Cultura Nacionales

Colección músical dominicana en AGN

Written by Debate Plural

Diogenes Cespedes (Hoy, 31-3-12)

El Archivo General de la Nación, atinadamente dirigido por Roberto Cassá, ha emprendido, desde el inicio de su gestión, un programa de rescate de la memoria histórica del país con la publicación de cientos de obras relacionadas con nuestra historia y nuestra cultura, al par que ha inaugurado una colección dedicada al rescate de nuestro acervo musical.

En otro momento me referiré a la importancia del rescate bibliográfico de nuestra memoria histórica y a la modernización e institucionalización del AGN, pero en esta ocasión me contraigo a resaltar lo importante del rescate de la memoria musical popular o culta y la pertinencia que ambas salvaguardas tienen para los investigadores.

La colección comenzó con el volumen que recoge la producción artística del tenor Arístides Incháustegui, un referente obligado del bel canto dominicano. Si bien la producción discográfica de Incháustegui no estaba amenazada de pérdida, pues era, por lo reciente, de fácil ubicación, la que sí corría el riesgo de perderse definitivamente era la del barítono Guarionex Aquino, una de las mejores voces del llamado período del nacionalismo musical que se produjo en la Era de Trujillo, etapa donde las grabaciones se hacían masivamente en el extranjero y en cantidad limitada. Es casi al final de la dictadura cuando se instala por primera vez en el país una fábrica de discos, pero incluso su tecnología era todavía dependiente de los Estados Unidos.

De modo que para recuperar aquella memoria del canto popular o culto, es deseable investigar si todavía es posible rescatar para nuestra memoria histórica las siguientes voces que fueron artistas exclusivos del Palacio Radiotelevisor La Voz Dominicana, como se decía en aquella Era, o que si no lo fueron, actuaron a menudo en aquel escenario. Ojalá todavía se conserven, aunque sea en manos privadas, las cintas de aquellos despojos de que fue objeto el Palacio Radiotelevisor, luego de abatida la dictadura, a saber: Napoleón Dhimes, Violeta Stephens, Tony Curiel, Fellita Puello Cerón, Lucía Félix, Grecia Aquino, las Hermanas Iludé, Isidoro Flores con sus cantantes Tavito Peguero y César Pe- ña, Olga Azar, Diógenes Román, Armando Recio, Trío Añoranzas, Susano Polanco, Gerónimo –Gery- Pellerano, Jesús Faneytte, Lita Sánchez (la reina del tango en la RD), Ondina Ovando, Carola Cuevas, Casandra Damirón, Milagros Lanty, Esther Valladares, Trío ¿Radhamés?, formado por Dandrades, Gautreaux y Rodríguez, Fellita Cabrera (tanto sus canciones individuales como sus duetos con Colás Casimiro). Aunque el Trío Alegres Dominicanos formado por Luis Kalaf, Bienvenido Brens y Pablo Molina actuó en diferentes escenarios criollos antes de la muerte del tamborero en Nueva York, son las grabaciones en cinta o acetato las que habría que recuperar, si existen, pues cuando se desintegra el conjunto Kalaf actúa entre Nueva York y Puerto Rico, pero con un conjunto de madera, metales y viento, mientras que cuando era parte del Trío solo había guitarras, maracas y a veces tambora para las tunas, mediatunas y mangulinas.

Sé que se me quedan nombres, y quizá importantes, pero lo pertinente es sembrar la idea para que el AGN se la apropie y haya resultados. Sé que existieron muchos cantantes populares que tuvieron alguna impronta fuera del circuito del Palacio Radiotelevisor y que se me han quedado en el tintero, aunque revisé el “Fichero Artístico I” de mi difunto amigo Jesús Torres Tejeda y la “Recopilación musical de la República Dominicana” del incansable violinista y abogado Almanzor González Canahuate. Sería deseable que se publicara el segundo volumen de la obra de Torres Tejeda, si es que lo dejó listo.

No mencioné expresamente a Nicolás Casimiro en la lista indicada más arriba porque él figura en el volumen 2 del Archivo Musical del AGN junto a Alberto Beltrán, el barítono Aquino y Rafael Colón. En el volumen I figuran los temas más importantes de las orquestas de Antonio Morel, Luis Pérez, Santa Cecilia y San José. Hay cantantes emblemáticos como Joseíto Mateo que actuaron en el Palacio Radiotelevisor, pero que cuidaron esmeradamente su discografía, disponible en su casi totalidad en el mercado.

