Cultura Nacionales

Menos cadáveres y fantasías y más conocimiento

Written by Debate Plural

Manuel Matos Moquete (D. Libre, 13-2-14)

Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), Francisco Alberto Caamaño Deñó y Maximiliano Gómez son tres importantes líderes de la izquierda dominicana, hoy generalmente reconocidos por su contribución a la consecución de la democracia actual, quienes en conjunto emergieron en la vida pública y social del país entre la década del cincuenta y la década setenta del siglo XX.

Un problema político y cultural importante de la sociedad dominicana actual es la ausencia de conocimientos académicos y formalizados del pensamiento de importantes personajes de la historia reciente.

Hay que preguntarse: ¿Cómo pensaban en términos políticos, ideológicos y axiológicos los héroes que hoy reconocemos como exponentes de la historia reciente de nuestro país? ¿Cuáles son las acciones discursivas que marcan sus pensamientos y sus actitudes? ¿Qué valoración puede construirse a partir de sus discursos, en términos de sus aportes o sus yerros conceptuales y políticos en el contexto histórico en que esos personajes desarrollaron sus liderazgos y en función de la sociedad dominicana y a la democracia del país?

Los casos de reconocimiento y celebración de los personajes históricos son cada vez más frecuentes, como son: las gestas del 14 de junio de 1959 y 1960 y algunos de sus protagonistas principales, las hermanas Mirabal y Manuel Aurelio Tavárez Justo y la guerra de abril de 1965 y sus héroes más destacados, Francisco Alberto Caamaño Deñó y Rafael Fernández Domínguez.

Algunos de esos personajes han sido consagrados como héroes nacionales y figuran ya en el Panteón Nacional, se les proclama como ejemplos a seguir y son venerados por una parte importante de la población.

Manolo, El Moreno y Caamaño han sido objeto de escritos periodísticos, testimoniales, históricos y ficticios, entre los cuales citamos algunos:

Manuel Aurelio Tavárez Justo:

Tony Raful, Movimiento 14 de Junio: historia y documentos, 2007

Rafael Chaljub Mejía, «Manolo, cincuenta años después», 2013

Edwin Disla, Manolo, 2011

Francisco Alberto Caamaño Deñó:

Hamlet Hermann, Caamaño, Biografía de una época, 2013

Manuel Matos Moquete, Caamaño, la última esperanza armada, 2000

Tony Raful, De Trujillo a Fernández Domínguez y Caamaño?, el azar como categoría histórica, 2013

Maximiliano Gómez, El Moreno:

Los escritos de Maximiliano Gómez (El Moreno), Publicaciones ¡Fuego!, 1988

Freddy Aguasvivas, El olor del olvido, 2001

Reynaldo Pazos Pinedo, «En el 37 aniversario del asesinato de Maximiliano Gómez», 2008

A pesar de esos y otros escritos, y de la consagración en el Panteón Nacional, es escaso el conocimiento actual que se tiene del legado político e ideológico en términos de los conceptos e ideas que orientaban la acción de nuestros personajes históricos. El conocimiento corresponde, generalmente, al plano emotivo, experiencial, testimonial y anecdótico. Veneramos héroes sin saber, conscientemente, cómo pensaban y cuáles valores enarbolaban.

Por ejemplo, en la opinión pública se debate el hecho de determinar cuáles son los verdaderos restos de Caamaño para ser llevados al Panteón Nacional, pero interesa muy poco saber cómo pensaba el héroe de la guerra de abril de 1965. Importan más los restos de Caamaño que su pensamiento.

Para superar esa situación y elevar el merecido reconocimiento de esos personajes a un nivel más significativo y permanente, es preciso emprender estudios académicos que relacionen sus discursos y sus actitudes, propiciando un conocimiento sistemático y una valoración adecuada del pensamiento y los valores que ellos encarnaban.

Es preciso convertir los discursos de los personajes de la historia dominicana en objetos científicos, en objetos de estudios académicos, sin descartar el saber anecdótico y popular, para que sus pensamientos adquieran una dimensión durable y trascendente.

La orientación cívica y educativa es una motivación de primer orden en el conocimiento racional del legado de esos personajes. Se contribuye así al desarrollo de la conciencia ciudadana al propiciar que se conozcan de manera consciente el pensamiento y las actitudes discursivas de importantes personajes de la historia reciente y, que por consiguiente, se eleve el nivel de apreciación y valoración de los héroes y las heroínas de nuestra patria.

Para eso es preciso que sean de dominio público los textos de vocación hacia lo público (no privados) producidos por esos personajes, tales como discursos, conferencias, escritos (libros, revistas, periódicos,) cartas públicas o a personajes públicos, diarios de campaña o anotaciones, en los cuales aparecen expresados formalmente sus pensamientos políticos, ideológicos, éticos, etc.

En base a esos textos deben realizarse investigaciones sobrias, concisas y precisas de carácter interdisciplinario que libren a nuestros héroes a un examen total, desapasionado y desinteresado. Investigaciones no solo de historiadores sino también de analistas del discurso, de filósofos, de psicólogos y psiquiatras, de politólogos, etc.

¿Qué cosa importa conocer de nuestros héroes y mártires? Nada de las excentricidades ni de las acciones portentosas a que nos tiene acostumbrado la crónica de supuestos testigos, protagonistas e historiadores de la historia monumental. Por ahí solo se llega al endiosamiento y a la mitología. A una falsa imagen teñida de excesiva idolatría, como ha acontecido con Juan Pablo Duarte y con personajes más recientes como las hermanas Mirabal y Juan Bosch.

No, la investigación que proponemos, debe adentrarse en los aspectos sociales, políticos, axiológicos, lingüísticos e ideológicos, que permitan acercarnos a la situación en que esos importantes personajes de la historia dominicana usaron la palabra pública, expresada como contextos comunicativos retóricos y pragmáticos, contextos históricos y marcos ideológicos de la época.

Esas investigaciones deben indagar y analizar las acciones discursivas de diversos tipos que se inscriben como contenidos y las intenciones de esos discursos; los conceptos, ideas y actitudes que reflejaban posiciones transformadoras del status quo imperante, particularmente del régimen político de la República Dominicana: exhortación o llamados a la lucha de cualquier tipo o a otra actividad; invitación a organizarse o a asociarse u otra actividad; incitación a determinados comportamientos; persuasión acerca de los ideales propuestos o sobre una actitud determinada; narraciones, descripciones, interrogaciones, apelaciones, etc.

Deben detenerse en los recursos lingüísticos y otros recursos de carácter semiótico (gestos, símbolos, mitos, medios físicos, etc.) empleados, que especifican y canalizan la naturaleza y el alcance de las intenciones y las actitudes de los oradores en los contextos referenciales.

Se deben conocer las implicaciones políticas e ideológicas; las propuestas de cambio que entrañaban niveles de riesgo en términos colectivos e individuales; y los aspectos comunes y los diferenciales de los discursos de los personajes de una época o de épocas diferentes.

No sólo interesan sus discursos. Algunas investigaciones deben abordar las acciones fácticas o de hechos, ejecutadas por esos personajes, tales como las actividades en el seno de una organización, las luchas de masas, las luchas armadas, etc., en las que ellos participaron.

En fin, lo que proponemos con respecto a los personajes más importantes de nuestra historia es MENOS CADÁVERES Y FANTASÍAS Y MÁS CONOCIMIENTOS PARA EL RECONOCIMIENTO CONSCIENTE DE NUESTROS HÉROES.

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