Nacionales Sociedad

La honestidad práctica de Duarte y el contraste con la actualidad

Written by Debate Plural

Domingo Batista (El Universitario, Enero 2017) 

 

Con una práctica ejemplar, Juan Pablo Duarte pasó  a la historia como la más alta expresión de honestidad, transparencia, solidaridad y desprendimiento personal.

Tuvo una  indeclinable vocación para servir en cuerpo y alma a las mejores causas de su siempre añorada patria.

Su extraordinaria figura  constituye el ícono a seguir, cuando de entrega total a la nación se hable.

El vivir sencillo y su destacada negativa a pasar factura por las luchas patrióticas libradas, hacen de Duarte el referente ante las insanas actuaciones de los líderes políticos que hoy pululan en el ámbito social dominicano.

Al  celebrarse los 204 años de su llegada al mundo, el maestro Filiberto Cruz Sánchez,  hizo un paréntesis en sus actividades intelectuales para hablar con los periodistas de EL UNIVERSITARIO sobre la personalidad de Duarte.

Cruz Sánchez, quien es un destacado historiador de la Facultad de  Humanidades  de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), se llena de orgullo para destacar el significado del patricio en el quehacer social de la nación dominicana.

Asegura que “la historia se basa en los valores que deben practicar los líderes a través de los tiempos y –puedo afirmarlo- nuestro amado Juan Pablo Duarte es el indiscutido ejemplo a imitar en la República Dominicana”.

Observa que esos valores tienen que ver con el desprendimiento, la honestidad, transparencia y solidaridad, lo que constituyó la vida del fundador de la nación.

El catedrático uasdiano manifiesta que el país no ha tenido alguien que, como el hijo de Juan José Duarte y Manuela Diez, reúna esas características.

Basa su afirmación en que el ideólogo de la independencia nacional vivió de manera sencilla y que nunca hizo negocios en base a sus servicios en pro de la libertad de su pueblo.

En su diálogo para los lectores de EL UNIVERSITARIO, el maestro Cruz Sánchez citó tres importantes comunicaciones en las que reflejó elocuentemente su labor transparente y su no involucramiento en acciones dolosas.

Al respecto, reseñó que el constructor de la soberanía envió a sus padres una comunicación cuando estaba en Curazao -en febrero de 1844- y que el historiador denomina “La Carta del Sacrificio de Duarte”.

En esa esquela, Juan Pablo, sin saber que su padre había fallecido en noviembre del 1843, invocaba al sacrificio por parte de su familia para que se desprendiera de cualquier riqueza material -a cambio de nada- con la finalidad de hacer posible la independencia nacional.

Luego, en marzo de 1844, tampoco puso condiciones algunas cuando su hermano Vicente Celestino y Francisco Sánchez del Rosario desarrollaron una estrategia para lograr que la Junta Gubernativa convocara a una reunión el 21 de abril.

Esa estrategia dio por resultado que la Junta optó por poner bajo el mando de Duarte al ejército independentista, acompañado de mil pesos para costear los gastos de las tropas y se fuese a enfrentar a los invasores.

El maestro Filiberto acotó que el patricio duró alrededor de tres meses combatiendo y –junto al general Antonio Duvergé- logró detener el avance de los enemigos en Azua, mientras Pedro Santana se mantenía en la comunidad de Sabana Buey, Baní, sin desarrollar una estrategia de ataque efectiva contra Charles Herald, a la cabeza de los interventores.

Duarte concebía la necesidad de atacar a Herald por la retaguardia, en tanto que Santana decía que no.

En esas circunstancias, narra el historiador, Duarte se decidió por regresar a la capital y produjo uno de los documentos que más lo destacan como el ejemplo a seguir en materia de transparencia  en el manejo de los recursos del Estado.

Exhibiendo esa diafanidad, el patriarca rindió cuentas del dinero usado y trajo los documentos necesarios para avalar los pagos hechos a favor de las tropas puestas bajo sus orientaciones.

Esos documentos fueron recibidos por Miguel Labastida , lo que sirvió para que Duarte diera una demostración fehaciente de pulcritud, dando una lección histórica a los dominicanos.

