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El «Manifiesto del 16 de enero de 1844»

Written by Debate Plural

La Voz del Constitucional (enero 2015)

Rindiendo homenaje al natalicio de Juan Pablo Duarte en enero, destacamos en este trabajo algunas pinceladas del documento “Manifiesto de los pueblos de la parte Este de la Isla ante Española o de Santo Domingo, sobre las causas de su separación de la República Haitiana”, del 16 de enero de 1844, que se constituyó en un adelanto de la primera Constitución.

“…deben soportarse los males de un gobierno mientras nos parezcan soportables, siendo mejor eso que hacer justicia o sustraernos a los mismos” y concluye con la determinación de que “ante la absoluta tiranía, se ha de ejercer el derecho de los pueblos y el deber de enfrentarlo proveyendo garantías que permitan estabilidad y prosperidad futura”.

También se asientan los principios de mantenerse en guardia para prevenir cualquier privación de derecho si la sociedad se encuentra amenazada.

El documento indica que los habitantes de la parte Este de la isla, antes Española o de Santo Domingo, valiéndose de sus derechos, tras veintidós años de opresión y oyendo de todas partes las lamentaciones de la patria, tomaron la firme resolución de separarse para siempre de la República haitiana y de constituir un Estado libre y soberano.

Refiere que en febrero de 1822, la parte oriental de la isla, cediendo tan solo a la fuerza de las circunstancias, aceptó recibir el ejército del general Jean-Pierre Boyer que, como “amigo”, saltó los limites de una y otra parte, los españoles dominicanos dudaron que, con tan disimulada perfidia, faltara a las promesas hechas para ocupar el país y que sin ellas, hubiese pasado sobre muchos cadáveres. Habla de que los dominicanos en el Norte le tildaron de pacificador, pero, muy pronto, mirando a  través del velo que escondía sus perniciosas intenciones, se descubrió que se había entregado el país a su opresor, y a un ritmo feroz! (…).

El manifiesto describe que con Boyer “entró en Santo Domingo la maraña de todos los vicios y de todos los desordenes”… agrega que sus decretos y sus disposiciones fueron los principios de la discordia y la señal de la destrucción, de ahí que las familias más respetables emigraran y desencadenó carencia de talento en la tierra, comercio y la agricultura.

Presenta una época en la que se emitió una ley para que se incorporarán al dominio del Estado los bienes de los ausentes, “puso también su mano sacrílega en las propiedades de los hijos del Este y autorizó con la ley del 8 de julio de 1824 el latrocinio y el fraude”.

Recuerda que Les Cayes significó el lanzamiento en el Sur del grito de reforma. Adhirieron a los principios de un manifiesto del 1ro de septiembre de 1842 y la parte oriental se jactó, pero en vano de que su porvenir seria mas dichoso.

“Como en esta parte de la isla se pensaba en una separación del territorio a favor de Colombia, llenó los calabozos de Puerto Príncipe con los más ardientes ciudadanos de Santo Domingo, en cuyo corazón reinaba el amor a la patria y que tan solo aspiraban a la igualdad de derechos y respeto de las personas y de las propiedades. Al lograr su propósito puso en libertada los detenidos sin darles ni la menor excusa”, sostiene el manifiesto de 1844. Agregando, además, que una Constitución mezquina que nunca hará honor al país , todo eso ha puesto por doquier el sello de la ignominia privándonos, con una verdadera burla del derecho natural, de la única cosa española que nos quedaba: el idioma natal y ha puesto de lado nuestra venerable religión para que desaparezca de nuestros hogares.

Se refirió a la violación de sus deberes, costumbres y privilegios y muchísimas vejaciones revelando una esclavitud y la decadencia y los principios jurídicos que rigen la vida de las naciones que deciden la cuestión a favor de la patria como la decidieron a favor de los Países Bajos contra Felipe II, en 1581.

En virtud de tales principios, cuestionó Duarte ¿Quién se atreverá a repudiar la resolución del pueblo de Les Cayes cuando se sublevó contra Boyer y lo declaró traidor de la patria? ¿Y quién se atreverá a repudiar nuestra propia resolución de declarar la parte oriental de la isla separada de la República de Haití?.

Asimismo entendió que Boyer faltó y violó el derecho de las personas y, por consiguiente, estaban libres de la obligación que convinieron. “Si se consideraba esa parte oriental sometida a la República, con más razón debía gozar sin restricciones de todos los derechos y prerrogativas sobre los cuales había un convenio y que le fueron prometidos”. Indicaba.

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