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Epistolario íntimo…El discurso epistolar (43)

“Vuelvo a Madrid cargado de paisajitos vascongados en el alma: río, montañitas, casitas, collados con manzanas, mar, gente suave y risueña, de aire fornido. Recibí una gran carta a bordo de Coahuila, con la descripción del Canal de Panamá. La poesía de Salomón sobre Rivera, impublicable: se trata de guasas entre amigos, que de acá no se entienden. Tampoco me parece buena, realmente. Me alegro mucho de tus planes de publicar libros.”(Octubre 22 de 1922, Carta de Alfonso Reyes dirigida a Pedro Henríquez Ureña, p. 228)

Tal y como hemos puesto de relieve en cartas anteriores, las respuestas de Alfonso Reyes a Pedro Henríquez Ureña se tardan como escritura, recepción o lectura, debido a los movimientos que por razones de trabajo debe llevar a cabo AR. Así, luego de la cantidad de cartas enviadas por PHU a AR, las mismas muestran las informaciones de interés para su interlocutor. Todo lo cual hace que el texto epistolar, convertido en discurso de autor, se reconozca en un ámbito de escritura y praxis intelectual.

Al volver a Madrid después de sus acostumbrados viajes a Francia y al resto de Europa, AR cumple con los compromisos de su oficina y sus responsabilidades propiamente diplomáticas, para luego asumir su función de productor de textos literarios o escritor de cartas, como lo tiene ya programado. De ahí que retome los problemas, encargos e informes de PHU:

“Yo reeditaría con gusto La visión de Anáhuac (s.n.), para las bibliotecas que reparte la Secretaría de Educación Pública, si ésta me ofreciera comprarme un número razonable de ejemplares. Ya veo que en esas bibliotecas han incluido mis cartones. Acaso vaya bien la Visión (s.n.). Dime lo que sea. No tengo aquí la nota de tus cuentos, pero ya no vale la pena mandarle nada a Petricioli, porque te queda poca y, desde luego mucho menos, mucho menos de los 200 pesos que me da como mínimo para el caso. Ya te daré cuenta exacta, en cuanto descargue mi oficina de asuntos que España obliga a estancar en el verano.”(Ibídem.)

Como se puede leer en estas líneas citadas, el trabajo de AR exige respuestas diplomáticas y manejos prudentes que reclaman atenciones dirigidas a constituir prácticas literarias en proceso, y que por circunstancias los escritores se ven obligados a dar respuestas que implican gastos y envíos o puntos de informaciones que es necesario conocer para fines de “sanción” o conocimiento.

En la misma línea de respuestas AR va despachando asuntos y temas pendientes sobre lo anteriormente escrito y enviado por PHU:

“A priori, me encanta la idea de tu matrimonio, y te creo capaz de ser plenamente feliz, y hacer un hogar grato y superior. Cuéntame, cuéntame todo. Me escribe de México una persona a quien te ruego pidas perdón si no contesto: no he logrado identificar su firma: es algún amigo que dejaste encargado de tus asuntos privados, en tu ausencia. Me comunica quejas de Máximo tu primo, a quien parece que no he contestado una carta: ¡qué le vamos a hacer! Me desvivo por cumplir, pero no siempre puedo con todo”. (Ibíd. Loc. cit.)

Según le comunica AR a PHU, a propósito de su primo Máximo Coiscou Henríquez:

“No conservo carta de Máximo, ni sé como la habré perdido. No recuerdo sus señas. Te suplico le pidas perdón por mí, y le digas que, para la compra de libros de Tagore que desea, a nadie se dirija sino al mismo Juan Ramón Jiménez, experto comerciante como todo buen poeta, y él lo relacionará con la Soc. de Librería, y además le vendrá muy bien que la compra se haga por su conducto. Que cuando le escriba a Juan Ramón, Lista 8, Madrid, le diga que yo puedo darle referencias de quien es él y la seriedad del trato que él propone: yo me encargo de lo demás. Pero sin intervenir Juan Ramón no me atrevo a dirigirme directamente a la Sociedad de Librería, por los motivos que acaso conoces: no hay para qué poner nervioso a Juan Ramón, que es muy cumplido y exacto en estas cosas.”(Ibídem. pp. 228-229)

Menudos problemas de cuentas, encargos, estrategias de relaciones y amistad, nombres, Educación pública, todo un abanico de puntos y situaciones constituyen el cuadro de una carta cargada de referencias. Alfonso, esquivo y confuso le escribe a Pedro:

“Uno de los químicos recomendados por Medinaveitía para ir a México como profesores, gente joven y apta, Julio López Rendueles, que iría a Altos Estudios, estaría dispuesto a aceptar: pero yo ya no caligrafío ni quiero más enredos: hazme favor de escribirme oficialmente dándome las condiciones absolutas y exactas.”(s.n.) (Ibídem.)

