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De petróleo y esperanzas

Written by Debate Plural

Natasha Vázquez (Sputniknews, 9/8/2016)

Una noticia corrió hace algunos días como la pólvora por medios internacionales y redes sociales: la empresa minera MEO, de Australia, encontró en tierra cubana un yacimiento de petróleo de alta calidad a menos de mil metros de profundidad.

El sitio oficial de la empresa australiana informó que se calcula en más de 8,2 billones de barriles del preciado recurso natural. El bloque 9, lugar donde se encontró el yacimiento, tiene una extensión de 2.380 kilómetros cuadrados, y abarca parte de las provincias de Matanzas y Villa Clara, al centro norte de la isla.

Aunque una vez más, los cubanos de a pie se enteraron mal y tarde del asunto por la prensa oficial, la única a la que tiene acceso una gran mayoría, lo cierto es que la información fue corriendo de boca en boca, creando expectativas y esperanzas.

No podía llegar en mejor momento, cuando el país se ve inmerso en la antesala de una crisis energética, debido a «las limitaciones que afrontan algunos de nuestros principales socios comerciales, debido a la caída de los precios del petróleo», según informó el presidente Raúl Castro en julio pasado.

Esta «determinada contracción en los suministros de combustible pactados con Venezuela«, ha obligado a tomar medidas extremas de ahorro que deben sufrir la mayoría de los pobladores de la isla.

No es esta la primera vez que quedamos ‘colgados de la brocha’, pues la dependencia energética es un mal que padecemos desde hace años, primero de los norteamericanos, luego de los soviéticos y últimamente de los venezolanos.

Esas etapas casi coinciden con las de la prospección del petróleo cubano, la del período prerrevolucionario, que comienza más atrás a fines del siglo XIX; el período revolucionario con métodos e influencias soviéticos, y la más reciente, de la década de los 90 a la actualidad.

En más de cincuenta años, el bloqueo norteamericano ha impedido a Cuba emplear tecnología y otros recursos necesarios para la exploración petrolera, lo que ha encarecido innecesariamente los intentos, entre ellos los de encontrar yacimientos en aguas profundas del Golfo de México.

Actualmente, la empresa cubana Cupet extrae —conjuntamente con la empresa canadiense Sherritt y otros asociados— unos 80.000 barriles diarios de crudo, la mitad de su demanda. A partir de marzo de 2016, Cupet firmó acuerdos contractuales con diez países para la exploración y explotación adicionales de petróleo. Entre los socios más importantes se encuentran las empresas rusas Zarubezhneft y Rosneft.

Algunos medios han citado a fuentes del sector que aseguran no hay demasiado interés en la perforación en aguas profundas por parte de las empresas extranjeras, debido a las dificultades propias de este tipo de prospección, unidas a las que impone el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.

Ahora, el hallazgo de MEO Australia vuelve a encender la llama de esperanza. ¿Tal vez finalmente podremos autoabastecernos de combustible e incluso mejorar nuestra maltrecha economía gracias a la exportación del combustible? ¿Será La Habana algún día el Abu Dabi del Caribe? Soñar no cuesta nada, aunque mantengamos los pies en la tierra.

Ya otras veces hemos creído que «ahora sí» para luego caer de nuestro vuelo. Solo esperemos que no se convierta en «no es el momento» como tantas otras.

Y más aún, soñemos y esperemos que ese petróleo salpique realmente a todos los cubanos.

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