Economia Nacionales

Cambios en el modelo económico dominicano

Written by Debate Plural

Miguel Ceara-Hatton (Listin, 30-11-16)

 

Con insistencia se ha escuchado a empresarios, políticos y economistas hablar de que el “modelo económico hay que cambiarlo”, “que está agotado”, “que no funciona”. Ahora bien, se ha visto poca argumentación del significado concreto de lo que expresa “cambiar el modelo económico” y no se sabe si todos entienden lo mismo.

Modelo económico
Es la forma de cómo la sociedad se organiza para producir, distribuir el ingreso, acumular capitales, así como las instituciones subyacentes, que acompañan y permiten la reproducción de ese orden social.

Interpretar la realidad
Para interpretar el funcionamiento del modelo se requiere de un marco teórico que es la representación de la realidad en el pensamiento, el cual identifica las relaciones entre las variables, explica la reproducción material de la economía dominicana en el tiempo, lo cual nos refiere a la historia y reconoce la multidimensionalidad de lo social y donde lo social condiciona lo individual, es decir, lo social adquiere autonomía de la conducta individual sin dejar de reconocer que la individualidad es importante.

Por supuesto, desde la teórica neoclásica es imposible hablar de un “cambio de modelo” a menos que se violen los supuestos que le dan consistencia lógica interna al paradigma. En efecto, para la teoría neoclásica el tiempo no tiene densidad, las trayectorias no existen, se comparan equilibrios intertemporales, se opera con un alto nivel de certidumbre, la sociedad se reduce a la suma de las partes y ni la sociedad ni las instituciones tienen autonomía ni influyen en las decisiones individuales y el principal instrumento analítico es la relación entre la escasez (la oferta) y la utilidad (la demanda). Los problemas económicos se reducen a garantizar la capacidad autorreguladora de los mercados.

Cambiar el modelo
El sistema social se define a partir de unas relaciones sociales de producción, distribución y acumulación de capital, que determinan un nivel de relaciones de poder, de desarrollo institucional y tecnológico, generando una dinámica de influencias y determinaciones recíprocas. Esas relaciones no tienen formas universales y adquieren formas específicas en los diferentes momentos y países.

Un cambio no necesariamente implica un proceso evolutivo superior, sino que representa procesos de adaptaciones cuyo resultado dependerá de las fuerzas sociales que empujen por el cambio. Además, los cambios a largo plazo reflejan conflictos en partes del todo, pero no necesariamente llegan a modificar la naturaleza del todo. Por lo tanto, cuando se habla de manera cotidiana de “cambio del modelo económico” no hay necesariamente una referencia a un proyecto revolucionario que modifica el orden social, sino que se refiere a cambios en la forma como se organiza la sociedad para producir y reproducir las condiciones materiales y las relaciones de poder e institucionales que le son funcionales.

Es decir, en un momento dado se parte de un desarrollo histórico, cultural, tecnológico e identidad que se proyectan en el presente y condicionan la organización de la producción, la dinámica de distribución y la asignación del excedente, lo cual influye en las instituciones que refuerzan las relaciones de poder y que a su vez condicionan los medios de comunicación, la cultura y los valores, lo cual refuerza la organización de la producción. El resultado es la calidad de vida de la gente, el nivel de cohesión social y territorial. Este proceso no es unidireccional, sino es complejo.

La cohesión social es la capacidad del Estado para asegurar inclusión social, garantizando un mínimo de calidad de vida a todos los miembros de la sociedad lo cual genera un sentido de pertenencia. Mientras que la cohesión territorial es el nivel en que la sociedad y el Estado son capaces de garantizar que todas las personas tengan las mismas oportunidades.

Los cambios del modelo pueden reflejar luchas en la preeminencia de sectores productivos, luchas distributivas, diferentes destinos de la acumulación de capital, cambios en las instituciones y relaciones de poder, así como cambios significativos en las políticas públicas que promueven un determinado cambio estructural en el ámbito productivo.

Características generales
1)   Se trata de cambios de largo plazo, en el sentido de que se gestan lentamente y una vez producidos requieren tiempo para madurar.

2) Generan transiciones socialmente “dolorosas” porque hay grupos que ganan y otros que pierden. Hay grupos sociales que desaparecen o se deterioran, como ocurrió en la transición de la economía azucarera (1980-1990) a los servicios.

3) En determinado momento son inevitables, cuando la reproducción del orden corre peligro. Esa inevitabilidad adquiere la forma de un “ajuste de mercado” a través de la crisis.

4) Implican cambios en las relaciones de poder en la sociedad.

5) Implican severas crisis de transiciones donde la forma de superarlas determina los nuevos equilibrios sociales y económicos.

6) No son procesos puros y más bien se producen de manera mezclada.

Tres elementos comunes
a) Las condiciones de constreñimiento de la balanza de pagos ha sido el determinante del producto y el empleo.

b) El nivel de demanda agregada, particularmente las exportaciones, han determinado el nivel de producto, el empleo y la tasa de acumulación de capital a largo plazo.

c) Se ha observado una dinámica estructural que genera pobreza, aun cuando cambia la lógica de funcionamiento del “modelo económico”.

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