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La Vida Universitaria y las invasiones de EU a RD

Written by Debate Plural

Patricia Alburquerque (El universitario, julio 2015)

 

La vida universitaria de la parte oriental de la isla de Santo Domingo fue alterada radicalmente en cada una de las invasiones político-militares, tanto en la época colonial como republicana, por su difícil historia de abandonos y abusos.

Muy temprano, gracias al prestigio ganado por el Colegio de Estudios Generales de la Orden de los Dominicos de la isla, solicitó al Papado en 1518 su conversión a universidad, emitiendo en 1538 la Bula In Apostulatus Culmine, autorizando la creación de la Universidad Santo Tomás de Aquino, similar a la de Salamanca.

A pesar de que no fue una invasión militar, el primer debilitamiento de la vida universitaria en la otrora pequeña ciudad de Santo Domingo de Guzmán, fue causado por los devastadores movimientos sísmicos a partir de 1563, que llenaron de terror a los habitantes y provocaron la partida hacia tierra firme o Europa de numerosas familias españolas.

Entre 1563 y 1801 hubo siglos de abandono total de la isla caribeña donde España supo planificar y luego hizo zarpar las más importantes aventuras de la cruel conquista del Nuevo Mundo.

Una ojeada larga a los tratados y acuerdos mediante los cuales España fue enajenando la tierra que impactó a Cristóbal Colón, donde sentó sus reales, para luego recibir a su hijo Diego Colón como Virrey, nos revela que fueron cuatro los pactos que materializaron la entrega a otra potencia: esos tratados fueron Nimea, Ryswick, Aranjuez y Basilea.

Es así como en 1795 España cedió a Francia la propiedad definitiva sobre la Isla Hispaniola o Santo Domingo. Luego, el libertador y dictador Jean Jacques Dessalines cruzó la frontera imaginaria ocupando provisionalmente en forma sangrienta la parte oriental, para entonces casi totalmente abandonada y escasamente poblada.

Este acontecimiento causó que la Orden de los Dominicos se marchara definitivamente de la parte oriental en 1802, dejando en bandolera el centro de estudios universitarios nacido bajo la bula papal. En otras palabras, los dominicos abandonaron la Universidad Santo Tomás de Aquino definitivamente. Más tarde, en 1815, el doctor José Núñez de Cáceres, con la participación de Correa y Cidrón y otros, logró reabrir el centro universitario, operado esta vez por laicos. Sin embargo, a la llegada de los haitianos en 1822, al mando de Jean Pierre Boyer, ordenaron a todos los jóvenes el cumplimiento estricto del servicio militar obligatorio, causando nuevamente el cese de la incipiente vida universitaria de la época.

Este último cierre de la vida universitaria duró 73 años, quedando la parte oriental sin rectoría intelectual alguna. Estos fueron, obviamente, tiempos de absolutas tinieblas.

Ni siquiera la llegada de la República en 1844 logró reanimar la vida universitaria, a pesar de que el 16 de junio de 1859 el presidente Pedro Santana promulgó una ley restableciendo la Universidad de Santo Domingo, pero a causa de la continua crisis de estabilidad nunca se alcanzó a abrir sus puertas.

La llegada a partir de 1880 de Eugenio María de Hostos y su enriquecedor talento, nucleando e impulsando un fuerte movimiento cultural que fortaleció y alumbró entidades destinadas a la educación primaria y media, incluyendo por primera vez a la mujer, no tuvo tiempo ni recursos para incidir en la educación universitaria o superior.

Es en 1895 cuando monseñor Fernando Arturo de Meriño, ex presidente de la República 1880-82, crea el Instituto Profesional, que funcionó como institución de educación superior. Este empeño se mantiene hasta el 16 de noviembre de 1914 cuando es transformado en Universidad de Santo Domingo. Así nació la moderna universidad del país.

Penosamente, la vida universitaria sufrió otro devastador y brutal revés con la invasión de los marines norteamericanos en 1916, siendo una de sus peores y primeras medidas el cierre de la universidad, dejando la sociedad a tientas.

Una vez salidas las tropas de ocupación estadounidense en 1924, se reabre la Universidad de Santo Domingo, en tiempos del caudillo Horacio Vásquez.

En la “Era de Trujillo”, la universidad fue convertida en instrumento cultural de dominio absolutista. A estos fines se inauguró en 1943 un imponente campus universitario en donde en la actualidad se encuentra la UASD.

Al soplar brisas de libertad tras el ajusticiamiento del tirano Trujillo, la universidad agregó su palabra más alta, AUTÓNOMA, y desde entonces se denomina, UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO.

Con el estallido de la Revolución del 24 de abril del 1965, donde militares y gente del pueblo, encabezados por Francisco Alberto Caamaño Deñó, para reinstaurar la Constitución del 1963 y al gobierno progresista de Bosch, depuesto el 24/9/63, este grito popular triunfante en sus inicios, desató el 28/4/65 la invasión del imperio de Estados Unidos de Amé- rica, con 42 mil marines pisoteando la soberanía de la patria.

Siendo los profesores y estudiantes de la UASD, junto a militares y masas populares, el motor de esta gesta de valores democráticos, cambiaron las cátedras por armas de guerra, cerrando así las puertas del centro académico.

Tras el final negociado del conflicto, la academia fue tomada por el Movimiento Renovador, inspirado en el grito de Córdoba del 1918, enarbolando por primera vez el pensamiento crítico y democrático, de matrícula abierta para el pueblo e implantando la filosofía de enseñanza que aún subsiste.

Si bien ha sido dando tumbos en la historia, la universidad representada en la UASD es el más auténtico esfuerzo por el derecho a una educación universitaria democrática y popular, por lo cual se yergue, como guardián de libertades, sueños y juventudes.

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