Tarde o temprano Estados Unidos tendrá que responder por sus acciones en Siria, declaró el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, general mayor Ígor Konashénkov, al comentar las recientes declaraciones del director de la CIA, John Brennan, que acusó a Rusia de practicar «una política de tierra quemada» en Siria.
Konashénkov recordó que la coalición internacional antiterrorista, liderada por EEUU, «metódicamente destruyó la infraestructura económica de Siria desde 2012 para debilitar lo más posible al Gobierno sirio, a pesar de la amenaza para la población civil».
Al mismo tiempo, indicó el portavoz de la entidad castrense, EEUU no atacó instalaciones de producción petrolera capturadas por Daesh en Siria, lo que permitió al grupo terrorista cobrar decenas de millones de dólares mensualmente por la venta ilegal del petróleo.
«Tarde o temprano tendrá que responder por todo esto», concluyó Konashénkov.
El martes pasado Brennan acusó a Rusia de jugar según sus propias reglas en Siria, lo que convirtió este país árabe en una tierra baldía y provocó miles de muertos entre los civiles.
Siria vive desde 2011 un conflicto en el que el Ejército gubernamental se enfrenta a grupos armados de la oposición y organizaciones terroristas, entre ellas Daesh (autodenominado Estado Islámico) y Frente al Nusra (actualmente, Frente Fatah al Sham), ambas proscritas en Rusia y otros países.
El 30 de septiembre de 2015 Rusia inició, a petición del presidente sirio, Bashar Asad, una campaña de bombardeos aéreos contra las posiciones de los grupos terroristas.
El 30 de diciembre de 2016 entró en vigor en Siria una nueva tregua pactada por Damasco y la oposición con la mediación de Rusia y Turquía, y apoyada por la resolución 2336 que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el sábado.
Además en Siria funciona el centro ruso para la reconciliación en el país árabe, que a diario informa de ataques de las formaciones ilegales armadas contra los civiles y lleva a cabo misiones humanitarias.
La guerra en Siria ha provocado entre 300.000 y 400.000 muertos, según altos cargos de la ONU.
