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Pepe Mujica: “Hago apología de la sobriedad, no de la pobreza”

Written by Debate Plural
Martin Granovsky (teleSur, 22-11-17)

Quizás fueron los sandwichs de bondiola de cerdo, milagrosamente a punto aunque la escala de la demanda se midiera en miles. O el olor de la leña, porque los uruguayos no usan carbón. O la diversidad. “La explotación no tiene perdón”, decía la remera negra de un brasileño. Se abrazaban guatemaltecas mayas con argentinas de las dos CTA.

Los cubanos escuchaban atentos a un tipo de Quebec. Uruguayos como el omnipresente Alvaro Padrón y los dirigentes de la central PIT-CNT dialogaban con Luiz Dulci, el ex secretario general de la Presidencia de Lula que, también omnipresente, dirige el Instituto Futuro “Marco Aurélio García”.

Lo cierto es que el Encuentro Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo de Montevideo que acaba de realizarse logró algo que en estos tiempos parece un milagro.

El resultado fue doble. Los derrotados eludieron la queja y la autoconmiseración. Quienes están al frente del Estado (por ejemplo cubanos, uruguayos, bolivianos, venezolanos) esquivaron el exitismo.

¿Cuál es la clave del milagro? Tal vez la necesidad de explicar. Cuando la delegación de un país se encuentra con otra no puede manejarse con sobreentendidos. Tiene que contar, responder preguntas, dar detalles. Y ésos son ingredientes esenciales del análisis crítico. Que, entonces vuelve como en espejo: quien acaba de hablar detectó la debilidad de su propia inconsistencia y descubrió, gracias al otro, una nueva agenda de temas para pensar.

Lo mismo pasa entre delegaciones de un mismo país. Conversar en el extranjero, así sea en un ambiente tan familiar como el uruguayo, relaja las defensas y baja los prejuicios.

En el mano a mano del Parque Batlle o en alguna mesa del Café Brasileiro, donde se sentaba Eduardo Galeano como en su casa, quedaron de lado las boberías sobre la clase media, que a veces es vista no solo como un sector homogéneo, lo cual ya revela ignorancia, sino como la génesis de todos los males.

Y, con las boberías al margen, asomó el verdadero debate, que increíblemente es el mismo para cualquier sudamericano. ¿Cómo conservar la articulación entre los sectores más pobres y los trabajadores? ¿Cómo mantener o recuperar el vínculo entre ellos y la clase media empobrecida? ¿De qué modo hablar de política con metalúrgicos que no usan mameluco sino la ropa casual de Silicon Valley? ¿Qué hizo mal el kirchnerismo para que un docente votase por Cambiemos en 2015 y en 2017? ¿Qué hizo mal el Partido de los Trabajadores para que envejeciera su base de apoyo? ¿Cómo discutir con alguien en el plano de las aspiraciones sin que parezca que la discusión misma es humillante y tiene aires de superioridad? ¿Cómo fundamentar la necesidad de políticas sociales a trabajadores o jubilados que solo se sienten orgullosos de su propio esfuerzo?

Es difícil que la magia de la bondiolita garantice todas las respuestas. Pero no es poco que despierte preguntas. Y además hubo otro factor importantísimo: el Pepe Mujica, que hizo un discurso de màs de una hora en el velódromo del Parque Batlle. La voz de ese tipo que pasó los 80 suena fuerte. Dice con su tono de mandíbulas apretadas: “Te van trabajando con mentiras para que tú seas un sujeto comprador, y sobre todo deudor, a lo largo de tu vida”. El ex presidente uruguayo 2010-2015 fue la gran figura del Encuentro Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo (ECDN) convocado en 2015 en La Habana y esta vez en Montevideo.

Miles lo aplaudieron como parte de un debate de tres días tras el que aprobaron una declaración que advierte contra “el endeudamiento perpetuo” y propone “aborto legal, libre y seguro”. Nacido el 20 de mayo de 1935, Mujica volvió a ser senador tras dejar la presidencia en manos de Tabaré Vázquez. Su mujer, Lucía Topolansky, también era senadora y este año asumió la vicepresidencia por renuncia del vice Raúl Sendic.

Junto con su amigo Lula, Pepe es uno de los políticos más escuchados de América Latina por los partidos y los movimientos sociales que se reivindican como de izquierda, progresistas o identificados con el nacionalismo popular. Brasileños, caribeños o argentinos, los dirigentes del ECDN reunidos la última vez en Cuba lo comprometieron a que fuera el principal orador en la sesión plenaria del Parque Batlle de Montevideo. Mujica no los defraudó.

