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Mujeres dominicanas atormentadas. Leonor Feltz (V)

Written by Debate Plural

Diógenes Céspedes (Hoy, 21-1-17) 

 

IX

La séptima carta de Leonor Feltz (LF) a Pedro Henríquez Ureña (PHU), del 19 de octubre de 1901, confirma el rol de madre sustituta de los hijos de Salomé Ureña, pero es a Pedro a quien más atención le ha fijado, aunque este parece no haberse dado cuenta de la apatía, la depresión y la procrastinación en las que su adorada maestra está sumergida: «Acaso juzgarás [mi silencio epistolar, DC] exagerado; pero hai algo de maternal en el orgullo con que acojo yo todo lo que proviene de ustedes i tiende a afirmar en mí la convicción de que todos llegarán á lo que por herencia, por educación i por vocación están destinados á ser, lo que soñó su madre al darles la vida.» (Bernardo Vega. Treinta intelectuales dominicanos escriben a Pedro Henríquez Ureña. Santo Domingo: Academia Dominicana de la Historia, 2015, 82).

Esta predicción sibilina es idéntica a la hecha por Mercedes Mota en la correspondencia que sostuvo con PHU. La predicción de la grandeza de los hermanos Henríquez Ureña, incluida la de Camila, apenas con 7 años en 1901, es una constante no solamente en eljuicio de LF, sino en el de todos los prominentes intelectuales que frecuentaron el círculo de Salomé Ureña y Pancho Henríquez y que tiene su base sólida en el poema “A mi Pedro”.

La misiva a PHU contiene una clarividencia política semejante a la de Mercedes Mota y debió ser la misma para el grupo íntimo de relacionados con la familia Henríquez y Ureña. El propio Bernardo Vega titula la carta de esta manera: “Leonor predice, con acierto, el golpe de Horacio Vásquez” en contra del presidente Juan Isidro Jimenes, de quien era su vicepresidente; golpe causante del derrumbe de los Henríquez-Ureña, pues don Pancho era ministro de Exteriores de ese Gobierno, se quedó sin empleo y no sabía de dónde iba a sacar el dinero para mantener a sus hijos en Nueva York. Esto lo narran con detalles los libros históricos y literarios, aunque sí me concentraré en la inteligencia política y sicológica de LF.

En la sexta carta se vio el análisis político que LF le remitió a PHU y de por qué el contrato de consolidación de la deuda del país con los tenedores de bonos extranjeros, conocido como Improvement, promovido por don Pancho, no sería aprobado por el Congreso, integrado con la extraña, pero explicable alianza de horacistas, desideristas, velasquistas y legalistas: «Como sabrás, el contrato fue rechazado. Para don Pancho ha sido esa una derrota triunfal. Los detalles te probarán la verdad de esta paradoja (…) La conducta de Don (sic) Pancho i de Prud’homme al defender el contrato ha probado que ellos quisieron convencer á la mayoría de las ventajas del contrato, nunca hacerlo pasar a todo trance (…) Su no aprobación se debió, sin embargo, entre otras causas, á miras de carácter político. Este es un período de ambiciones desmedidas, de deslealtad, de inconsecuencias.» (BVega,op. cit.,82).

La capacidad político-sicológica le permite ver lo que sucederá: «Y todo así. Por una parte, Don Juan, falto de energía, de carácter, de convicciones, de personalidad propia, con un grupo de adeptos inconsecuentes ó incapaces; por otra, el grupo de antagonistas, decididos, compactos, dispuestos á vencer, sin escrúpulos todos los obstáculos, haciendo fuerte i omnipotente su ídolo del momento, Horacio Vásquez (…) Este es el hombre que predomina cada vez más en la actual situación i en breve se nos impondrá por completo (…) Así vamos dando tumbos, inconscientemente. ¿Hacia dónde? talvez (sic) al abismo.» (BVega,op. cit., 82-83).

El Estado santanista, organizado administrativamente en 1844, era el único lugar de acumulación de riquezas o de sobrevivencia de las clases media y baja. Es curioso que hombres como Rufino Martínez y Juan Bosch hayan analizado objetivamente lo que los demás historiadores e intelectuales conservadores entendieron como un gran desorden y anarquía. Para Rufino, la montonera fue una lucha de los guerrilleros por la libertad; para Bosch, un símbolo de la movilidad social de aquellas clases media y baja.

Rufino y Bosch no estaban de acuerdo con aquellas luchas intestinas que tenían como fundamento el clientelismo y el patrimonialismo analizado por Américo Lugo en su tesis doctoral y en las cartas a Horacio Vásquez en 1916 y a Trujillo en 1934 y 1936. El círculo de los Henríquez y Ureña las analizará como el desorden que iba en contra de la prédica del positivismo armónico de Hostos para crear un Estado nacional que enrumbase el país por la civilización y el progreso.

