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Feria René, con nostalgia de Rueda

Written by Debate Plural

Jose del Castillo (D. Libre, 6-5-17)

AUNQUE LA LLUVIA TORRENCIAL que ha caído en estos días –anegando múltiples puntos de la geografía nacional- debió afectar el desenvolvimiento de la Feria del Libro, pude acudir en cinco oportunidades a disfrutar de su oferta bibliográfica y del programa de actividades culturales. Bajo los efectos adversos de una atmósfera bochornosa, guareciéndome a ratos en algún local del recinto ferial, recorrí parte de sus instalaciones. Fue una experiencia más tranquila, con la música culta para piano del maestro Bullumba Landestoy sonando como fondo por los altoparlantes, sin estridencias innecesarias y perturbadoras. Consagración del libro como protagonista.

Lo primero, el excelente stand dedicado a exaltar la obra autoral del multifacético René del Risco Bermúdez (1937, San Pedro de Macorís-1972, Santo Domingo), un ícono de nuestra generación luchadora que descolló -aparte su magnética personalidad desplegada en nuestros días condeanos- en la poesía testimonial, la narrativa incisiva, la canción de gesta, el acertado spot publicitario (como creativo de Young & Rubican y Bergés Peña), su liderazgo en Retho y en la producción televisiva, junto a Thomén, Freddy Beras Goico, su primo Yaqui Núñez del Risco. La colaboración con Solano y Jorge Taveras en canciones que simbolizaron una época, como Una primavera para el mundo que consagró la voz de Fernando Casado.

A la magia singular del personaje –una leyenda generacional con quien compartí en los 60 libertarios en la cafetería Sublime, en la mesa sabatina del Bar Panamericano y en la esquina parlanchina de El Conde con Sánchez-, se sumó el material suministrado por la familia a la cabeza su hija Minerva: fotos de infancia y adolescencia, su participación en la Guerra de Abril, el amor que llegó para fructificar generoso, tertulias literarias –Enriquillo Sánchez, Armando Almánzar, Rafael Vásquez, Mon Francisco-, a dueto con Miñín Soto condeando cuando la calle no era peatonal en una ciudad que sí lo era y sentado junto al pintor colsoniano Condesito (Ramírez Conde), filosofando, probablemente de marxismo. Una muestra en pantalla pequeña de los cortos comerciales que creó René: Babín Echavarría manejando un camión de Leche Rica, Cuquín Victoria y Cecilia García haciendo de las suyas en escenas emblemáticas de una publicidad inteligente hecha a galope de ingenio. Mérito en el montaje del Centro León, supervisado por Minerva, curadora del acervo de su progenitor, a quien venera, como debe ser.

Como parte de la selección de René en calidad del escritor homenajeado en esta feria, Cultura editó –bajo la dirección de José Enrique García, a cargo de la Editora Nacional- tres obras del autor: Todos los Cuentos, que incluye el celebrado “Ahora que vuelvo Ton”; Poesía Reunida; y El Viento Frío, un congelante poemario que refleja la desazón existencial que provocó en toda una generación la frustrante intervención norteamericana del 65 (“porque todo ha cambiado de repente/ y se ha extinguido la pequeña llama/ que un instante nos azotó,/ quemó las manos de alguien, el cabello,/ la cabeza de alguien”). Relanzamiento de unos textos que con esmero mantuvo vivos desde Alemania mi ex alumno Miguel D. Mena con su Ediciones Naranja, impresor por demás de la novela inédita e inconclusa de René, El cumpleaños de Porfirio Chávez. De quien afirma: “con él descubrimos la ciudad como segunda piel, el yo como instancia esencial del sujeto, las ganas de ser con todos sus riesgos”.