Su misa laica atrajo la atención de todos. Desplegó ideas acerca del tiempo libre con una simpatía que Carlitos Marx le hubiera envidiado, explicó la concentración económica y encima se dejó un resto para hablar de la esperanza. Sobriedad “Las masas tienen que ser un negocio, y cuanto más deban mejor porque está en juego su libertad”, dijo.

“Eres libre en el pedazo de tiempo de tu vida que gastas en las cosas que sientes y te motivan, para cultivar tus afectos, tus inclinaciones. Ese tiempo de tu vida no siempre te da ganancia. Tienes que cubrir necesidades materiales y tienes que trabajar. El que no trabaja vive a costillas de uno que trabaja. Pero la vida humana no puede ser solo trabajar, pagar cuentas y deber.” Anunció Pepe: “No hago apología de la pobreza, hago apología de la sobriedad como una forma de enfrentar al capitalismo”.

Pidió “vivir livianos de equipaje” y pensar en los propios defectos, porque “como dice una murga veterana de mi país, si no cambias tú no cambia nada aunque tu presidente sea Fidel”. Muerto Juan Perón, que repetía “todo en su medida y armoniosamente”, solo a Pepe le puede salir natural esta frase: “Decían los griegos, compañeros, nada en demasía”.

Tampoco parece raro escucharle que terminó la Edad Media y entonces no hay por qué considerar el paso por la Tierra como un valle de lágrimas. “El infierno y el paraíso están acá.” “Ustedes van a asistir a la lucha por reformular cuántas horas se trabaja”, dijo a una mayoría menor de 30 años. “No usen las horas libres para conseguir otro trabajo. Guarden tiempo libre para sus afectos, para su querer, para sus hijos, para sus relaciones íntimas, para sus amigos, para las cosas que les gusten.

Porque hay derecho a ser feliz y en algunos de nosotros esa felicidad se llama militancia, que significa la lucha por los cambios sociales y la solidaridad y darle un sentido a nuestra vida para una humanidad que sea un poco mejor que la que nos tocó vivir a nosotros.” ¿Y qué pasa con las transnacionales? Que “no son nuevas”.

Recordó Pepe: “La conquista de la India empezó por empresas privadas y ejércitos privados. La de Indonesia arrancó con una compañía privada, holandesa. La balcanización de África empezó con empresas privadas”. Y agregó: “Hoy la colonización adquiere formas nuevas”. No es fácil cuando se es gobierno y se tienen convicciones populares.

Por un lado está el pueblo “aguijoneado por la cultura consumista que te demanda más por todas partes, y más rápido”. Por otro lado “te encuentras, como gobierno, con la necesidad de apresurarte y ganar la inversión que si no, en esta región balcanizada, irá a otro lado”. Los sueños son una maravilla pero “no se puede sacrificar la estabilidad de una sociedad entera porque uno tiene un sueño en la cabeza”. Y más: “¿Qué derecho tengo a imponerte un sacrificio por mi hermosa utopía si tu me gritas que tienes que pagar el alquiler?”

Pepe pidió aceptar que hay que navegar las contradicciones, “tener claras las fronteras para saber dónde empieza la derecha” y saber dónde está parado uno mismo. “A veces te tienes que sentar como invitado a una mesa que no es tuya”, dijo. “Debes ser deferente pero tener claro que esa mesa no es tuya. ¿Y cómo? Lo tienes que expresar en tu forma de vivir.

Las repúblicas se inventaron para suscribir el grito desesperado de la Humanidad contra la sociedad feudal y monárquica, para decir que nadie es más que nadie. Si decimos que estamos por la democracia, los que tienen la representación de la gente deben vivir como vive la mayoría. No porque esto cambie la realidad económica sino por una cuestión ética y por una forma de comunicarse con las masas. Las masas perdonan chambonadas. Lo que no pueden perdonar es cuando se burlan, cuando las traicionan, cuando quien gobierna no es parte de ellas.” Sobre el contexto de América Latina reconoció Mujica que “estamos rodeados de derecha”.

Aclaró: “Esta derecha es brava pero la vamos a superar, no solo por nuestra fuerza sino por las contradicciones que lleva en sus entrañas”. Una de esas contradicciones sería el efecto de la multiplicación de la concentración de la riqueza, que deja afuera y estancada a una masa de clase media. “La concentración excesiva de la riqueza es la peor amenaza para la democracia”, dijo Pepe.

“Hay una tendencia hacia la plutocracia, aunque no lo veamos.” En rigor dijo “véamos”, una esdrújula grande como una casa para que se divierta Agarrate Catalina, la murga que inventó “Civilicemos al Pepe”. “Y ojo que el dolor de allá va a pegar acá”, dijo Pepe.

