Tania Molina (D. Libre, 2-12-13)
A pocos días para cumplirse los 50 años del asesinato de Manolo Tavárez Justo, líder del movimiento 14 de Junio (1J4), sus compañeros de alzada, algunos de los que sobrevivieron a la masacre de los 29 guerrilleros aquel 21 de diciembre de 1963, lo recuerdan como el líder político revolucionario más importante de toda la historia de República Dominicana.
Fidelio Despradel, quien compartió la insurrección junto a Manolo comandando el frente guerrillero Enrique Jiménez Moya, en Las Manaclas; Daniel Matías Abreu, del Frente de El Limón; y Rafael Pérez Modesto, en el frente Juan de Dios Ventura Simó, en Ocoa, destaparon el cajón que guarda sus hazañas de lucha, y compartieron algunas anécdotas con el público de Diálogo Libre, del periódico Diario Libre.
En sus relatos pasan revista a los acontecimientos anteriores y posteriores que motivaron la decisión de alzarse aquel 28 de noviembre hacia las «escarpadas montañas de Quisqueya», como lo indicó su líder.
Pero sobre todo enfatizan la valentía y determinación de Manolo, al que definen como un gigante.
«En el 63, el 14 de Junio realizó la manifestación más grande que ha hecho un partido progresista en la República Dominicana. 30 mil, 40 mil o 50 mil personas, sin ningún tipo de recursos, se concentraron en el parque Independencia, y el 25 de noviembre, bajo un aguacero que no se podía ver la mano, se juntaron decenas de miles de catorcistas y de pobladores de la Región del Cibao, a conmemorar el aniversario del asesinato de las hermanas Mirabal. Con eso lo que quiero decir es que el 14 de Junio era un partido con vocación de la actividad pública abierta».
Fidelio Despradel hace la salvedad con la intención de que la población entienda lo difícil que resultaba para ellos actuar en público en un ambiente de tanta hostilidad. Recuerda que desde los Estados Unidos existió la determinación para que no se permitiera crecer en el país un movimiento similar al ocurrido en junio del 59 con la expedición de Maimón, Constanza y Estero Hondo y que, incluso, en dos ocasiones se intentó habilitar la isla Beata para confinarlos a todos allá, bajo el mote de comunistas. También menciona la persecución constante que se mantuvo contra el movimiento, el cierre de locales, de medios de comunicación, y exilio de algunos de sus compañeros. «A Manolo no lo detenían, porque era una figura que trascendía las fronteras internacionales».
Pérez Modesto, de su lado, plantea que el movimiento insurreccional sirvió de base para impulsar luchas que culminaron en abril del 65, y que fue la primera y más grande respuesta a lo que él define como un atrevimiento, el conspirar contra un gobierno legalmente constituido.
«De 1959 al 65 se vivió un período revolucionario en la República Dominicana, y ésa es una categoría que la gente no la entiende bien, mucho menos los jóvenes, y en ese período revolucionario, Manolo Tavárez fue el líder y la figura principal», agrega Fidelio. Y continúa: «Ese período revolucionario no solamente empezó en el 59, y se extendió hasta el 1965, sino que culminó en una revolución; en una crisis revolucionaria y en una revolución democrática triunfante, porque el 28 de abril (del 1965) habían derrocado el gobierno golpista, estaban a punto de derrocar las fuerzas de derecha militares que lo apoyaban, se había establecido un gobierno constitucional de acuerdo con la Constitución, se soltaron los presos políticos, y eso ocurrió en un momento en que el pueblo tenía las armas y el pueblo estaba unido a los militares. O sea, aquí se hizo una revolución, y esa revolución triunfó. Lo que pasa es que los norteamericanos trajeron 42 mil marinos para frenar esa situación. Entonces, ahí, es que se tiene que medir la dimensión de Manolo y la proyección de Manolo en la República Dominicana, porque Manolo es el líder político revolucionario más importante de toda la historia republicana».
«Todos querían irse para la montaña», anécdotas de la guerrilla
Un cátcher potencial
Rafael Pérez Modesto, recuerda a Adolfo González, a quien los compañeros llamaban La Hierba. «A González lo firmaron para jugar con Pittsburgh, porque era un cátcher de gran potencial, y él abandonó el proyecto para seguir a la guerrilla, y murió a mi derecha».
