Cultura Nacionales

Mi homenaje a Pura Emeterio Rondón

Written by Debate Plural

Manuel Matos Moquete (D. Libre, 9-9-17)

(Un texto de 2012, cuando a la hoy fenecida amiga le dedicaron una calle en la Feria del Libro)

Existen personas que llegan a determinadas latitudes y se dan al conocimiento de sus prójimos para llenar un espacio yermo, sembrándolo de significación. Son como el abono a las plantas, o como esas celdillas de los panales que las abejas llenan de útiles y maravillosas mieles.

No de otra manera se me figura la presencia de Pura Emeterio Rondón en República Dominicana, dominicana ausente por muchos años, que agotó una fecunda trayectoria académica entre México y Venezuela, y que un día decidió regresar y morar entre nosotros.

A mí me tocó ser un privilegiado de esa presencia, pues la conocí en los años noventa, aun antes de que ella regresara definitivamente a su lar nativo, y desde entonces hemos sostenido esporádicos encuentros intelectuales que me han permitido apreciar, más allá de la lectura de sus obras, de las cuales he sido un lector aplicado, la extraordinaria dimensión humana e intelectual de la gran mujer dominicana que hoy homenajeamos, al dedicársele simbólicamente una calle con su nombre en la Feria Internacional del Libro 2012.

No vengo aquí a destacar los estudios académicos a nivel de licenciatura, maestría y doctorado en México y en Venezuela de Pura Emeterio Rondón. Ni a poner por delante sus meritorios años de ejercicio profesoral, lo cual le valió alcanzar el rango de Profesora Titular en la Universidad de Oriente, en Venezuela.

Ni a mencionar los cargos a nivel de coordinación de cátedras y proyectos en esa universidad, en particular en el área de los estudios caribeños.

Ni a reseñar los numerosos eventos en los que ha participado en el extranjero y en el país, en los cuales ha sido una expositora cuyos trabajos han concitado la mayor atención.

Tampoco diré nada acerca de sus numerosos reconocimientos y galardones en el extranjero y en nuestro país.

Mucho menos, en el breve tiempo de que dispongo puedo, aunque lo desearía, mostrar y valorar, para que todo el mundo goce como yo de ese privilegio, la extensa y cualificada producción bibliográfica de Pura Emeterio Rondón, publicada en el extranjero y en el país, la cual se inició con su primer trabajo “Relevancia de la poesía de Domingo Moreno Jimenes en la literatura dominicana contemporánea”, publicado en Caracas en 1984 en la revista Acta Científica Venezolana.

Desde esa publicación inaugural, la autora que hoy celebramos se ha dedicado a lo largo de más de tres décadas, entre otras actividades igualmente espirituales, pues debo decirlo, es monja teresiana, a estudiar y a celebrar, a través de sus investigaciones presentadas en formatos de conferencia, curso, artículo y libro, los frutos de los creadores y forjadores de la cultura literaria, particularmente a escala dominicana y caribeña.

En ese apostolado de Pura Emeterio Rondón, puesto que lo es, no he de nombrar otro trabajo, otra obra; pero sí, algunos enfoques, temas y autores que obsesivamente han merecido su atención.

Me refiero concretamente, a una gran novedad en los estudios literarios en el país que debemos a Pura Emeterio Rondón: la orientación comparativa de la literatura caribeña a partir del triángulo formado por la literatura dominicana, la literatura venezolana y la literatura haitiana.

Pura Emeterio Rondón es en República Dominicana la especialista en los estudios caribeños de la literatura, la única con que contamos. Ese tipo de investigaciones y publicaciones singulariza a esta autora por los novedosos aportes en áreas incipientes, no explotadas en los estudios literarios en República Dominicana y en otros países colindantes.

Particularmente, pienso en la mirada caribeña de esa autora en el estudio de grandes autores de la literatura dominicana. Ella ha examinado, desde esa perspectiva, las principales obras de Juan Bosch, Domingo Moreno Jiménez, Pedro Mir y Manuel del Cabral, entre otros. Y en su mayoría, esos trabajos han sido reconocidos en nuestro país con el Premio Nacional de Literatura.

Los aportes de Pura Emeterio Rondón a la literatura dominicana deben ser apreciados por dos motivos: la búsqueda profundizada, investigada, interpretada de la autoctonía de la literatura dominicana; y la apertura y el dimensionamiento de nuestra literatura a escala caribeña, una realidad que nos interpela desde nuestros orígenes y a la cual le hemos dado la espalda.

La labor intelectual, dicha así con apresuramiento, de Pura Emeterio Rondón, debe ser exaltada no hoy, sino siempre en nuestro país. A mí me honra honrar a esa gran mujer dominicana. Sin embargo, debo tomar mis precauciones, puesto que no sé si lo que llevo dicho, es del agrado de la homenajeada.

Todo su haber, de lo cual es muy ínfimo lo que aquí se ha resaltado, daría a cualquier escritor o intelectual que no fuera Pura Emeterio Rondón motivos para vanagloriarse. Ella no. Sus creencias y su práctica de vida se lo impiden.

En el espacio dominicano y caribeños estamos ante uno de los seres más humildes, pero a la vez, y quizás por eso mismo, mejor dotado, en el campo de la investigación literaria y la promoción de los valores culturales que mejor nos identifican como una colectividad, la dominicana, colocada “en el mismo trayecto del sol”, para decirlo con palabras de nuestro Poeta Nacional, Pedro Mir, uno de los autores predilectos en los estudios de Pura Emeterio Rondón.

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