Otro acontecimiento de la conducta de Duarte esbozado por el maestro Cruz Sánchez fue el relativo al Golpe de Estado que dieron los trinitarios en contra de la Junta Gubernativa, encabezada por Tomás de Bobadilla y Briones, Pedro Santana y Buenaventura Báez, el 9 de junio de 1844.

Duarte, Sánchez, Matías Ramón Mella y José Joaquín Puello y otros 54 oficiales fueron los auspiciadores de la acción trinitaria en la Fortaleza Ozama

Dando otra efectiva demostración de desprendimiento personal, Duarte declinó ser el presidente de la República y sí pidió que se realizaran elecciones libres, a pesar de ser proclamado como presidente en una acción militar con Mella al frente.

Veinte años después, Duarte volvió a territorio dominicano para combatir a favor de la Restauración y proclamó su desinterés por cualquier posición y reafirmó que sólo luchaba por ver libre a su país.

Para esa ocasión se cansó de esperar una audiencia con el entonces presidente José Antonio –Pepillo- Salcedo, pero éste nunca accedió y el patricio debió reunirse con Ulises Francisco Espaillat, quien era vicepresidente del pueblo en armas.

De esa reunión, Duarte fue mandado a Venezuela para que supuestamente buscara ayuda a la causa restauradora, lo que era una clara demostración del propósito de excluirlo de las decisiones revolucionarias contra los anexionistas españoles.

Después de esos hechos, Juan Pablo comenzó un proceso de reflexión y se convenció ideológicamente de la necesidad de combatir la presencia de los imperios colonialistas encabezados por España y los Estados Unidos.

En su exposición, Cruz Sánchez manifiesta que en la actuación permanente de Duarte se resumen los más altos valores de un ser humano y que –según él- los políticos y funcionarios de la actualidad nunca toman en cuenta.

Llamó a la sociedad dominicana a que aproveche la ocasión del 204 aniversario de nacimiento de Duarte para desarrollar una cruzada en donde se resalten esos valores preconizados por el fundador de nuestra nacionalidad.

Desde que sobresalió como el ideólogo de la independencia, Duarte ha sido el personaje de mayor incidencia patriótica en el país.

Muchos son los que añoran sus cualidades y muy pocos se han dedicado a desconocer su trayectoria limpia.

Para el entrevistado historiador Cruz Sánchez, la vida práctica del insigne patriota contrasta abismalmente con los que –a través de los años- han tomado su discurso de respeto a los cánones morales y éticos.

El docente uasdiano observa que “a través del tiempo, muchos dirigentes políticos y de diferentes áreas sociales, han pretendido levantar los principios enarbolados por nuestro primer Padre de la Patria, pero esto ha sido en vano porque –su práctica cotidiana- se distancia de la teoría”.

“Si hacemos un rápido análisis de los acontecimientos históricos de la República Dominicana nos vamos a encontrar con muchos presidentes, dirigentes, jerarcas militares y líderes que se han apoderado de la figura de Duarte, pero que sus hechos los descalifican”, sostiene.

Y agrega que “todos hemos visto que el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, Ulises Heureaux, Joaquín Balaguer y otros, desarrollaron un discurso destacando las cualidades personales, pero nunca imitaron en la práctica la acrisolada conducta del hombre que dio ejemplo de desprendimiento personal”.

Insiste en que “el desarrollo práctico que vemos hoy día de la mayoría de dirigentes políticos nuestros se distancia muchos kilómetros de las enseñanzas que nos dejó Duarte”.

El profesor Cruz Sánchez se mostró como un seguidor fiel de Duarte. “Confieso que me indigna cuando veo a estos políticos actuales que elogian al Padre de la Patria, pero sus prácticas son muy diferentes a lo que reivindicaba”,  añadió.

Resalta que –en las presentes generaciones- la sociedad  necesita asirse del discurso de Duarte para que este sirva de bandera en el combate a la corrupción, la falta de transparencia y desinterés personal en pro del progreso de la nación.

El entusiasta cultor de las cátedras uasdianas sostiene que “la práctica demostrada por Duarte se encarga de desmentir a quienes ahora lo quieren tomar como su indiscutible líder y no son capaces de imitarlo en su comportamiento al frente de las instancias del poder”.

