Salud Sociedad

El precio de dar vida

Written by Debate Plural

Kirsis Diaz (D. Libre, 1-10-15)

Francis Cabrera, de cinco años, pregunta insistente por su madre. ¿Mamá cuándo me vas a traer a mami? tú te la llevaste, comenta el niño de mirada triste a su abuela en momentos en que la falta de su madre llega a sus recuerdos.

Desde la casa y por el estrecho camino cercado en ambos lados de alambres que da hacia la calle, el niño vislumbró cuando Franny Cabrera, su madre, partió junto a sus familiares hacia el Hospital Juan Pablo Pina, ubicado en la provincia San Cristóbal, próximo al municipio Doña Ana, donde residen, pero nunca regresó.

De diez muertes que se han producido en esta zona en lo que va de año, ocho han ocurrido en este hospital, lo que ha hecho que la provincia sea la demarcación del interior del país que registra la mayor cantidad de defunciones por esta causa.

“Ha habido un incremento de las muertes maternas eso es innegable”, admite el subdirector médico del centro, el doctor Eulogio Acosta, quien atribuye el aumento a las dificultades que se presentan.

“Hay dilaciones en buscar atención; se necesita la existencia de determinados insumos y no se tienen en el momento; no se toman determinadas medidas a tiempo; en un momento dado no existe el personal calificado en número suficientes para realizar una atención”, detalla.

Se dice que las irregularidades que presentan en el área de gineco-obstetricia del centro, llevaron a su encargada a renunciar hace menos de un mes. La dimisión fue confirmada por el subdirector del hospital, quien acepta que en el establecimiento de salud han enfrentado problemas que tienen solución, si se trabajaran de inmediato, pero en ocasiones no han podido hacerlo.

“A veces porque el galeno de turno está operando y no puede dejar la operación para atender a otra paciente y en eso puede morir”, explica.

Con los cambios de turnos médicos, según una fuente, también las parturientas se ven afectadas, así como con los referimientos a otros centros.

Indica que cuando intentan referir nunca toman el teléfono, no hay camas en cuidados intensivos y aun teniendo una paciente que saben que tienen que referirla, deben quedarse con ella sin las condiciones adecuadas para su manejo.

Cabrera, de 21 años, llegó al Hospital Juan Pablo Pina luego de ser llevada en tres ocasiones durante una semana al centro asistencial de Yaguate, la primera tras presentar dolor de cabeza intenso. Sandra Luciano, su progenitora, relata que la hoy occisa ignoraba que estaba embarazada. “Es que tengo la menstruación”, decía.

“La medicaron para aliviar el dolor de cabeza. La segunda, fue vista porque se desmayó en el baño, pero no le indicaron prueba de embarazo. Llegó el sábado por la noche e hizo otro cuadro y la volvimos a llevar”, narra Luciano.

El domingo de esa semana, la joven fue llevada al Hospital Juan Pablo Pina, donde la prueba de embarazo dio positivo. Fue ingresada y el martes en la noche su madre volvió a verla.

“No me dejaban subir, cuando me permitieron, la encontré que desde el domingo no se había aseado, no había tomado agua, me dijo: ¡Mami, esta gente me van a dejar morir!, no me han hecho nada”, manifestó Luciano entre llantos.

“Le pedí a una enfermera: ¡Por favor, hagan algo por mi hija! Me dieron una receta para que la comprara en la farmacia, era una pastilla para el aborto”, continuó relatando.

La joven expulsó en la cama del centro la criatura. Supuestamente el feto tenía unos veinte días de muerto. Le hicieron una limpieza y a las dos horas comenzó a gritar en la cama, ningún doctor prestó atención, resalta. Al día siguiente Cabrera, fue trasladada a la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, porque necesitaba cuidados intensivos y ahí no había cama. En el trayecto falleció.

De acuerdo a una auditoría del Ministerio de Salud Pública, esta muerte pudo evitarse. En un documento confidencial que recibió DL, hubo amonestación a los médicos tratantes de Yaguate, a la anestesióloga y obstetra del Hospital Juan Pablo Pina, por haber iniciado la sedación sin previa evaluación a la paciente.

Mientras en el centro municipal de Yaguate su actual directora, Ana Hilsa Mariñez, reconoció ante DL que hubo fallas con el manejo de la paciente, en el Hospital Juan Pablo Pina, los directivos no admiten responsabilidad en el caso.

En otras regiones

En un año un hospital en República Dominicana puede duplicar las cifras de mortalidad materna que registra un país de la región.

En 2013, en Uruguay se produjeron 14 muertes por esta causa en todo su territorio por 48 mil nacidos vivos. En el mismo período, sólo el Hospital José María Cabral y Báez, ubicado en Santiago, norte dominicano, concluyó con 31 fallecimientos de embarazadas por 7, 561 nacidos vivos, repitiendo la cifra en 2014.

