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El método Obama para la guerra

Written by Debate Plural

Hamlet Hermann (Hoy, 25-9-11)

 

La lista de intromisiones militares de Estados Unidos por el mundo desde 1890 evidencia que han utilizado, reiteradamente, sus tropas para invadir, someter y ocupar a cada nación agredida. Algunas veces han sido derrotados y han tenido que huir con el rabo entre las piernas.

Esas misiones habían sido iniciadas brutalmente por la Marina (Navy) y sus fuerzas de infantería. Con el inicio de la guerra fría se creó entonces el US Marine Corps como cuarta fuerza armada estadounidense. Ahora, luego de un par de años con Obama tratando de gobernar a Estados Unidos, podemos apreciar con claridad cómo éste ha ido desarrollando un método para derrocar a los gobiernos que se resisten a la dominación total del imperio. El procedimiento aparenta novedoso aunque haya sido puesto en práctica tres veces medio siglo atrás.

Ben Rhodes, uno de los asesores en comunicación del presidente Obama, dio a conocer las características de los procedimientos injerencistas actuales. Rhodes declaró que derrocar un régimen a través de fuerzas políticas locales tiene mucho más legitimidad que si lo hiciera Estados Unidos. Añadió que, fabricando coaliciones, evitan tener que cargar con todo el peso de la guerra y los gastos. De ahí que, como lo están haciendo en Libia, utilicen el apoyo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para respaldar una fuerza mercenaria con infinitos recursos materiales y humanos. Apoderarse del petróleo y el agua (sí, el agua) de Libia justifica la acción. Además, con esta guerra, descartan a Gadafi como apoyo estratégico del movimiento liberador que se está desarrollando en el Norte de África.

Luce evidente que los fracasos sufridos por Estados Unidos en Afganistán y en Irak obligaron a cambiar de método. Los ejércitos regulares de los países poderosos no están organizados ni entrenados para enfrentar una “guerra de todo el pueblo”. Debieron haberlo aprendido desde Vietnam. Resulta imposible ganar un conflicto en el que no existe un Estado Mayor visible y los ataques que más bajas producen a los invasores son realizados por fantasmas que no pueden ser neutralizados.

Es por eso que Obama, socio privilegiado del complejo militar-industrial-congresional, ha tenido que volver a los fundamentos de las agresiones con tropas mercenarias nativas abastecidas en abundancia por el imperio. Lo hizo Estados Unidos en 1953 contra Irán, en 1961 contra Cuba y en los años 1980 contra Nicaragua. Ahora hacen modificaciones de acuerdo con las características de, por ejemplo, Libia. Empezaron con la formación de grupos opositores al interior del país, sin base social aunque teniendo a su disposición la maquinaria propagandística estadounidense.

Los medios de comunicación globalizados empezarían a mostrar informaciones e imágenes falsificadas, contrarias a la realidad, que servirían de justificación para sus planes injerencistas. Luego vendría la formación de grupos armados, abastecidos y financiados por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Además, garantizan reconocimiento diplomático sin que los mercenarios siquiera tengan el control territorial de todo el país. No en balde las agresiones están encabezadas por tres países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a vetar cualquier decisión que consideren afecta sus planes.

Libia es hoy en día un balón de ensayo que anticipa lo que Estados Unidos podría y quisiera hacer en América Latina. Los objetivos imperiales para la agresión están bien definidos: Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba. Desde hace tiempo la Casa Blanca utiliza la maquinaria propagandística atribuyendo a los grupos mercenarios dentro de esos países una importancia que nunca han tenido. Han fracasado en recientes intentos golpistas en cada uno de estos países latinoamericanos, pero el perro huevero, aunque  le quemen el hocico seguirá buscando desperdicios entre los basurales. Insistirá en la agresión con lo peor de cada sociedad.

El método Obama para la guerra ya está en marcha en América Latina y mientras más pronto se denuncien esos anticipos de una agresión armada al estilo Libia, menos tendrán que sufrir los pueblos. Deben insistir en mantenerse dignos y libres, al tiempo que preparados para una “guerra de todo el pueblo” contra aquellos que se amparan tras asientos permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU al tiempo que son los principales enemigos de la humanidad.

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