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Paisaje de amenazas

Written by Debate Plural

José Rafael Lantigua, ex ministro de cultura República Dominicana (D. Libre 27-5-17)

ANTES DE QUE AL Qaeda y el ISIS, que es una derivación suya, tomasen el mando del terrorismo mundial, los “tipos malos” en el argot de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) militaban en otros grupos ya hoy prácticamente relegados o desaparecidos: el libanés Hezbollah, los egipios al-Islamiya y la Yihad Islámica, esta última responsable del asesinato del presidente Anwar Sadat, el palestino Hamás, el IRA irlandés y, por los predios latinoamericanos reinaba Sendero Luminoso.

Ya, para entonces, entre los setenta y ochenta, se gestaba Al Qaeda y un nombre comenzaba a salir en los informes del poderoso espionaje norteamericano: Osama bin Laden, un árabe saudí nacido en cuna muy rica, con títulos en ingeniería y administración de empresa, quien gustaba de la poesía, los caballos y el fútbol inglés. Su vocación, empero, siempre fue otra: los estudios coránicos. Con parte de la fortuna de su padre se fue, a inicios de los ochenta, a Afganistán, para financiar a los afganos que luchaban contra los soviéticos. Apenas había cumplido los veinte años. Un ex director de la CIA lo describe como un joven con un carisma “de estilo árabe, a base de un hablar suave, una voz poética y una suavidad de movimiento a la manera del profeta Mahoma”.

Cuando Bin Laden levantó un campo de entrenamiento en Sudán, a inicios de los noventa, la CIA comenzó a seguirle los pasos con mayor rigor. El líder de Al Qaeda se estrenó como terrorista durante ese decenio colocando una bomba de alto poder en un hotel donde se hospedaban estadounidenses en Yemen y asesorando a grupos afines en Somalia. La mayoría de los norteamericanos y el mundo entero que no sabía de Bin Laden, quedaron sorprendidos cuando tras el atentado contra las torres gemelas, el 11 de septiembre de 2001, el nombre de este grupo y su conductor comenzaron a ser expuestos en la prensa mundial como los responsables de la tragedia. Todos ignoraban que la CIA tenía años persiguiéndole y que estaban esperando un gran golpe bajo su patrocinio, primero, porque ya había dado muestras de un fuerte liderazgo en los sectores fundamentalistas islámicos y, luego, porque conforme la obligación religiosa en el Islam de advertir a los enemigos con antelación, Bin Laden tenía unos años anunciando que iba a causar un gran daño a Estados Unidos.

Cuando en 1992 Francis Fukuyama predijo en su famoso libro el fin de la historia tras la muerte de las ideologías y el triunfo del libre mercado, no andaba de modo alguno despistado. Falló, seguramente, en algunas de sus predicciones, pues tal vez solo puso sobre la balanza el disminuido terreno de las utopías caducas y la vigencia de la economía en el nuevo tramo histórico que se iniciaba tras la caída del muro de Berlín y el cierre de la Unión Soviética. Mucho de eso ha sido tal como Fukuyama lo previó. Aunque el conocido politólogo norteamericano de origen japonés no alcanzó a ver otras variables, el 11-S terminó la historia que se había iniciado con la segunda guerra mundial y cuyo comando central estaba en las hegemonías ideológicas y políticas de la guerra fría. Un hecho tan contundente que ponía en peligro la seguridad y la estabilidad del poder norteamericano, iba a cambiar el rumbo de la historia que, hoy, dieciséis años después, es muy distinta al día anterior al 11 de septiembre.

Cuando el World Trade Center desapareció del Bajo Manhattan en cuestión de minutos, comenzó una guerra mucho más compleja y extensa que la que habían imaginado por décadas los expertos más calificados entre la Unión Soviética y Estados Unidos, marcada entonces por el miedo nuclear. Una historia nueva se había iniciado tras los escombros de aquellos dos edificios emblemáticos y, con un simbolismo aterrador, en el momento en que los restos del sacerdote Mychal Judge, capellán de los bomberos newyorkinos, eran recogidos por sus propios compañeros y registrado su nombre como la primera víctima mortal al ser el suyo el primer cuerpo encontrado después de aquel terrible episodio. Desde entonces, ha comenzado una guerra que no tiene visos de concluir por ahora. Es lo que creen los propios oficiales de la CIA y del Centro de Lucha Antiterrorista, ente militar dedicado exclusivamente a la estrategia contra los grupos que atentan ya no solo contra la seguridad de la población estadounidense, sino contra la de toda Europa, gran parte de África y ahora Asia. Para algunos especialistas de la propia CIA es una lucha que perdurará durante múltiples generaciones.