En el informe Tendencias en Mortalidad Materna, el más reciente publicado por Naciones Unidas y el Banco Mundial, en 2013 el país quedó en el lugar número nueve con mayores casos de mortalidad materna de 30 países estudiados en la región.

Y la situación continúa. Aunque República Dominicana se comprometió entre 1990 y 2015, a reducir la mortalidad materna de 106 en 2012 a 46.9 en 2015, las más de 104 muertes registradas en lo que va de este año, evidencian que no se alcanzó la meta. Sin terminar el año, el país camina rumbo a triplicar la cantidad de muertes que ya debió reducir para cumplir el renglón cinco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

Del total de las muertes maternas, el 80% ocurrió en centros públicos y el 20% en privados. El 81% de las mujeres eran dominicanas y el 19% haitianas, con edades entre diez y 49 años, siendo las de 24 años las más afectadas, según datos de la Dirección General de Epidemiologia (DIGEPI).

Rotura uterina, aplicación de anestesia sin previa evaluación de la paciente, sepsis por retención de restos placentarios y mal manejo de la atención, son sólo algunas de las causas que está llevando a que se mantengan las muertes maternas en el territorio dominicano, según el documento confidencial que recibió Diario Libre.

La información la confirma el encargado del Instituto Nacional de Patología Forense (INACIF), Sergio Sarita Valdez. ¿Ustedes reciben casos de mala práctica médica por muerte materna?

“Se ve de todo, pero hay que verlo como un conjunto porque los que están haciendo los partos en nuestros hospitales son las personas menos calificadas, estudiantes de medicina, residentes que no han terminado de entrenar”, contestó Valdez.

A pesar del peligro que representan, las cesáreas se han convertido en la vía más común de desembarazo en los hospitales. Conforme al material citado desde enero hasta junio de este año, a más del 50% de las 61 mujeres fallecidas hasta esa fecha se les practicó.

Las muertes de estas mujeres de quienes este diario oculta sus nombres por privacidad, quedaron en un 59% sin auditar. Algunas de las que fueron investigadas confirman que eran evitables y en determinados casos se establece responsabilidad del fallecimiento sobre el médico y su asistencia.

Vidas en manos de practicantes

Es la 1:30 de la tarde y los residentes de medicina se desplazan entre los pasillos con paredes descascaradas y las habitaciones donde se encuentran ingresadas las parturientas y embarazadas del Hospital San Lorenzo de Los Mina, en Santo Domingo Este. Sentada en una cama sin tender, frente al pedestal oxidado que sostiene el suero de la parturienta, una de los residentes médicos evalúa la salud de una mujer.

Hablando bajo anonimato, un residente de este hospital, confirma que ellos también realizan labores de parto. En estas explicó que participan los residentes de mayor jerarquía y el especialista sólo los supervisa cuando son casos críticos. Aunque reconoce que en ocasiones comenten errores, especifica que la mayor cantidad de muertes que se producen en ese centro son mujeres que llegan referidas de otros hospitales.

“A veces se presentan casos que sin comorbilidad terminan en una muerta materna. Son pacientes que se complican en el trabajo o que por la gran cantidad de partos, hay un poco de descuido”, dijo.

Sólo en el Hospital San Lorenzo de Los Mina, se produjeron este año diez muertes maternas. Es el segundo centro de salud en Santo Domingo, donde se registra la mayor cantidad de defunciones. El primero, según datos de la Dirección General de Epidemiología, es la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, donde han ocurrido once fallecimientos.

En este centro de salud, una fuente comunicó que un médico de guardia lleva tres muertes este año. Es un galeno que no está nombrado en ese centro y en las auditorias se ha establecido responsabilidad en los casos.

Esta situación coincide con la muerte de una joven de 29 años, quien tenía un embarazo de 39 semanas y mientras se le practicaba una cesárea en este hospital, recibió una herida cortante con transacción de la arteria uterina izquierda, que le produjo el deceso. La operación, según la auditoría, fue realizada por un médico que no pertenecía al staff del hospital.

Salud Pública advierte mujeres no deben morir intentando dar vida

“Ninguna mujer debe morir intentado dar vida, pero la realidad es que no hemos logrado reducir las muertes maternas como esperábamos, tenemos cifras similares a las del año pasado y una reducción insignificante, pero es un problema estructural y sobre todo de calidad de la atención”, enfatizó Lilliam Fondeur, encargada de la Dirección del Materno Infantil, de Salud Pública, quien admite que el 90%o de las muertes maternas en el país son evitables.

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