 

El  26 de enero, los dominicanos festejan los 204 años del nacimiento de quien tuvo la visión, el coraje y disposición de trabajar organizadamente para que el país se librara del yugo haitiano, en febrero de 1844.

DOMINGO  BATISTA

Con una práctica ejemplar, Juan Pablo Duarte pasó  a la historia como la más alta expresión de honestidad, transparencia, solidaridad y desprendimiento personal.

Tuvo una  indeclinable vocación para servir en cuerpo y alma a las mejores causas de su siempre añorada patria.

Su extraordinaria figura  constituye el ícono a seguir, cuando de entrega total a la nación se hable.

El vivir sencillo y su destacada negativa a pasar factura por las luchas patrióticas libradas, hacen de Duarte el referente ante las insanas actuaciones de los líderes políticos que hoy pululan en el ámbito social dominicano.

Al  celebrarse los 204 años de su llegada al mundo, el maestro Filiberto Cruz Sánchez,  hizo un paréntesis en sus actividades intelectuales para hablar con los periodistas de EL UNIVERSITARIO sobre la personalidad de Duarte.

Cruz Sánchez, quien es un destacado historiador de la Facultad de  Humanidades  de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), se llena de orgullo para destacar el significado del patricio en el quehacer social de la nación dominicana.

Asegura que “la historia se basa en los valores que deben practicar los líderes a través de los tiempos y –puedo afirmarlo- nuestro amado Juan Pablo Duarte es el indiscutido ejemplo a imitar en la República Dominicana”.

Observa que esos valores tienen que ver con el desprendimiento, la honestidad, transparencia y solidaridad, lo que constituyó la vida del fundador de la nación.

El catedrático uasdiano manifiesta que el país no ha tenido alguien que, como el hijo de Juan José Duarte y Manuela Diez, reúna esas características.

Basa su afirmación en que el ideólogo de la independencia nacional vivió de manera sencilla y que nunca hizo negocios en base a sus servicios en pro de la libertad de su pueblo.

En su diálogo para los lectores de EL UNIVERSITARIO, el maestro Cruz Sánchez citó tres importantes comunicaciones en las que reflejó elocuentemente su labor transparente y su no involucramiento en acciones dolosas.

Al respecto, reseñó que el constructor de la soberanía envió a sus padres una comunicación cuando estaba en Curazao -en febrero de 1844- y que el historiador denomina “La Carta del Sacrificio de Duarte”.

En esa esquela, Juan Pablo, sin saber que su padre había fallecido en noviembre del 1843, invocaba al sacrificio por parte de su familia para que se desprendiera de cualquier riqueza material -a cambio de nada- con la finalidad de hacer posible la independencia nacional.

Luego, en marzo de 1844, tampoco puso condiciones algunas cuando su hermano Vicente Celestino y Francisco Sánchez del Rosario desarrollaron una estrategia para lograr que la Junta Gubernativa convocara a una reunión el 21 de abril.

Esa estrategia dio por resultado que la Junta optó por poner bajo el mando de Duarte al ejército independentista, acompañado de mil pesos para costear los gastos de las tropas y se fuese a enfrentar a los invasores.

El maestro Filiberto acotó que el patricio duró alrededor de tres meses combatiendo y –junto al general Antonio Duvergé- logró detener el avance de los enemigos en Azua, mientras Pedro Santana se mantenía en la comunidad de Sabana Buey, Baní, sin desarrollar una estrategia de ataque efectiva contra Charles Herald, a la cabeza de los interventores.

Duarte concebía la necesidad de atacar a Herald por la retaguardia, en tanto que Santana decía que no.

En esas circunstancias, narra el historiador, Duarte se decidió por regresar a la capital y produjo uno de los documentos que más lo destacan como el ejemplo a seguir en materia de transparencia  en el manejo de los recursos del Estado.

Exhibiendo esa diafanidad, el patriarca rindió cuentas del dinero usado y trajo los documentos necesarios para avalar los pagos hechos a favor de las tropas puestas bajo sus orientaciones.

Esos documentos fueron recibidos por Miguel Labastida , lo que sirvió para que Duarte diera una demostración fehaciente de pulcritud, dando una lección histórica a los dominicanos.

