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Respuesta a Matías Bosch

Written by Debate Plural
Vinicio Castillo Semán (Listin, 31-7-17)

El señor Matías Bosch Carcuro publicó una carta abierta dirigida “a los hermanos Castillo y demás defensores de la Nación” en el digital Acento, que he considerado oportuno responder sobre el tema de la inmigración masiva de haitianos ilegales a que está sometida la República Dominicana.

De entrada, quiero resaltar que el señor Bosch Carcuro admite: 1) “por supuesto que Estados Unidos, Francia y Canadá, de la mano de la OEA y del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no tiene la menor idea de qué hacer con Haití, después de haberlo esquilmado hasta el cansancio”; 2) “por supuesto que usan a la República Dominicana como comodín para desembarazarse del problema que ellos mismos han creado; 3) “claro que las élites haitianas también lo ven como la solución más confortable”; 4) “por supuesto que nosotros no deberíamos ceder ante la presión de asumir el infame papel de títeres de otros”; y 5) que también “seguramente concuerda en que la República Dominicana, como ningún país del tercer mundo, puede acoger una inmigración sin límites, porque los recursos son escasos y las necesidades son múltiples.

Y que regular la frontera es un derecho esencial necesario al que no se puede renunciar”.

Que un confeso pro-haitiano concuerde con nosotros sobre todo lo anterior, es un paso gigante. Paradójicamente el mismo que dice todo eso es el que a seguidas, en su carta abierta a los hermanos Castillo, nos acusa de embrutecer al pueblo dominicano cuando hablamos de que nuestro país está siendo “ocupado”, alegando que no se trata de una ocupación militar tipo la que sufrimos por parte de los Estados Unidos en 1965 con 42,000 marines. El señor Bosch, al parecer, lee nuestros mensajes en la red social Twitter de forma incompleta, puesto que siempre nos hemos referido a una ocupación pacífi ca y masiva de la población haitiana ilegal sobre nuestro territorio, nunca equiparándola a ocupación militar.

La ocupación pacífica de la población haitiana es mucho más peligrosa para la existencia de la República Dominicana que las intervenciones militares armadas de los Estados Unidos de los años 1916 y 1965. ¿Por qué? Porque cuando las tropas norteamericanas llegaron a suelo dominicano y ocuparon nuestro territorio, lo hicieron con un carácter de temporalidad.

La ocupación pacífica y masiva de población haitiana, por el contrario, es permanente, sin tener como objetivo volver nunca a su país de origen.

El señor Bosch Carcuro nos acusa de embrutecer al pueblo dominicano cuando le advertimos a la clase trabajadora nacional de que una migración masiva de ilegales haitianos, sin ningún tipo de control, le quita trabajo al dominicano y deprecia el valor de su salario, ya que los empresarios y el sector empleador en general nunca mejorarán el salario real de los dominicanos mientras tengan disponible abundante mano de obra ilegal.

La realidad aplasta al señor Bosch Carcuro; la mano de obra haitiana ilegal que estaba destinada únicamente, hace unos años, a la producción azucarera; se ha expandido a todos los sectores de la vida productiva y de servicios, incluyendo turismo, seguridad privada, etc.

El señor Matías Bosch dice que embrutecemos al pueblo cuando planteamos que la soberanía dominicana está en peligro, cuando la Comunidad Internacional presiona a nuestro gobierno para cercenarle el inalienable derecho de repatriar ilegales y controlar su frontera.

Para sostener su ridícula acusación apela al concepto de soberanía, dándole un signifi cado errado, alegando que los inmigrantes respetan a la autoridad dominicana y cumplen sus mandatos.

Un verdadero absurdo que no merece mayor comentario. Sigue su cadena de acusación el señor Bosch Carcuro de que embrutecemos al pueblo cuando decimos que las parturientas haitianas ocupan un gran porcentaje de nuestras maternidades. Cuando decimos que el Estado invierte más de 5,000 millones de pesos anualmente en salud para ilegales en detrimento de la calidad de ese servicio a los pobres de la República Dominicana.

¿Quién en esta Nación que conozca las precariedades del servicio de salud con que vive el dominicano, puede sostener que estamos en condiciones de invertir miles de millones de pesos en servicios de salud para ilegales haitianos? Al señor Matías Bosch, al parecer, no le duele el pobre dominicano, que tiene que ver cómo los pocos recursos que tiene su Estado para proteger su salud debe destinarlos a los extranjeros ilegales.

El señor Matías Bosch culmina su carta atacando ferozmente el Fallo 168- 13, alegando que es violatorio de los derechos humanos, repitiendo todas las infamias que el gobierno y la diplomacia haitiana han esparcido por el mundo contra esta decisión histórica, que se constituyó en una verdadera frontera jurídica de la República Dominicana.

No me extraña para nada que esa sea la opinión de Matías Bosch Carcuro, quien en la red de Twitter confesó que no es dominicano, que es “pro-haitiano, hijo de Lucifer, fusionista, enemigo de Escrivá de Balaguer”, afrentando la venerable memoria de su abuelo.

Es importante resaltar que la carta de Matías Bosch Carcuro, al analizar el tema migratorio haitiano y compararlo con fenómenos similares en el extranjero, olvida que ese país que nos ocupa pacífi ca y masivamente es el mismo frente del cual nos independizamos en 1844. A Matías Bosch, al parecer, le avergu¨enza que recordemos nuestras gestas patrióticas y gloriosas de expulsar a los haitianos del lado este de la Isla Hispaniola.

Le pica y agrede que recordemos a Eugenio María de Hostos: “La lucha que sostuvo el pueblo dominicano contra Haití no fue una guerra vulgar.

El pueblo dominicano defendía, más que su independencia, su idioma, la honra de su familia, la libertad de su comercio, mejor suerte para su trabajo, la escuela para sus hijos, el respeto a la religión de sus antepasados, la seguridad individual… era la lucha solemne de costumbres y de principios que eran diametralmente opuestos, de la barbarie contra la civilización.”

Fue a ese hombre, Eugenio María de Hostos, que el prócer nuestro, Juan Bosch, le dedicó su obra: “Hostos El Sembrador”.

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