El pabellón del Paraguay, país invitado, lució su colorido telúrico y artesanal, su rica música folklórica, rindiendo reconocimiento a sus escritores fundamentales con una muestra de las mejores letras, Augusto Roa Bastos a la cabeza (Hijo del hombre, Yo, el Supremo). De cuya obra supe en la adolescencia antes de leerla, deleitándome en las incómodas butacas del Teatro Independencia junto a Rubén Silié. Trueno entre las hojas, un cuento suyo llevado al cine por el actor y director argentino Armando Bó, con la actuación del espléndido cuerpo al desnudo de Isabel Sarli, Miss Argentina 55 y pareja de Bó, inició en 1958 el rol como guionista de éxito de Roa Bastos. Y con él la carrera imparable de la Sarli, un sex symbol de tetas al viento sólo rivalizada por la rubia platinada Libertad Leblanc.

En Chile, en 1967, Editorial Universitaria publicó una colección de crudos relatos cortos, Madera Quemada, que leí con interés antropológico. Roa Bastos, un autor que sufrió largo exilio en Argentina y Francia entre 1947-1989 y retrató magistral el autoritarismo ilustrado del régimen del doctor Rodríguez de Francia (Dictador Supremo y Perpetuo del Paraguay entre 1814-1840), fue abanderado consecuente del combate a la longeva dictadura que aprisionó su país bajo Stroessner (1954-89). Su obra Escritos Políticos así lo atestigua.

Las casetas de la Universidad Autónoma de México y el FCE saciaron en parte mi sed de novedades. Buenos títulos y mejores precios, algunas gangas. Una Antología del Ateneo de la Juventud, del cual fundador descollante Pedro Henríquez Ureña, las Obras Completas de Martín Luis Guzmán, ateneísta de prosa grácil con su magnífica viñeta de la revolución mexicana desde los campamentos villistas (El Águila y la Serpiente), ensayos y crónicas desde NYC, A orillas del Hudson, entre otros textos de quien se considera junto a Mariano Azuela pionero de la narrativa revolucionaria mexicana. Nueva edición crítica de Los de abajo. Dos obras monumentales a $200: Escenarios Gastronómicos y La Ópera: Una historia socialLos Aztecas, Los Reyes Aztecas, Ulises Criollo de Vasconcelos, Cuentos y Crónicas de Amado Nervo, Los Errores de Revueltas, Obra reunida de la Campobello.

Cuba, sin libros, trajo DVDs y CDs: Silvio, Amaury, Omara y la Márquez, Emiliano Salvador. Venezuela, sin las ediciones de Ayacucho y Monte Ávila, devorada por la revolución chavista. Visité stands institucionales meritorios: el AGN, academias de Historia y Ciencias, Cultura, Funglode, Banco Central, Mepyd, Fundación Bosch. No alcancé y lo lamento la expo de libros antiguos en la Capilla de los Remedios organizada por Ylonka Nacidit y Verónica Sención, el homenaje a mi admirada Carmen Natalia y la musicalización de poemas de René por Pavel Núñez. Estuve en noche de poetas boricuas y criollas en el TN, estimulante. Grata sorpresa la presencia de mi texto sobre la Ocupación Americana del 16 en Coloquios de la FILSD 2016.

Caminando acelerado en el Bulevar de las Letras tropecé con una tarja medio rota que reza así: “José del Castillo (1947)/ Sociólogo e Historiador/ Escudriñando, preservando y divulgando la memoria generacional para que no perezca”. No sé si el perfil se ajusta a la verdad o exagera la nota. Llovía y me refugié en las oficinas de la Feria. En un pasillo angosto, rumbo al sanitario, me detuvo un retrato a cuerpo entero de mi querido pariente Manolo Rueda, cuyo impacto me conmovió. Mirándome frontal me dijo con afecto: “Viejote, hace tiempo que no te veía. Siempre leo tus ensayos, que me encantan. Sigue escribiendo”. Nos dimos un fuerte abrazo y nos despedimos hasta la próxima. Antes de partir capté su imagen con el celular, que subí reverente a mi muro en Facebook. Para que se proyectara, bajo esta lluvia incesante, junto a la de René.

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