Cultura Internacionales

Gran premio Nóbel de Literatura 2016

Written by Debate Plural

Ignacio Nova (Listin, 16-10-16)

 

Silencio y desánimo entre intelectuales y artistas, junto a la acusación de “degradación” procedente de cibernautas, caracterizan la reacción pública en torno al Premio Nóbel de Literatura 2016 otorgado al cantautor norteamericano Bob Dylan (1941, Deluth, Minnesota) por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”.

Fernando Navarro, del periódico “ElPaís.es”, testimonia la conmoción: “Cuando la secretaria de la Academia Sueca Sara Danius ha pronunciado el nombre, han retumbado todos los cimientos” (13-Oct).

Conmoción. Lo que producen los cambios. Esta nace de la incomprensión. Proponemos, por tanto, unas notas indicativas de la idoneidad de la edición 2016 del Premio Nóbel de Literatura 2016.

Tal contracorriente a la premiación parte de una certeza inconsistente: la hegemonía y ahistoricidad de la clasificación y modos de las artes; contradice paradigmas vigentes desde la antigüedad clásica y del saber actual: postmodernidad (Lyotard, 1979), transmodernidad (Rodríguez Magda, 1989) y licuación (Bauman), etc. Obvia el influjo de procesos en marcha: la complejidad y lo transdisciplinario (Morín), entre otros declarados esenciales en la epistemología de la cultura.

La cultura y sus praxis se asumen hoy como sistemas de imaginarios gestados en experiencias y procesos ocurridos en, desde y hacia una realidad simbólica (Cassirer); vivenciales y contextuales (Vilardaga); con dos referentes: herencia y presente; globalizador (MacLuhan), transdisciplinario y complejo (Morín). La crisis de la modernidad ovó en las vanguardias (collage, ready made, surrealismo, Dada) bajo dos cualidades: 1) arbitrariedad sígnica (Sausure) de un demiurgo individual (artista) que expropia para sí una función colectiva (significar) para 2) “integrar” ámbitos y referentes en una unidad disgregada (multidisciplinariedad) de funcionalidad relativa: comunicación y público.

Rechazando el dualismo de la Alta Edad Media y del Renacimiento (Hauser) las vanguardias ósurrealismo, expresionismo abstracto, cubismo, suprematismoó desecharon lo apriorístico en los nexos causa-efecto, esencia-apariencia y espacio-función; afirmaron la expresión antiacadémica (Courbet, Manet, Apolinaire); auparon lo novísimo válido sólo para el individuo-artista (psicoanálisis) y la irreverencia: estrategia compensatoria del marginado. El arte fue experiencia genial, lúdica y de supervivencia de y para grupos pugnantes contra las convenciones sociales. La metáfora transgresora acuñó narrativas libertarias y redentoristas afín a los registros modernos intrasistémicos: Comte, Hegel, Freud. Lo multidisciplinario propició experiencias inéditas con agregados estáticos y formalizadores en cuyo sentido de ruptura la diada visual-lúdico superaba el concepto (comunicación). El arte fue praxis socialmente segregada y su discurso, un “habla” (Sausure) en torno a la interioridad del artista (psicoanálisis). Ocurrió en cine (“El perro Andaluz”), literatura (constructivismo) y en artes plásticas (Picasso, Braque, Duchamp, Ball, Tzara), donde también acuñó el fetichismo (Marx), la apología de la técnica (futurismo, Bauhaus), el misticismo (Van Gogh) y la crítica social (Kirchner, Munch).

En la Guerra Fría y bajo los influjos de la masificación y la comunicación globalizada (Galaxia Gutemberg), la irreverencia ingresó al gran escenario: los temas y espacios públicos; el individuo aspiró a disolverse en lo colectivo (masa, partido) y lo multidisciplinario devino transdisciplinariedad: la compleja incorporación de praxis y ámbitos diversos ahora funda relaciones dinámicas y permite roles que preservan las respectivas identidades simbólicas y funciones estético-sociales de los agregados, lo que en el tema que nos ocupa involucra la Etnología en lo sonoro y, en la textualidad, las grandes narrativas modernas: libertad, igualdad, amor, justicia, honor y verdad. La obra de Bob Dylan es, por musical: transliteratura y, por literatura: transmusical. Una escritura de registros especulares integrados a la eficiencia. Sus letras apelan al Paul Elward surrealista y su sonoridad, a su herencia. Complejidad homogenizada por credos refrendados por la Antropología cultural (universalidad del hombre), Estética (surrealismo), Etnología (música country) y el Derecho (justicia). Sentido de inclusión social: historia (pop) y política. Bob Dylan es, así, un digno exponente de la condición cultural postmoderna: inoculó las socio-narrativas modernas en dispositivos globales, masivos, complejizados y eficientes simbólica y comunicativamente; unió dimensiones culturales “opuestas” (vanguardia-música country) contextualizando los “restos” a las necesidades de su tiempo. Con ellos expuso las aspiraciones humanas y satisfizo las exigencias metódicas de la postmodernidad (Liotard, Giddens, Haergreaves).

Su recuperación para la cultura que propicia el Premio Nóbel sincroniza la visión sobre el arte y el hecho artístico, justa y valiosa sanción del arte como hecho humanamente responsable.

El 24 de abril del 2014 expuse esta visión sobre esta praxis cultural en este diario: Sonia Silvestre “asistió y resistió aún en la inmensidad del desaliento. Produjo un ´continumª desde René del Risco a la canción popular, alta, de letra poética y energías vitales (…) Con la post modernidad la poesía migró de libros y recitales para viajar en inverosímiles empaquetados sociales, entre ellos la canción popular. La poesía es ´transª a todo arte. Aristóteles, en su ´Arte poéticaª, no se equivocó”.

El Nóbel de Literatura 2016 a Bob Dylan iguala la franja de cantautores pop que han hecho melodías y bailes las socio-narraciones modernas a los grandes escritores hasta hoy laureados. Estos cantautores llenaron la vida de la gente con contenidos estéticamente dignos, rigurosos y esperanzadores en tiempos sombríos; cuya obra y vida permanecieron fieles al valor de la justicia, la paz, la igualdad, el amor, la esperanza en un mundo mejor y la fe en la humanidad. Que por esos credos y praxis pagaron un alto precio: la exclusión de la galaxia comercial.

LOS ÉXITOS
El Nobel de Literatura 2016 a Bob Dylan iguala la franja de cantautores pop que han hecho melodías y bailes las socionarraciones modernas a los grandes escritores hastas hoy laureados.

REACCIÓN
Fernando Navarro, del periodico «ElPaís.es» testimonia la conmoción: «Cuando la secretaria de la Academia Sueca Sara Danius ha pronunciado el nombre han retumbado todos los cimientos»(13-Oct).

 

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