Ruinas tras el 11de septiembre
Moscú expresa su asombro por la decisión de un tribunal de Estados Unidos de culpar a Irán por vinculación a los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, declaró la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova.
«No puedo evitar referirme a algo que me pareció, suavemente dicho, sorprendente; se trata de la justicia norteamericana, en particular, sobre las acusaciones contra Irán realizadas por el tribunal federal del Distrito Sur de Nueva York respecto al 11 de septiembre«, afirmó durante un encuentro con la prensa.Zajárova añadió que «esto me despierta una lógica sorpresa, entonces, ¿qué hicieron los norteamericanos durante 15 años en Afganistán si la culpa de todo la tenía Irán?».
Según la portavoz, «es tan absurdo lo que está pasando allí que se podría suponer que simplemente confundieron a Irán con Afganistán».
«O el tribunal no sabía nada de las decisiones del Consejo de Seguridad, o realmente estuvieron metidos 15 años en el lugar incorrecto», sentenció.
La decisión de un tribunal estadounidense de obligar a Irán a indemnizar a las víctimas del atentado del 11 de septiembre de 2001 es ridícula, declaró el portavoz de Exteriores iraní, Husein Yaberi Ansari.
El pasado 10 de marzo el juez estadounidense George Daniels ordenó a Irán pagar más de 10.000 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios a las víctimas del 11-S por considerar que ese país apoyó a los autores de los ataques.
«El fallo es ridículo y absurdo porque se burla de los principios de la Justicia y mancha la reputación del sistema judicial de EEUU», dijo el portavoz de la Cancillería iraní, citado por Press TV.
Según el diplomático, estas decisiones contienen «un mensaje peligroso y profundo» para los terroristas y sus cómplices de que pueden «continuar matando» a los ciudadanos de EEUU y otros Estados porque lograrán evitar la sentencia y además sus principales enemigos, como Irán, serán perseguidos.
Los ataques de 2001 en Nueva York perpetrados por los terroristas de Al Qaeda que segaron casi 3.000 vidas fueron los más trágicos en la historia de Estados Unidos.