El nacionalismo musical surgió en Europa con el romanticismo y la lucha de las naciones que todavía no habían logrado su unidad política, como Alemania, Italia, Polonia, Grecia y gran parte de los países del Este y los Balcanes. Como hay una relación indisociable entre lo político y el arte, la música y la literatura no fueron ajenas a esa ideología. El arte popular fue usado como material de acarreo por los músicos cultos como Chopin, Bilakireff, Musorgski,, Korsakoff, Borodin, Cui, Smetana, Sibelius, Grieg y Wagner, para no citar muchos nombres. En América esa nacionalismo musical permea a los Estados Unidos con Gershwin, Britten y otros. En América Latina, a México con Carlos Chávez y sus seguidores, a la Argentina con Ginastera y sus seguidores, en Brasil con Heitor Villalobos y sus continuadores.

En Santo Domingo, a escala poética es Moreno Jimenes el clarín y sus continuadores son los compositores que llevaron muchos de los textos literarios propios o ajenos al pentagrama y que enaltecían al ser humano, la flora, la fauna y la orografía, el romancero, la épica popular y el machismo, el patriotismo, a veces chovinista, de la tierra dominicana. Pero el nacionalismo musical tuvo su mayor auge en la Era de Trujillo, masivamente con la música popular en sus diferentes géneros y subgéneros, pero especialmente el merengue. Esa música popular fue integrada también a la música culta. Casi todos los creadores de música popular lo fueron a la vez de obras cultas, tanto en el siglo XIX como en el XX. Por ejemplo, Juan Bautista Alfonseca, José Reyes, Pablo Claudio, José María Rodríguez Arrezón, José de Jesús Ravelo, Gabriel del Orbe, Maximiliano Guzmán, Esteban Peña Morell, José Dolores Cerón, Rafael Ignacio, Juan Francisco García, Julio Alberto Hernández, Luis Rivera González, Ramón Díaz y Aura Marina del Rosario. Otros como Enrique Mejía Arredondo, Enrique de Marchena, Ninón Lapeiretta, Manuel Simó, Manuel Rueda, Margarita Luna, Manuel Marino Miniño, Miguel Pichardo Vicioso, Fausto Vizcaíno y Leila Pérez Valenzuela se quedaron exclusivamente en la integración de lo popular a lo culto, sin componer música popular.

Para una descripción del nacionalismo musical europeo e iberoamericano y la ideología que representó, así como su limitación al no transformar “la tutela e influencia europea que desde la colonización ha pesado sobre la música del continente”, léase de Bernarda Jorge: “La música dominicana (Siglos XIX-XX)”. Santo Domingo: Editora UASD, 1982, pp. 98-122. Para el estudio del nacionalismo musical en la Era de Trujillo, véase de la misma investigadora: “Caracter ización del modernismo en la música dominicana”. 1940-1945. SD: Editora Nacional. 2010, pp. 46-56. Y para el acarreo de lo oral a lo popular y culto, véase de la autora mencionada: “El canto de tradición oral de la República Dominicana”. Santo Domingo: Banco del Reservas, 1996.

Pianista, musicóloga y profesora en el Conservatorio Nacional de Música, nadie ha estudiado mejor que Bernarda Jorge la historia y evolución de nuestra música, pero analizando siempre la ideología que acompaña a toda producción musical, con o sin texto lingüístico, con o sin voz, especificidad que vuelve simultáneamente a este género una compleja práctica semiótica y lingüística.

Los antecesores de Jorge se quedan casi siempre en la abstracción de la música como “idioma universal”, sin examinar el componente político y la ética de esa práctica semiótica, no ya cuando la acompaña un texto verbal, sino cuando no la acompaña, pues el analista queda confundido y paralizado por la soledad del sonido y entonces sacraliza, en vez de plantearse que no hay práctica humana que no sea política, al ser realizada por sujetos. En cuanto a la música pura, sin texto verbal, la pregunta clave que hay que plantearse es: ¿qué práctica musical anterior ha logrado transformar la obra musical objeto de análisis?

En la próxima entrega, analizaré la ideología musical y lo político en algunos de los temas de más valor artístico de este Archivo Musical 2 donde figura Guarionex Aquino.

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