Este es el resultado final de aquellas luchas intelectuales, pensado por una discípula de aquel positivismo: «Fue una ilusión soñar con una administración inteligente i honrada después de largos años de ignorancia, corrupción i desorden. Los hechos demuestran á cada paso nuestra candidez en haber creído en una rápida reconstrucción. No quiero continuar hablando de eso, que ya resulta monótono y pesimista (BVega, op. cit.,83).

Pero aunque resulte “monótono y pesimista”, entrado el siglo XXI, los intelectuales responsables no solo critican aquella ilusión y candidez, sino que reafirman la inexistencia de un Estado nacional burgués verdadero en nuestro país que lo existente ante nosotros es un Estado clientelista y patrimonialista inviable, atrapado en las redes del narcotráfico, el lavado de dinero, la corrupción generalizada de los partidos y una fracción burguesa totalmente desnacionalizada, sin conciencia política ni conciencia nacional, subordinada al capital financiero y especulativo.

¿Observan los análisis políticos in situ del tipo de Estado que LF encontró y la sicología de un gobernante como Jimenes y la jauría de políticos corruptos, clientelistas y patrimonialistas que saqueron el único lugar de la acumulación de riquezas? ¿Qué diferencia existe entre aquel Estado y Gobierno descrito por LF y el que nos gastamos en 2017, analizado por Jacqueline Jiménez Polanco en sus tres artículos publicados en Hoy (9, 10 y 11/enero/2017, pp. 8A, 6A y 7A) titulados “Corrupción política en la República Dominicana] y la entronización del partido cártel?

El poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente, dijo alguien. Ahí están los casos de Odebrecht, los Tucano, la Sun Land y el descargo en la justicia suprema de los testaferros de los príncipes del PLD. El Poder y los poderosos imponen su mentira como si fuera la verdad. Sin contar el desastre moral y sicológico que el clientelismo y el patrimonialismo han causado en la sociedad dominicana y la carrera desaforada de los sujetos dominicanos en búsqueda de riquezas fáciles a través del delito: el todo legitimado y santificado por la cultura “light” que cada día nos recita en los medios y las redes sociales que si no somos materialistas, hedonistas, permisivos, relativistas con respecto a la corrupción y consumistas hasta irnos de boca y endeudarnos al precio que sea, no somos gente, es decir, no somos triunfadores.

¿Y dónde están y qué hacen los intelectuales dominicanos ante este cuadro fantasmal? Unos denuncian, otros condenan y los demás guardan silencio como miembros prominentes del partido del signo, es decir, sujetos carentes de conciencia política y conciencia nacional, cooptados por el Poder y sus instancias. Los intelectuales que son críticos radicales del clientelismo y el patrimonialismo no creen en la existencia de ese Estado autoritario fundado por Santana en 1844 y que funciona hasta el día de hoy como un Leviatán.