Otro acontecimiento de la conducta de Duarte esbozado por el maestro Cruz Sánchez fue el relativo al Golpe de Estado que dieron los trinitarios en contra de la Junta Gubernativa, encabezada por Tomás de Bobadilla y Briones, Pedro Santana y Buenaventura Báez, el 9 de junio de 1844.

Duarte, Sánchez, Matías Ramón Mella y José Joaquín Puello y otros 54 oficiales fueron los auspiciadores de la acción trinitaria en la Fortaleza Ozama

Dando otra efectiva demostración de desprendimiento personal, Duarte declinó ser el presidente de la República y sí pidió que se realizaran elecciones libres, a pesar de ser proclamado como presidente en una acción militar con Mella al frente.

Veinte años después, Duarte volvió a territorio dominicano para combatir a favor de la Restauración y proclamó su desinterés por cualquier posición y reafirmó que sólo luchaba por ver libre a su país.

Para esa ocasión se cansó de esperar una audiencia con el entonces presidente José Antonio –Pepillo- Salcedo, pero éste nunca accedió y el patricio debió reunirse con Ulises Francisco Espaillat, quien era vicepresidente del pueblo en armas.

De esa reunión, Duarte fue mandado a Venezuela para que supuestamente buscara ayuda a la causa restauradora, lo que era una clara demostración del propósito de excluirlo de las decisiones revolucionarias contra los anexionistas españoles.

Después de esos hechos, Juan Pablo comenzó un proceso de reflexión y se convenció ideológicamente de la necesidad de combatir la presencia de los imperios colonialistas encabezados por España y los Estados Unidos.

En su exposición, Cruz Sánchez manifiesta que en la actuación permanente de Duarte se resumen los más altos valores de un ser humano y que –según él- los políticos y funcionarios de la actualidad nunca toman en cuenta.

Llamó a la sociedad dominicana a que aproveche la ocasión del 204 aniversario de nacimiento de Duarte para desarrollar una cruzada en donde se resalten esos valores preconizados por el fundador de nuestra nacionalidad.

Desde que sobresalió como el ideólogo de la independencia, Duarte ha sido el personaje de mayor incidencia patriótica en el país.

Muchos son los que añoran sus cualidades y muy pocos se han dedicado a desconocer su trayectoria limpia.

Para el entrevistado historiador Cruz Sánchez, la vida práctica del insigne patriota contrasta abismalmente con los que –a través de los años- han tomado su discurso de respeto a los cánones morales y éticos.

El docente uasdiano observa que “a través del tiempo, muchos dirigentes políticos y de diferentes áreas sociales, han pretendido levantar los principios enarbolados por nuestro primer Padre de la Patria, pero esto ha sido en vano porque –su práctica cotidiana- se distancia de la teoría”.

“Si hacemos un rápido análisis de los acontecimientos históricos de la República Dominicana nos vamos a encontrar con muchos presidentes, dirigentes, jerarcas militares y líderes que se han apoderado de la figura de Duarte, pero que sus hechos los descalifican”, sostiene.

Y agrega que “todos hemos visto que el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, Ulises Heureaux, Joaquín Balaguer y otros, desarrollaron un discurso destacando las cualidades personales, pero nunca imitaron en la práctica la acrisolada conducta del hombre que dio ejemplo de desprendimiento personal”.

Insiste en que “el desarrollo práctico que vemos hoy día de la mayoría de dirigentes políticos nuestros se distancia muchos kilómetros de las enseñanzas que nos dejó Duarte”.

El profesor Cruz Sánchez se mostró como un seguidor fiel de Duarte. “Confieso que me indigna cuando veo a estos políticos actuales que elogian al Padre de la Patria, pero sus prácticas son muy diferentes a lo que reivindicaba”,  añadió.

Resalta que –en las presentes generaciones- la sociedad  necesita asirse del discurso de Duarte para que este sirva de bandera en el combate a la corrupción, la falta de transparencia y desinterés personal en pro del progreso de la nación.

El entusiasta cultor de las cátedras uasdianas sostiene que “la práctica demostrada por Duarte se encarga de desmentir a quienes ahora lo quieren tomar como su indiscutible líder y no son capaces de imitarlo en su comportamiento al frente de las instancias del poder”.

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