Cuatro días más tarde (9 de octubre, Madrid, 1922), AR le responde a PHU la carta pendiente donde este último le explica las nuevas estrategias institucionales llevadas a cabo por Vasconcelos en su ministerio educativo, y cómo estaba México en dicho momento:

“Me regocija ver México Moderno.
Lamento que mi artículo aparezca al final de SUMARIO. Aquí se ven mucho estas cosas. Parece que en mi tierra me consideran inferior a Julio Jiménez Rueda y a Rafaelito Lozano. Díles que tengan un poco de cuidado. Yo les enviaré colaboración con el mayor gusto: la prueba adjunta. Pero que cuiden darme mejor lugar.” (Ibídem. pp. 229-230)

Como todo ritmo que se produce en base a un tono cursivo de la discursividad epistolar, tanto el contenido como la misma estructura enunciativa se reconoce en la cohesión particularizada de las figuras, oposiciones y vocalidades que en conjunción de sentido y significado crean los focos de sentido propios de una ilocución transpararente desde el punto de vista de la dicción.

En la misma idea de respuesta AR resume los mensajes de PHU y los contesta de acuerdo a su significación estratégica:

“Recibí tu hermosa y entusiasta tarjeta de Río: comuniqué su contenido al Ministro de Brasil, que es mi buen amigo. Muy divertido lo de Julio Torri, bravísimo. Yo quiero leer una página de Julio todos los días, todos los días. Aún no leo lo de Gabriela Mistral profunda. Conocido lo de Valle Inclán.
Preciosa tu antología de ciudades españolas. Escribes cada vez mejor y más tú. Veo la rápida descripción de aquella concepción de Murillo que me tiene arrebatado en su vuelo (la oigo zumbar por los espacios azules, traspasados de sol). Gracias por la alusión a mis confites de Toledo.” (Ibídem., p. 203)

El viaje a Brasil con un grupo de intelectuales invitados a acompañar al Ministro de Educación provocará la ruptura por la que PHU abandonaría México por segunda vez. Sin embargo, un elemento contextual de enlace aparece como signo importante en el espacio de los acontecimientos y el 3 de abril de 1922 PHU le escribe a su amigo AR lo siguiente sobre la misión en el Brasil:

“Vasconcelos ha aceptado la misión en el Brasil (Fiestas del Centenario, en septiembre). Julio Torri y yo iremos con él. Va también Roberto Montenegro con la exposición de arte popular. Van 150 cadetes. Va una orquesta típica ¡Si tú pudieras ir! ¿Pudieras enviarme copiadas dos o tres de las mejores poesías de Augusto de Armas? Tendrá que ser en seguida, porque nuestra antología hispanoamericana está ya en prensa. Pídele también a Canedo que, si conoce versiones españolas de sus poesías francesas, o poesías españolas, me las envíe.” (Ver, p. 213)

La carta comenzada en México el 3 de abril de 1922 no se terminó debido al viaje y otros quehaceres que surgieron del mismo. Pero nuestros autores necesitan la información en detalle de los sucesos que ocurren, la política educativa, diplomática e intelectual mexicana. Tanto Pedro como Alfonso han asumido responsabilidades que no son solamente literarias o editoriales. Como en México todo tiene su precio y valor, también las decisiones, individuales o políticas, surgen en contexto y acción.

Fuerza, influencia, grupos políticos y culturales van constituyendo modos de acercamiento a la política institucional mexicana (¡y de toda América Latina!). Así, los modos de inserción, acercamiento y compromiso político dominan en el Ministerio de Educación dirigido, administrado y gobernado por Vasconcelos. El mismo PHU se reprocha en algunas partes del Epistolario íntimo, por no haber comprendido la situación moral que predominó en la gestión del Ministro Vasconcelos, quien llevó a cabo la misma con un cuerpo intelectual dogmático y dividido por las ambiciones y por el falso empoderamiento que hizo perder la perspectiva de una práctica educativa y cultural prometedora.

About the author

Odalís G. Pérez

Profesor Investigador de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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