En agosto de 2001, la CIA, en su reporte diario al presidente norteamericano, entregó a George W. Bush un informe titulado “Bin Laden determinado a atacar a Estados Unidos”. Nadie sabía cómo ni cuándo. Un mes después, las torres gemelas no anunciaban el fin de la fundamentada sospecha, sino apenas el comienzo de una larga historia que no culminó con la muerte de Bin Laden en Abbottabad, el 2 de mayo de 2011. El extremismo islámico sigue en pie, bajo otra dirección y bajo las mismas orientaciones. Tal vez, como cree el ex director adjunto de la CIA Michael Morell, este grupo no tiene capacidad para nuevos ataques de gran dimensión, pero ha logrado la propagación de su ideología, de su franquicia, de su marca, y labora permanentemente en ataques pequeños que causan terror y desolación. Unos veinte países tienen grupos cubiertos bajo la bandera yihadista en sus territorios. El ISIS, que nació de Al Qaeda, adquiere cada vez mayor fuerza con sus acciones. Más de veinte mil hombres y mujeres, la mayoría jóvenes, han viajado desde noventa países, principalmente Europa, a Siria o a Irak para unirse a la lucha del Estado Islámico. Pero, el paisaje de amenazas es mayor aún. Aparte del Estado Islámico de Irak y la Gran Siria (ISIS, por sus siglas en inglés), otros grupos se expanden: AQAP, que es también Al Qaeda en la península arábiga; AQSL, que es Al Qaeda en Pakistán; el Grupo Khorasán, entre Siria y Pakistán; Boko Haram, en Nigeria; y otros grupos en África, que también son ramificaciones del fundamentalismo islámico creado por Bin Laden.

Mánchester, Filipinas y Yakarta en estos días muestran de nuevo las verdaderas dimensiones de esta larga guerra. Cada día se crean más y más terroristas, dice Morell, que conoce bien la realidad que manejó por más de tres decenios desde la CIA. La narrativa terrorista gana adeptos y el paisaje de amenazas se agrava. Hay otros muchos problemas de seguridad y de desafíos para Estados Unidos y el mundo (lo “ciber”, Irán, Corea del Norte, el tráfico de drogas, la expansión de China, el regreso de Rusia al tablero de la fuerza, Pakistán, Oriente Medio) pero, sin dudas, los “tipos malos” conforman ya una lista extensa y en crecimiento. La tragedia de la nativa de Boca de Ratón, Ariana Grande, en la arena inglesa, es un espectáculo de horror que confirma que la guerra contra el extremismo islámico está lejos de terminar. ¿Será esta guerra el verdadero Armagedón?

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Libros
La gran guerra de nuestro tiempo. La guerra contra el terror contada desde dentro de la CIA. De Al Qaeda a ISIS
La gran guerra de nuestro tiempo. La guerra contra el terror contada desde dentro de la CIA. De Al Qaeda a ISIS

Michael Morell / Bill Harlow (Planeta, 2016. 382 págs.)

Revelaciones impactantes de un director adjunto de la CIA que estuvo junto al presidente Bush cuando se produjo el ataque de las torres gemelas y junto al presidente Obama cuando se desarrollaba la operación que condujo a la muerte de Osama bin Laden.

11 de septiembre. Historia de un ataque terrorista
11 de septiembre. Historia de un ataque terrorista

Por los reporteros y editores de la revista Der Spiegel(Epílogo: José María Irujo. Círculo de lectores, 2002. 405 págs.)

La reconstrucción más completa de los acontecimientos del 11 de septiembre. Una investigación brillante realizada por el mejor equipo periodístico de Europa. Se agrega un minucioso relato sobre los cruciales movimientos de Al Qaeda en España.

Osama bin Laden. El terrorismo del siglo XXI
Osama bin Laden. El terrorismo del siglo XXI

Elaine Landau (Planeta, 2001. 150 págs)

Un amplio retrato, salido del horno un mes después del 11 de septiembre, sobre el cerebro del acto terrorista que sacudió los cimientos del mundo occidental y que en 1998 lanzó esta advertencia: “La batalla todavía no ha empezado”.

La doctrina del uno por ciento. La historia secreta de la lucha contra Al Qaeda
La doctrina del uno por ciento. La historia secreta de la lucha contra Al Qaeda

Ron Suskind. Premio Pulitzer (Océano, 2006. 399 págs.)

En enero de 2003, dos años después del 11-S, Al Qaeda se vio obligado a abortar un ataque terrorista con gas letal en el metro de Nueva York. Se revela este episodio casi desconocido, a la vez que analiza como la guerra contra el terrorismo se gestiona.

En la piel de una yihadista. Una joven occidental en el corazón del Estado Islámico
En la piel de una yihadista. Una joven occidental en el corazón del Estado Islámico

Anna Erelle (Círculo de lectores. 2015. 235 págs.)

Una periodista francesa, interesada en develar el fenómeno de jóvenes musulmanes de origen europeo cuyo fin es unirse a las filas de la yihad. Escrita bajo seudónimo, la periodista vive con identidad falsa después que el ISIS lanzara una fatwa contra ella.

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