuencias de un sistema político depravado y corrupto.

Sistema político obsoleto e inoperante que cada día contribuye con el aumento de la pobreza de los sectores trabajadores, de los sectores medios y de la clase media en sentido general; que no plantean ni nunca plantearán transformación del modelo neoliberal capitalista vigente en República Dominicana.

El partido que no plantea esto se convierte en una organización ciega, turbia e irresponsable; que se hace el tonto para no ver la realidad; que se hace el ciego para no denunciar los males profundos del sistema político supuestamente democrático.

El modelo neoliberal vigente

 

Esas agrupaciones a que nos referimos nunca llegarán a plantear la reforma de “la democracia” del modelo neoliberal vigente, nunca llegarán a cuestionar la desigual distribución del ingreso nacional, nunca llegarán a exigir salarios dignos y equitativos, ni a apoyar la desprivatización de los servicios de salud y educación; ni a defender la participación estatal del 51 % obligatorio en todas las empresas y actividades económicas del Estado, que hoy son monopolios privados y realizan negocios sobre la base de las reglas del monopolio y no de las reglas de la competitividad en un mercado transparente.

Esos partidos no tienen actitudes honestas y serias, por ello no se atreven a defender cosas como la justa contratación del trabajo, la contratación colectiva ni tampoco a denunciar y rechazar el modelo laboral que comienza a implementarse en República Dominicana.

 

Inclusive en las empresas monopólicas de las telecomunicaciones, por ejemplo, las grandes compañías telefónicas tienen hoy día miles de subcontratistas para realizar los servicios que venden; subcontratistas que son pequeñas empresas que instalan y reparan líneas telefónicas, ponen cables en las calles, permitiendo a los monopolios desprenderse de la responsabilidad laboral y quedarse exclusivamente con la dedicación especial a los asuntos que son esenciales a su proceso de acumulación privada de capitales.

 

Los obreros y trabajadores se van desperdigando en pequeñas empresas, perdiendo las fuerzas sociales para poder formar sindicatos; este fenómeno que también comienza en zonas francas industriales de República Dominicana, buscan pequeños talleres familiares para fabricar ropa, pequeños negocios en los cuales el trabajo resulta precario, ya que no pueden pagar seguridad social y no permiten la formación de sindicatos ni el desarrollo de procesos de contratación colectiva del trabajo.

Se trata de un modelo de subcontratación del trabajo que va en perjuicio del trabajador dominicano y de su propia integridad física; y no hay forma de que pueda defender sus derechos laborales constitucionales.

O como dice Rafael Alburquerque (Listín Diario 26-1-016), “el derecho al trabajo fue una forma de proteger al trabajador, pero comienza a desaparecer con este modelo orbital, satelital, pequeñas empresas que son satélites de las grandes empresas”.

 

Pues bien, los partidos políticos tradicionales son entidades clientelistas y no les importa para nada la educación y la preparación intelectual del pueblo dominicano y de los sectores trabajadores y de clases medias.

Se trata de políticos tradicionales y politicastros despilfarradores de la riqueza pública, que en definitiva es propiedad del pueblo dominicano. Constituye una clase política defensora del modelo neoliberal capitalista, justificadores de los actuales procesos económicos y sociales de explotación y corrupción, de robo en la administración pública.

 

Una clase política egoísta y acomodada que solamente aspira a llenarse los bolsillos, independientemente del esfuerzo de buscar soluciones fundamentales a los problemas económicos y sociales de República Dominicana.

 

Tampoco llegarán nunca en su vida los políticos y politicastros a que dominicanos que nos referimos a defender y postular una política internacional soberana e independiente, en la cual adquiera presencia la participación de República Dominicana en todos los mercados del mundo y en todos los organismos transnacionales.

En consecuencia, mucho menos defenderán una educación superior pública gratuita y democrática, donde pueda llegar la juventud empobrecida a disfrutar del derecho constitucional a la educación profesional.

De igual modo, tampoco jamás a plantear desprivatización de los monopolios de las telecomunicaciones; de los ingenios azucareros, de las grandes empresas que fueron descuartizadas a partir de 1996 por las élites corruptas que actuaron en virtud del modelo neoliberal privatizador; ni llegarán nunca  a plantear un presupuesto público anual redistributivo a favor de la desprivatización de la educación, la salud, la seguridad social, la alimentación y las tierras cultivables.

Ni siquiera serán capaces, y no lo han sido hasta hoy, para plantear una ley de partidos políticos y procesos electorales en donde se prohíba la campaña electoral desde el poder y se procure la igualdad de los cargos públicos entre hombres y mujeres; mucho menos defenderán la ley de regularización salarial de los sueldos en el Estado ni la ley de declaración jurada de bienes de los funcionarios. Jamás harán cosas como estas.

Por tanto, todo ello indica que estamos en presencia de una clase política mediocre y plumífera que lo que ha hecho hasta hoy es enseñar con el mal ejemplo, practicar el enriquecimiento ilícito y el tráfico de influencia y beneficiarse del Tesoro Nacional de forma egoísta e irresponsable, que se reparte el presupuesto público y justifica la permanente prevaricación de los funcionarios y la acumulación privada de capitales sobre la base del robo y del crimen.

 

About the author

Angel Moreta

Angel Moreta, jurista, sociólogo, y filósofo; Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), República Dominicana, Autor-Editor de Debateplural.

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