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El frente oligárquico lo controla todo

Written by Debate Plural

Diógenes Céspedes (Hoy, 9-4-11)

El frente oligárquico, recompuesto en el país después de los fracasos del Triunvirato y la guerra de 1965, está presente, a través de sus 17 ó 20 familias, sus miembros o intelectuales ancilares, en los consejos directivos o de administración de las entidades públicas o privadas del país (bancarias, financieras, periódicos, radio, televisión, telecomunicaciones, educativas, culturales, universitarias, ideológicas, religiosas, etc.) como forma de control de la economía, la política, las ideas y el pensamiento. Es omnipotente y omnipresente.

Sobre todo con la ayuda de la fracción de los viejos ricos dominicanos y sus descendientes, formidable laboratorio de ultraconservadurismo. De esa alta pequeña burguesía extrae el frente oligárquico a sus intelectuales y técnicos ancilares (Esteban Rosario, Los dueños de la República Dominicana. Santo Domingo: Búho, 2008, pp. 128-135).

Sometida a la lógica del frente oligárquico, la fracción burguesa que pugnaba por salir adelante ha visto destruida su infraestructura productiva y su productividad disminuida y ha tenido que volver a los viejos hábitos oligárquicos de la importación y la acumulación de riquezas por las vías fáciles, tal como fue su origen y luego en el gobierno de Lilís, según su método de acumulación estudiado por el cura belga Alfonso Huet en un trabajo  sobre la acumulación originaria de capital. 1870-1900, algunos de cuyos pormenores reproduce Rosario (pp. 12-16)

Las sucesiones  vieron que esa práctica fue buena y siguieron el  modelo. Varias familias oligárquicas imitaron esas acciones y seis de sus miembros fueron condenados por fraudes bancarios

El libro de Rosario contabiliza 17 familias y de cada una hay un registro de todas las empresas de cada grupo, con la cifra total de los capitales. Me observan que son más de 17 familias, pero el libro las recoge hasta su redacción.

 Pese a estar sometidos a la lógica del frente oligárquico, habría que contabilizar individualmente a los grupos burgueses. Estos se manejan, a escala gerencial ejecutiva, con familiares, a imitación de la oligarquía. Existen contradicciones secundarias entre las familias oligárquicas y la fracción burguesa que todavía no forma, mediante lazos matrimoniales, parte de ellas. A estos grupos burgueses, el Estado patrimonialista y clientelista actual trata de favorecerles, como se vio con el préstamo de $1.200 millones para rehabilitar sus empresas de zona franca de Santiago, pero el peso mayor de exenciones impositivas, negocios  como el de la compra de la deuda de la Sun Land y la venta de  terrenos en Santo Domingo, dejan, por su misterio y secreto, perplejo al más bonito.

Este panorama apunta a realzar que el frente oligárquico, hoy omnipotente y omnipresente, inició su proceso de acumulación de capitales al amparo del Estado santanista que controlaron a partir de Lilís, aunque apartado brevemente de ese control durante la dictadura de Trujillo, y retomado luego de su asesinato, en el cual participaron importantes miembros de la oligarquía residentes en Washington y en el país reclutaron al grupo de acción directa que llevó a cabo el trabajo.

Para legalizar y legitimar estos procesos de exención de impuestos, ventas y compras misteriosas, préstamos con garantía del Estado a los empresarios de zona franca y otras operaciones del mismo jaez contabilizadas como deudas del Estado patrimonialista, tanto unos como otros cuentan con los famosos bufetes de abogados que a través de nuestra historia se han repartido a dentelladas los despojos de la república. En el pasado fueron los bufetes Peña Batlle, Troncoso, Ortega Frier y ahora otros bufetes no menos efectivos.

El blindaje del presidente Leonel Fernández que le coloca en el plano jurídico por encima de la ley en caso de que se le siguiera alguna acción penal, descansa en su control del Congreso, de la Corte Suprema de Justicia, del futuro Tribunal Constitucional, de la Junta Central Electoral, de los municipios y momentáneamente del monopolio de la violencia. Las violaciones a los artículos 102 y 112 de la Constitución son un ejemplo en el caso de las leyes orgánicas.

Es un poder tan avasallante que el órgano patronal del frente oligárquico se ha sentido alarmado y sus abogados ancilares han puesto el grito en el cielo con lo de la ley orgánica del Consejo de la Magistratura convertida en ley ordinaria. Los oligarcas creen, desde la caída del Triunvirato, que la política es una actividad sucia. Esta creencia puede costarles muy caro. Tan caro como la actual inexistencia de un Estado nacional burgués.

Pero el frente oligárquico coloca con su dinero a los candidatos presidenciales del país cada cuatro años y poseía control de ellos. Pero ahora es diferente, pues el grupo en el poder desea autonomizarse a partir del control político y jurídico de la burocracia estatal y usa su poder para acumular riquezas, reproducirse en el poder indefinidamente y tratar de quitarle un pedazo del pastel al frente oligárquico. Los bufetes de abogados al servicio del príncipe de turno están jugando un papel muy importante en este proyecto. Que lo logren, es otra cosa.

Ante este panorama, desbrozado primeramente por Américo Lugo, y suyos son mérito y gloria, ando por su ruta, como otros lo hicieron antes: Sánchez Ravelo, Juan Bosch, el padre Huet, Esteban Rosario, Pérez Cabral, Moscoso Puello, a fin de continuar el estudio de nuestra caricatura de Estado y de esa nación que creemos existe, pero que es el gran negocio del frente oligárquico y de muchos oportunistas e ingenuos, y cuya imposible existencia se debe, según Lugo, a estas carencias: 1) incultura política de nuestro pueblo, 2) falta de conciencia nacional, 3) falta de unidad personal, 4) falta de conciencia de clase –agrega Bosch- y 5) falta de conciencia de sujeto, añado yo. Lugo y Bosch han sido los dos pensadores del Estado nacional burgués, transparente, con reglas de juego claras, no patrimonialista, no clientelista.

La ausencia de este tipo de Estado en los 42 mil kilómetros cuadrados que constituyen  nuestra geografía abre la puerta al colapso de la república, como en la Roma de los matadores de César. Pero se abren también las compuertas a todas las ambiciones: ante el colapso de los partidos corrompidos, la posibilidad de luchar por construir un Estado nacional antipatrimonialista y anticlientelista, la revuelta, la revolución o volver a un estado vegetativo como el del siglo de miseria que vivió la colonia durante los siglos XVII-XVIII. Si nada de esto ocurriera, el pueblo dominicano habrá escogido el camino de la indolencia y el servilismo.

El Poder corrompe, y el del frente oligárquico, sumado al de la burocracia  política, corrompe absolutamente.

Como Lugo escribió desde un rincón de su casa y no recibía órdenes de nadie, sigo su camino.

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