Militar amigo
«Tuve la suerte de sobrevivir, porque un oficial, el segundo al mando, que había sido el más sobresaliente de los oficiales antiguerrilleros entrenados en Panamá, era un hombre vinculado al 14 de Junio, amigo de Manolo y amigo del propio Polo», Pérez Modesto, narrando el momento en que cayó el primer frente en Ocoa, donde murió Hipólito Rodríguez Sánchez (Polo).
No podía caminar
Daniel Matías Abreu no olvida el caso de un compañero de Santiago, José Rafael Minaya, un hombre de buena estatura y fuerte, pero que se fue al frente de El Limón con una faja en la cadera, sin poder caminar. «A las cuatro o cinco horas de estar en la montaña, ya él no puede caminar, pero él dijo que se mataba si no iba».
Pies planos
Pérez Modesto también recuerda a Manuel Lulo, un hombre con los pies planos que integró la guerrilla, y que a los cinco kilómetros no podía caminar.
Enfermo del hígado
Otro de los integrantes de los frentes fue el santiaguero Aguayo, que estaba enfermo del hígado, e insistió en integrar uno de los frentes.
Se iría por su cuenta
Daniel Matías Abreu también narra la historia de Danielito Fernández, otro de los compañeros de la guerrilla que dijo que se iría solo. «Es más, había gente que decían que si me dejan en el frente tal, yo me voy por mi cuenta».
Con el telegrama en el bolsillo
Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, quería que Manolo Tavárez fuera a Cuba a entrenarse. Muchos de sus compañeros también lo querían, según narra Matías Abreu. La idea era que fuera a Argelia y de ahí viajar de manera clandestina, a Cuba. «Él (Manolo) murió con el telegrama en el bolsillo», comenta Fidelio Despradel, sobre la invitación para aquel viaje que no se realizó.
Entrenado para vivir
«Polo Rodríguez, que había sido entrenado con honores en Cuba, y que había estado en Vietnam y en China, jugó un rol para que un grupo pudiera sobrevivir hasta llegar al centro de operaciones», narra Pérez Modesto.
«No es posible cambiar el rumbo del país sin una insurgencia»
«La bandera que levantó la revolución del 14 de junio del 59 y que las recogió el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, en materia de equidad, de democracia, de soberanía, de derecho a la salud, de derecho a la educación y de reparto de las tierras entre los campesinos para que en este país haya un mercado interior y pueda desarrollarse la industria, esas son las banderas de hoy, de cualquier movimiento democrático», plantea Fidelio Despradel, guerrillero constitucionalista de 1963.
El revolucionario entiende que todavía en la actualidad no es posible cambiar el rumbo del país sin que haya una insurgencia, pero esta vez no una insurgencia armada, sino de conciencia.
Asegura que la expedición el 14 de Junio y Manolo fueron los que marcaron el camino para que el pueblo dominicano, sea a través de la elección o a través de un movimiento insurgente, pueda determinar su propio rumbo.
«La insurgencia del pueblo dominicano no es una insurgencia armada, es consciente, como pasó en la Guerra de Abril. Y ese fue el camino que plantearon los revolucionarios del 59». Fidelio insiste en que Manolo es de hoy, pero aclara que no lo es para repetir el movimiento guerrillero, sino porque, a su entender, todas las banderas de entonces siguen pendientes de realización.
«Es imposible que esas banderas puedan avanzar hacia un cambio democrático de verdad, si no hay un levantamiento de la conciencia del pueblo, si no hay un sacudimiento, y eso fue lo que planteó la expedición del 59, y eso fue lo que siempre planteó Manolo, lo que quiere decir que eso tiene una gran vigencia, lo que pasa es que a la gente no le gusta hablar de eso, porque es mejor tener a la gente domesticada, como ahora. ¡Estamos todos domesticados!», dice.
Daniel Matías Abreu entiende que hoy todavía están latentes los hechos de entonces. «Era una euforia, y por eso yo digo del impacto que causó la Revolución Cubana en este país, la expedición del 59, señores, la forma en que murieron esos expedicionarios es una cosa increíble, asesinados, masacrados, la Fuerza Aérea, a los cadetes del tercer año los puso a fusilar a los expedicionarios. Eso en el pueblo dominicano todavía hoy late».