X

Quién es ese periodista que escribe de manera “tan exacta i majistral”? ¿Acaso se trata de Miguel Ángel Garrido? Muy joven y activo, murió a los 41 años (1867-1908) y de él dijo Rufino Martínez lo siguiente: «Su independencia de espíritu soportó duras pruebas, y bajo el poder inmenso de Heureaux, las tentativas por doblegarle salieron fallidas.» (“Diccionario histórico-biográfico”. SD: De Colores, 2ª ed., 1997, p. 214). Dudo que se trate de José Ramón López. Quizá sea Víctor de Castro, quien también se exilió en Venezuela y publicaba en un periódico capitaleño la columna “Interdiarias”.
Quizá lo más señero de la carta de LF a PHU es el disgusto entre Francisco Henríquez y Carvajal y Hostos. «Sin embargo, esa “Diarias” á que me refiero i que tiene un objeto esencialmente patriótico i mui oportuno en los actuales momentos, ha despertado en unos el entusiasmo por su autor, en otros comentarios diversos (…) Entre estos, con gran asombro nuestro, está el señor Hostos, que se ha mostrado profundamente disgustado, triste y decepcionado al ver que un hombre como Don Pancho haya podido endiosar á Lilís.» (BVega, 90).
Esta confrontación entre positivistas armónicos la explica LF a PHU: «Te explico lo que ha pasado. El señor Hostos se ha dejado sugestionar por algunos de sus discípulos, furibundos horacistas, que en su afán de chismear i dividir, han querido demostrarle que el actual gobierno i sobre todo Don Pancho, han pactado con “los caídos” para triunfar en la próxima situación política (…) No sólo es eso completamente falso i absurdo, sino que nos consta que ocurre todo lo contrario i hai motivo para que el patriotismo se sienta alarmado. A eso responde la “Diaria” demostrando que sería imposible crear de nuevo una situación análoga (…) La mala fe i la peor intención lo desfiguran todo, sin embargo.» (Vega, 90-91).
La expresión popular “los caídos” remite a los lilisistas representados por el ahijado del dictador, Alejandro Woss y Gil, persona que goza del aprecio de los Henríquez, según le pinta PHU en sus Memorias (México: FCE, 2000, p. 66), donde dice: «En Nueva York nos encontramos á varios dominicanos: al ex-presidente D. Alejandro Woz (sic) y Gil, hombre de inteligencia sutil, grande amigo de mi padre y mi primo Enrique…»
Frank Moya Pons acota: «En la Capital, entretanto, Jimenes fue rodeado por muchos de los antiguos lilisistas que buscaban integrarse nuevamente a la Administración Pública. Con el correr de los días Vásquez llegó a creer que su vida estaba en peligro, y llamó a sus partidarios a las armas contra el Gobierno el 26 de abril de 1902, marchando con ellos hacia la Capital y obligando al Presidente Jimenes a salir del país el 2 de mayo.» (Manual de historia dominicana. SD: Búho, 2013, p. 419).
¡Ningún miedo a perder la vida! La creencia de Vásquez, como toda creencia era falsa. El verdadero motivo de la pugna con Jimenes, según se desprende de lo escrito por Moya Pons (2013: 419): era este «… las pugnas políticas en el país se recrudecían debido al interés de los lilisistas en separar a Vásquez de Jimenes, haciéndole creer al Presidente que Vásquez pensaba eliminarlo del poder en las próximas elecciones de 1903, llevando como Vicepresidente a otro candidato, posiblemente de bandería lilisista. Para reforzar la posición política del Presidente Jimenes se creó en esos días un nuevo partido político llamado Partido Republicano (…)Como jefe del llamado Movimiento del 26 de Julio fue rodeado allí por los enemigos de Lilís y por todos los que habían sido afectados por la política financiera de Heureaux.»
En el prólogo a la tercera edición de La Mañosa en 1974, Juan Bosch analiza esas intrigas que desembocaban en las mal llamadas revoluciones que paralizaban “el desarrollo” institucional del país: « … la causa de nuestras guerras intestinas era la lucha de clases, una lucha de clases que carecía de orientación ideológica y que además se llevaba a cabo entre capas diferentes de una numerosa pequeña burguesía que peleaban a muerte porque la guerra civil fue, durante muchísimo tiempo, el canal de ascenso social más seguro que conocía país.» (Guillermo Piña Contreras. “La Mañosa. Estudio. Cronología, notas y variantes”, 2004: 333).
¿Vio todo esto LF? En parte. Paso ahora a la carta de LF a PHU, del 25 de enero de 1902, en la que le plantea que hubo una polémica cuando se representó la obra Consuelo, drama de Ulises Heureaux, hijo. LF le deja el juicio definitivo al autor de “la más atinada” de las crónicas: la escrita por Cyrano de Bergerac. La escenificación fue “un verdadero éxito”, según LF, quien asistió al teatro llevada por don Pancho: «… y nunca he presenciado en nuestro teatro una ovación más ruidosa ni más entusiasta. Se dio dos noches consecutivas con un lleno completo.» (BVega, 92).
No todo es halago para Ulisito. He aquí el juicio de la literata, no de la política, como políticos lilisistas era la mayoría de aquel público que fue a apoyar al cachorro del león caído en Moca el 26 de julio de 1899: «El argumento es vulgar, manoseado; la forma descuidada, incorrecta; pero es un drama. Drama que revela pleno conocimiento de la escena é indiscutible talento dramático en su autor.» Véase la agudeza política de LF: «Ulises emitía juicios tan erróneos ó desautorizados en sus crónicas que decían mui poco en favor suyo (…) se trató de dar viso político á la cuestión haciendo creer que renacía el lilisismo.»
¿Y cómo vio un crítico teatral de finales del siglo XX la obra de marras? Al parecer, solo dos obras de Ulises Heureaux, hijo, fueron a las tablas: Consuelo, vista por LF en 1902 y En la hora suprema, estrenada en agosto de 1925 en el teatro Colón de San Pedro de Macorís.). José Molinaza documenta al menos 11 obras más de Ulises Heureaux, hijo (1984: 88, 90). Al parecer se desconocen los distintos géneros a los que pertenecen tales obras teatrales. Solo se sabe que Consuelo es un drama y La fuga de Clarita, entremés. Faltan pruebas para las demás obras.
¿Cuál es el problema con Ulises Heureaux, hijo, y los dramaturgos que enumera Molinaza desde Llerena en 1588 hasta Juan García, dramaturgo número 159? La respuesta es que, en su mayoría, estas obras no se representaron.
De Ulises Heureaux, hijo, dice Molinaza lo mismo (1984: 71):«De esta época [1901 a 1916-1922] es la mayoría de las obras de Ulises Heureaux, hijo. De las mismas solo tenemos noticias; ha sido imposible localizarlas.

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