“Se toleran los paraísos fiscales porque son funcionales a la concentración de la riqueza”, explicó Pepe. “En América Latina se esgrime la corrupción y quedan destrozadas las empresas”, dijo Pepe. “En el mundo desarrollado cobran multas suculentas y siguen funcionando las empresas como la banca Morgan o la Volkswagen. En esta etapa la corrupción es una sopa global que nos encierra. Nos asustamos de la corrupción política. No consideramos en cuenta la corrupción empresarial.” También se metió en la discusión sobre el desarrollo tecnológico.

“El mundo no es tan generoso que quiere que todos sean universitarios. El progreso impone la calificación terciaria. Hay que concentrar las baterías militantes en el mundo estudiantil, porque va a ser más calificado conceptualmente, y ayudarlo a que tenga fortaleza para resistir.” Mensaje final de Mujica: “Sigan militando y de cada derrota aprendan. Aprendes más de las derrotas y del dolor que de los triunfos. Los triunfos te ponen pavo, engreído y soberbio. Las derrotas, si no te aniquilan, te hacen pensar y darte fuerzas para volver a empezar”.

Documento Bajo el título de “Declaración de Montevideo”, los militantes políticos, sociales y sindicales que trabajaron en comisiones emitieron un texto preocupado por combinar las distintas esferas de la vida. “El avance del capital sobre los pueblos y sus territorios nos muestra que capitalismo, racismo y patriarcado forman un modelo entrelazado de múltiples dominaciones”, dice el documento que puede leerse completo en el link http://bit.ly/2z9E2Rm.

“El sistema de endeudamiento perpetuo es un mecanismo de dominación, de condicionamiento del modelo productivo y de expropiación de los recursos públicos y bienes colectivos, al mismo tiempo que profundiza el lucro de las elites locales, cada vez más corruptas y dependientes del sistema financiero internacional”, reza la Declaración.

“Esa misma alianza es la que agudiza la disputa entre el proceso de acumulación permanente del capital y los procesos de sostenibilidad de la vida, generando una explosión de conflictos socio-ambientales en la región, facilitando el acaparamiento de tierras y el desplazamiento de grandes masas de campesinas y campesinos y pueblos originarios, creando una crisis migratoria, ambiental y alimentaria”, señala.

Como las instituciones de la democracia y el ejercicio de los derechos humanos “se han convertido en un obstáculo para esa dinámica del capital”, lo que se produce es “la reducción de los espacios de la democracia, el desconocimiento de la voluntad popular, la criminalización y judicialización de la política, cuyo expresión culminante, entre otras, ha sido el golpe parlamentario, jurídico y mediático contra la presidenta Dilma Rousseff y la pretensión de impedir la candidatura del ex presidente Lula da Silva en Brasil”.

“El proceso de monopolización, concentración y control de la información y la tecnología por parte de corporaciones mediáticas, con ramificaciones hacia otras ramas de la economía, es un atentado a las bases de la democracia”, dice el documento. La explicación es que “en un mundo globalizado quien controle y distribuya la información tiene poder incluso por sobre los poderes políticos y la soberanía popular”.

En cuanto al mundo laboral, la Declaración de Montevideo advierte contra “la precarización de las relaciones laborales y la eliminación de la negociación colectiva y la desregulación contenidas en las reformas brasileña y argentina, así como la ofensiva de la patronal uruguaya contra la negociación colectiva en la OIT”. Otra cara de la situación es el refuerzo de “discursos de odio y misoginia concretizados en prácticas racistas y discriminatorias contra afrodescendientes, pueblos originarios, migrantes y la población joven de los sectores populares”.

“El control sobre los cuerpos y la sexualidad se impone con feminicidios, criminalización del aborto, violencia contra las mujeres y la población LGBTI”, sostiene. “A esto hay que sumarle el ataque a los derechos humanos, la criminalización de los movimientos populares, el asesinato y la desaparición de líderes y lideresas sociales.”

Sobre los Estados Unidos, el documento describe “una política de intervencionismo abierto” que se expresa en “la guerra multidimensional contra Venezuela que tiene momentos de violencia paramilitar, de bloqueo económico, asfixia financiera, sanciones internacionales, criminalización mediática y aislamiento diplomático”.

También se traduce en peligros para los acuerdos de paz en Colombia, en el recrudecimiento del bloqueo contra Cuba y en el asedio contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia, mientras cae la institucionalidad de la Unasur y la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe, Celac, y retrocede el Mercosur.

A la vez que hace público un programa de movilización, por ejemplo en la Argentina ante la próxima cumbre de la Organización Mundial de Comercio y en 2018 cuando se realice el encuentro del G-20, el documento se compromete a “la defensa innegociable de la autonomía y libertad de las mujeres, la lucha para poner fin al feminicidio y todas las violencias machistas, así como también afirmamos el derecho al aborto legal, público y seguro”.

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